• Cuentamelo todo 1 de Carla Marx

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    Me la habia pasado todo ese tiempo lanzandole furtivas miradas al rotundo trasero de aquel camarero, a su arete de pirata en su oreja izquierda, a su cintura de surfista y los tatuajes descoloridos de sus brazos. Tenia la piel curtida, los ojos verdes y el cabello destenido por el salitre y el sol. El uniforme se le adheria a la piel insinuando un cuerpo tan fibroso como el de un delfin.

  • Algo sucio, tonto y salvaje de Carla Marx

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    D etesto que una mujer me diga cobarde. Hemos llegado hace media hora. Estamos sentados en el sofa de la sala de estar, metiendonos mano que da gusto. Nos hemos tomado un par de tragos y nuestras lenguas saben a vodka, a jugo de limon y estan frias como la muerte. Yo me he quitado la chaqueta, me he sacado los zapatos y he dejado el cuchillo. Ella esta medio vestida (medio desnuda, diria un optimista), tiene un revolver cargado en su bolso, me ha aflojado la corbata y me hace sexo oral. Entonces, le pregunto algo que ya he olvidado y ella me responde con la boca llena: "lo que pasa es que yo no vivo aqui". "?Ah? ?No?" En un principio, no le doy mayor importancia al asunto. Cuando nos hacen sexo oral, los hombres no le damos importancia a nada mas. En la fellatio , somos todo pene. Y glande y testiculos. Ademas, estamos metiendonos mano. Ya me he quitado la chaqueta. Nuestras lenguas estan frias como la muerte y saben a jugo de limon y vodka. Ella esta medio desnuda, diria un optimista, y esta buenisima. ?Como darle importancia a lo que acaba de decir, cuando se hunde mi hombria hasta las mas humedas y tibias profundidades del placer oral? No obstante, pregunto como quien no quiere la cosa, casi por decir algo: "?Y quien vive aqui?" "No tengo la menor idea..." Me contesta, sin alterarse, con la mayor tranquilidad del mundo, antes de reanudar su deleitosa tarea. Siento el vertigo cuando vuelve a introducirse mi pene en su boca. Pero muy adentro, en algun lugar ignoto de mi interior, se me disparan un monton de alarmas y hay luces que comienzan a titilar. A ver... Hemos llegado cerca de media hora antes. Nos hemos tomado un par de tragos. Yo me he sacado los zapatos. Estamos sentados en el sofa, manoseandonos que da gusto. Yo he dejado el cuchillo y en su bolso, ella tiene un revolver cargado con seis balas. Ella ha llevado su mano a mi entrepierna y me ha estrujado el paquete. Mi pene palpita como un animal indignado. Luego baja el cierre de mi pantalon y extrae mi miembro erguido, duro como un hueso prehistorico. Lo admira un segundo antes de introducirlo en su boca y comenzar a lamerlo y succionarlo con fruicion. Pero justo entonces adquiero conciencia de la situacion. “Pero ?como que no tienes la menor idea, mujer...?" “Mira... Dejame explicartelo..." Dice, sin dejar de atender mi pene. Si, sera lo mejor, pienso. Explicame porque como diria un optimista, estas medio desnuda. Nuestras lenguas saben a jugo de limon y a vodka. Me has aflojado la corbata y tienes un revolver en el bolso y mi pene ha estado en tu boca. Ella se aparta sin aviso previo. Doy un respingo cuando sus dientes lastiman accidentalmente mi glande. Ella se abraza a un almohadon para cubrir sus senos, abundantes y firmes. "Vivi aqui hace un par de anos" cuenta. "Cuando se vencio mi contrato, el propietario me subio tanto el alquiler que no me quedo mas remedio que mudarme. Pero se me ocurrio guardarme un juego de llaves... No se por que..." Es decir... Hago un nuevo repaso de la situacion, a ver si logro entender. Hemos estado sentados en el sofa, desde hace media hora, manoseandonos. Nos hemos tomado un par de tragos y nuestras lenguas, heladas, saben a vodka y limon. Yo me he quitado la chaqueta, ella esta medio vestida (pesimista que soy). Me ha aflojado la corbata, yo me he quitado los zapatos y ella ha comenzado a hacerme una mamada en el apartamento de un perfecto desconocido, que muy bien podria llegar de un momento