• Amor. para septiembre de Bruno Ribero Liern

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    El ser humano es asi: envidioso y ruin. Materialista. Avaricioso... Creo que es algo innato en el, como si estuviese escrito en su codigo genetico y no se pudiese hacer nada por evitarlo. Quizas esteis pensando que exagero, que no se de lo que hablo, e incluso puede que os pregunteis quien narices soy yo para afirmar algo asi de un modo tan contundente. Muy sencillo. Mi nombre es Annie Richmon, y soy la que cada fin de mes se averguenza de las actitudes horrendas de su familia y pierde un poco mas la esperanza en la humanidad. Y hoy es fin de mes: el dia que mas detesto, con diferencia. Las estrictas normas familiares han pasado de un Richmon a otro generacion tras generacion y, a pesar de que los anos han diluido algunas de ellas, mi padre se empena en conservar las que considera de vital importancia para nuestro crecimiento personal. Termino de arreglar mi pelo frente al tocador que tengo junto al inmenso ventanal que da al jardin, y me veo ridicula, como cada maldito fin de mes. Por ese motivo suelo ser de las ultimas en bajar, total, la bronca de la abuela y sus miradas de odio infinito me alcanzaran por cualquier otro motivo, asi que lo mismo me da. --No se lo tengas en cuenta --me repite papa una y otra vez desde anos inmemoriales. Pero me resulta imposible. Son tantas sus manias que a veces me planteo si ha sido poseida por un ente tocapelotas que lo unico que quiere es divertirse a nuestra costa. La campana suena desde abajo, y el rebano empieza a acudir al gran evento. Escucho a mi hermana, Violet, bajar la escalinata de madera de antiguo roble, y la reconozco por el sonido que producen los tacones cortos que utiliza para la ocasion. Logro convencer a la abuela de que eso no son tacones, y de que le permitiera usarlos. No se como lo hace, pero Violet siempre logra todo lo que se propone. En ese sentido me da mucha envidia. Ama nuestro estilo de vida a niveles que no soy capaz de explicar. No tiene aspiraciones en la vida mas que la de ser la comidilla de todos y todas. Se mueve como huron en madriguera, y no alcanzo a entender como ha logrado vivir de las rentas de papa sin dar un palo al agua. Imagino que usar ese tonito de voz que tanto detesto --infantil y pijo a partes iguales-- la ha hecho vulnerable a ojos de mi padre. Fragil y delicada, asi es como debe verla, sin duda. Pero nada mas lejos de la realidad. Mi hermana puede ser una vibora si se lo propone. La campana vuelve a sonar, recordandome por que odio tanto los ultimos de mes. Me siento asfixiada, quizas mas que de costumbre, pero aun asi me levanto. Me miro en el espejo de pie que hay tras el paraban decorado con la portentosa imagen del Taj Mahal, y me veo horripilante. Si estuvieran grabando una serie de television en mi jardin sobre una familia Amish, podria colarme por el fondo y pasaria desapercibida. Esto que llevo puesto se parece mas a un saco de patatas que a cualquier otra cosa, aunque tras el ultimo London Fashion Week, bien podria ser una prenda de alto standing. En fin. Me resigno --como siempre--, y me decido a acudir al <>. Abro la puerta y escucho a mis sobrinos en el piso de abajo. Eso significa que Gregor ha llegado, y me alegro mucho. Gregor es mi hermano mayor, y probablemente, quien mas y mejor me escucha y comprende. A veces pienso en la edad que nos separa y me abrumo: podria ser mi padre. Pero esa diferencia de edad no es obstaculo para nosotros. Tenemos un gran feeling, y por eso siempre quiero sentarme a su lado en la mesa. El lo sabe, y procura guardarme el sitio. Soy su amiga y confidente, a la que recurre para contarle las cosas que a nadie mas se atreveria a contar, como por ejemplo, que siempre quiso tener una nina. Por eso tiene seis monstruitos a los que adoctrinar, porque buscando, buscando... la cosa se le fue de las manos. Mi cunada ha metamorfoseado su cuerpo tras tanto embarazo, y ahora su fisico es un mal chiste