a otro y encontrarnos en el sofa, sentados, metiendonos mano que da gusto desde hace media hora; yo, sin chaqueta; ella, medio vestida; yo, sin zapatos y con la corbata floja; ella con el maquillaje corrido y armada; yo, con la cara humeda de saliva que sabe a jugo de limon y vodka y mi pene, enhiesto y palpitante, en su boca. Creo que estoy mas borracho de lo que pensaba. Mi cabeza da vueltas. Pienso en circulos. ?Por que? ?Por que tuve que abrir mi bocota? ?Por que ultimamente no hay nada mas dificil que irse a la cama con una mujer? Siempre hay una complicacion. Siempre, maldita sea. Alguna profunda preocupacion existencial. Paranoia. Androfobia. Una interminable y aburrida conversacion. Siempre hay una maldita complicacion. "...No cambio el cilindro de las cerraduras..." Le escucho decir, mientras se saca la ropa interior y yo me esfuerzo por oirla a traves de la niebla de mi borrachera y el flujo repetitivo de mis pensamientos automaticos, y me pierdo un buen pedazo de la historia por estar pensando en que hemos llegado hace media hora y nos manoseamos en el sofa de la sala; yo, sin zapatos y sin chaqueta; ella medio vestida, en el apartamento de un perfecto desconocido. "Lo cierto es que empece a fantasear con esta situacion..." "?Situacion? ?Cual situacion?" Ella hace una pausa para sonreir y en sus mejillas se perforan esos encantadores hoyuelos que me resultan irresistibles "Tu sabes..." "No, no se..." Tartamudeo porque estoy comenzando a asustarme. "Volver aqui con alguien y hacerlo, sin prisas pero a la espectativa... Tu sabes... ?No? Con miedo de que el dueno vaya a llegar de improviso y nos descubra... El peligro, es excitante ?no te parece?" No. No, maldita sea. Claro que no me parece. Ultimamente, lo mas dificil del mundo es irse a la cama con alguna mujer porque siempre, siempre, maldita sea, hay una maldita complicacion. "Quiero hacer algo muy salvaje, tonto y loco" concluye, lanzandome a la cara su bikini. Logro percibir levemente su olor a mujer excitada cuando la prenda me da en la nariz. Asi que la recojo y la huelo profundamente, con los ojos cerrados. Cuando vuelvo a abrirlos, ella me esta mirando. Sus piernas muy abiertas dejan ver su vulva, depilada, rosa y jugosa. Pero es demasiado tarde. Mi verga se desinfla y se quiebra como uno de esos munecos inflables que hacen aspavientos a la entrada de ciertos autolavados. Adios ereccion. Me levanto, dispuesto a irme: "Dame las llaves..." Exijo, mientras me guardo el pene, me pongo los zapatos y tomo mi chaqueta. "Cobarde..." Me dice ella, alzando sus caderas para ensenarme mejor su vulva lustrosa y pulsante. "Mira lo que te vas a perder". ?Ya les he dicho que detesto que una mujer me llame cobarde? Si, creo que si. "Las llaves", insisto. "En mi bolso..." Tomo su bolso y comienzo a revolver el interior, pero no doy con las malditas llaves. ?Como caben tantas cosas en tan poco espacio? Entonces, miro en direccion a la puerta porque he escuchado, o creido escuchar, la campanilla que anuncia la llegada del ascensor, las puertas que se abren, y algo parecido a pasos que comienzan a resonar alla fuera en el corredor, con tanta fuerza que parece una cosa como del Juicio Final. ?Sera el? ?Sera el tipo que vive aqui? ?El inquilino del departamento? Ahi viene. Maldita, maldita sea, nunca falta una complicacion... ?Por que? ?Por que yo? ?Por que siempre a mi? ?Por que me pasan siempre estas cosas? Me hago todas estas preguntas y pienso en todo lo que ha sucedido entre nosotros desde que nos conocimos en el bar, esta misma noche, que es noche de soul , mas temprano. DOS M as temprano. En el bar. Esa misma noche, que es noche de soul , atacabamos una version de Chain Gang que no nos estaba quedando muy bien que se dijera pero, no obstante, la gente no parecia notarlo. Cantaba Pablo, que en realidad es nuestro baterista, pero siempre canta esta pieza porque su voz es muy parecida a la de Jackie Wilson. "!Uhp! !Ahp! !Uhp! !Ahp!" Imita Pablo la voz de Jakie y la verdad es que al cabron le sale igualita y todo.