comparado con lo que fue. De ahi que me atreva a decir que soy su ojito derecho, porque despues de tantos anos al fin se ha resignado, y soy lo mas parecido a la hija que nunca tendra. Bajo las escaleras algo mas motivada y, al verlo en la cocina, me relajo. --Hola, enana --saluda como siempre. Voy hasta el y le propino un fuerte abrazo. Este mes ha viajado mas de lo habitual y no lo he visto casi nada. --?Que tal? ?Como estas? --tantea, al ver mi cara de desagrado. --Pfff... yo que se... --Vamos... --dice con carino--, es solo una cena al mes. Podria ser peor --dice bajito--, imagina esto todas las semanas. La asistenta nos escucha, pero no dice nada. Cada dia tengo mas claro que es una santa. Puede que sea la unica que conoce todos los trapicheos de cada uno de nosotros. A veces imagino que es una enviada de arriba cuya mision secreta es la de combatir las fuerzas del mal, representadas --como no-- en la figura de mi abuela. Gregor me sonrie, pero no estoy animada para seguirle. --Ve con los Gremlins, anda, yo le echo una mano a Gabriela en la cocina. --No es necesario, Gregor, muchas gracias --dice la mujer con una sonrisa de oreja a oreja. --Es la misma conversacion de siempre, Gabri --insiste mi hermano, mostrando sin ningun pudor el carino que siente por ella--. Sabes que no me voy a ir, ?verdad? La mujer deja de remover el guiso que humea en la olla y que, por cierto, huele superbien, para mirar a mi hermano con ojos brillantes. Ojos que muestran una gratitud inconmensurable. Podria decirse que Gabriela fue la encargada de criarnos, y estoy convencida de que este tipo de gestos que suele tener Gregor con ella, hacen que la mujer sienta que el esfuerzo merecio la pena. --Eres un sol. Gracias... Gregor me guina un ojo y es la senal para que vaya con los enanos. Entro en el salon y no me sorprende que ya esten todos en la mesa. Los peques, cuyas edades van desde el anito hasta los diez, sentados unos frente a otros; mi hermana Violet junto a mi padre --para hacerle la pelota, como siempre--, y mis padres, uno a cada lado de la abuela, que preside la mesa con la campanita de marras en la mano. La mujer me fusila con la mirada nada mas atravesar la puerta doble del gran salon --el de los actos oficiales--, y casi me agacho de forma involuntaria por si me alcanza un proyectil. Le devuelvo la mirada de odio, y la mujer alza la campana de nuevo y la hace sonar una sola vez, como diciendo: <>. --!Hola, pequenajos! --saludo, tratando de ignorar a la abuela. --!Hola, tia! --contestan todos con la educacion que los caracteriza. --!Brandon me esta dando golpes con los pies! --dice uno de ellos. --!A mi tambien! --suelta el pequeno, el mono repetidor. --!A ti no te he dado, mentiroso! --!Pues si! --!Pues no! --Chicooos... --dice mi padre con voz suave, tratando de calmarlos, lograndolo al momento. --Hola, papa. Hola, mama. Hola, abuela. --Estas muy guapa, vida mia --dice mi madre. --Mama... no hace falta mentir... --suelta la estupida de Violet. Claro, como ella esta increible con lo que se ponga... --Violeeet... --Es broma, papi... ya lo sabes --dice arrimandose a su hombro y sonriendole como una idiota--. Estas <>, hermanita --suelta con esa sonrisita cinica en la cara. No llego a entender en que momento empezo a tenerme esa mania que siempre trata de demostrarme de modos tan sutiles como este. Pero ya no le hago ni caso. Saludo a la mujer de mi hermano, que trata de controlar a los peques a pesar de que se comportan mejor que muchos adultos, y Jack entra en el salon. Al verlo, maldigo el haber nacido mujer. A ellos les permiten acudir a la cena con camisa y vaqueros, zapatos y, eso si, corbata. !Ah! Y recien afeitados, que no se me olvide. Le miro a el, despues me doy un vistazo a mi misma, comparo, y la diferencia es arrolladora. Ademas, Jack es atractivo. Siempre ha tenido exito entre las mujeres y nunca ha sido de una sola. Le gusta picotear, como el lo llama. Y por todo eso le envidio, ademas de porque papa le da manga ancha. Creo que, de entre todos, es su preferido. Puede que por su aficion a los deportes, no lo se. --Rubia... --Jack es un chulin. Tiene la costumbre de cambiarme el mote constantemente, y rara vez repite. Tiene gracia, lo admito, y ademas, es agil y sagaz. Gregor y Gabriela entran en el salon portando cada uno una fuente bastante grande. En una hay un caldo de pescado y marisco variado, y en la otra, un asado de carne. Y lo se porque cada fin de mes se repite el menu, por orden, claro esta, de la madre superiora. --Abuela --dice Gregor, adelantandose a ella--, lo hago porque considero que debo hacerlo, y si no le gusta, lo siento. Gregor siempre le ha hablado de usted a la abuela, y gracias a Dios, esa costumbre es una de las pocas que ha ido diluyendose a lo largo de los anos hasta extinguirse. Cosa que la abuela no se cansa de recordar, y motivo por el cual, a Gregor le permite ciertas licencias que a otros nos estarian vetadas por completo. --Se le paga para que haga su trabajo --recrimina la anciana delante de Gabriela, importandole bien poco que este presente. --Claro --contesta Gregor--, y lo hace de maravilla. ?No lo huele, abuela? La Sargento mira con impasibilidad a su primer nieto, pero no anade nada mas, solo un leve grunido. Gregor acude a mi lado, da la espalda a la abuela con disimulo y me sonrie sin ser detectado. La campana suena de nuevo, y esta vez con impetu: Liam ha agotado su corta paciencia, como siempre. Es el ultimo en bajar, y el mas raro de todos los presentes. Pasa casi la totalidad de su tiempo encerrado en su habitacion, frente al monitor de su ordenador. Es un experto en informatica y, en los ultimos anos, en la bolsa, donde parece que se gana la vida con bastante soltura. Tiene ojo para los negocios, y sabe donde invertir y cuando vender. Los test de inteligencia a los que nos sometian de pequenos revelaron que, de todos nosotros, el es el mas inteligente, pero nunca ha querido estudiar. En cuanto a la sociabilidad... bueno, eso es otra historia. No tiene amigos en la vida real, y solo se comunica con el exterior a traves de su computadora. Un friki, vaya. Cuando Liam entra en el salon, se cruza con Gabriela que regresa a la cocina a por el vino blanco. La saluda con la cabeza un poco gacha, y entra directo a su asiento, el unico que queda libre. <>, pienso. <>. --Llegas tarde --senala la abuela. Liam asiente, pero no dice nada. --Liam... Papa tiene un don para lograr imposibles usando solo una palabra al hablar, alargandola hasta la extenuacion y empleando una tonalidad que nos advierte de un comportamiento incorrecto. --Lo siento --se disculpa Liam al fin, levantando la cabeza. --Bien, estamos todos --dice mi padre--. Empecemos. Gregor, tu el primero, como siempre. ?Como ha ido? --Bien --contesta--. Hemos ampliado el mercado europeo, tal y como teniamos previsto. Llegaremos a diez nuevas ciudades durante los proximos doce meses, entre las que se incluyen Valencia o Niza. Esto supondra un gasto inicial de unos dos millones de dolares, que recuperaremos en un tiempo estimado de dos anos. Gabriela aparece con la botella de vino, y la desconcha junto a mi padre. Es una experta haciendolo. Las leyendas cuentan que mi abuela estuvo a punto de despedirla el dia que empezo a trabajar con nosotros por no saber hacerlo del modo correcto. Ahora podria ir a un concurso y proclamarse vencedora sin derramar una sola gota de sudor. --Suena bien, Gregor --le motiva mi padre--. ?Algun problema con el que pueda ayudarte? Gregor niega con la cabeza. --En principio, no. --Perfecto, como siempre. Mantenme informado de los avances. --Claro. Gabriela comienza a servir el vino en las copas, y mi abuela la observa con detenimiento. La pobre ha forjado a su alrededor una coraza que, en su mente, la vuelve invisible, porque de lo contrario se hubiera vuelto loca. --Violet, ?que hay de ti? --He quedado esta tarde con Julia, iremos de shopping. --No hablo de tu vida personal, sino profesional. --!Ay, papi, no me agobies, en serio! Tengo tiempo de sobra por delante. Dejame vivir. Papa carraspea y se contiene. --Tienes que centrarte, ya lo sabes. --Si, papi, ya lo se --contesta, empleando un tono infantil bastante ridiculo--. Estoy pensando en el mundo de la moda. Mi padre enarca una ceja. --?La moda? --Claro. No hay nada en el universo que me guste mas y se me de mejor. ?No te parece? --?Y que has pensado en concreto? --pregunta Gregor, mientras Gabriela comienza a servir sopa en los platos. --Pues... ya sabes... disenar vestidos... confeccionarlos... todo eso. --Si, ya, hasta ahi llego. Pero para eso hacen falta muchas cosas. Lo sabes, ?verdad? --!Pues claro! ?!Te crees que soy boba!? --exclama Violet muy ofendida. --Yo no he dicho eso, pero montar un negocio como ese, al nivel que tu deseas... no es facil. Solo queria que lo supieras. --Necesitare un disenador digital, un taller de costura con varios expertos en el tema, difusion por redes sociales... --Bien --dice papa--, ?y cuando piensas empezar con el proyecto? --Buf... no lo se. Ultimamente he ido muy liada. --De fiesta en fiesta --suelta Jack sin previo aviso. Violet le mira a los ojos sin titubear, y le contesta alzando la voz: --!El que no ha salido de fiesta este ultimo mes! La campana suena, y todos vuelven a sus posiciones iniciales. Saben que la abuela manda, y que hay que respetarla. Gregor siempre hace de mediador, y esta vez no iba a ser menos. --?Y tu, Jack? ?Ya estas matriculado? --Si. Pero he dejado un par de asignaturas para el curso que viene. --?Y eso? --pregunta papa. --Por aquello de lo que hablamos, el negocio que estoy montando con mi companero. ?Recuerdas? Me esta quitando demasiado tiempo para otras cosas. --?Al final va para adelante? --pregunto sin saber. Hace mucho que no se menciona nada del tema, y pensaba que habria caido en saco roto. --Si, eso parece. Estamos bastante emocionados, creemos que puede funcionar. --?Hablas de la cerveceria? --pregunta Gregor, interesado. --No sera una cerveceria --contesta Jack un poco ofendido--. Sera un lugar creado por y para los jovenes. Frente al mar. Con un pequeno escenario para ofrecer musica en directo. Iluminacion tenue, musica de ambiente... --Suena bien --digo sin pensar demasiado. --Gracias. El lugar es idoneo. --?Donde? --indaga papa. --Cerca del puerto maritimo, en una zona bastante exclusiva. Queremos ir a lo grande. --Cuanto mas subas, mas grande sera la caida --le aconseja Gregor, a lo que Jack responde volteando los ojos y dejandolos en blanco. --Conozco vuestras monsergas. Las he escuchado un millon de veces en estas cenas, tranquilos. No soy un pardillo. --Discrepo --suelta papa, tajante--. Es lo que eres, y no te creas ninguna otra cosa. Los negocios son muy serios, y hay que tener la cabeza muy despejada para saber separar la ilusion de la realidad. Y si fueras tan listo como te crees --anade a modo de estocada final--, hubieras hecho un estudio de la estructura antes de comprar. De ese modo, ahora no serias dueno de un local danado, y no necesitarias mas dinero mio para solucionarlo. --?Estas diciendo que no nos vas a ayudar economicamente? Mi padre, que esta a punto de llevarse a la boca una cucharada de sopa, frena a medio camino para mirar a mi hermano Jack a los ojos de un modo bastante duro. --No. Lo que digo es que quiero conocer a ese amigo tuyo. Hablar con el en privado. Si voy a darle mi dinero a un desconocido, lo minimo es que se presente ante mi, y me explique su proyecto y sus objetivos. --Es nuestro proyecto --le espeta Jack. --Si, y mi dinero, y mis normas. Las tomas o las dejas. Jack asiente, pero no se atreve a replicar ni una palabra mas. Y me percato de que mi abuela ya tiene la campana preparada de nuevo. El silencio se hace presente, generando una sensacion desagradable y rara en el ambiente. --Esta deliciosa, ?verdad carino? --Mi padre le habla a mi madre en un tono de voz que nada tiene que ver con el de hace un instante, como si no hubiera sucedido nada. Ella todavia no ha dicho ni una palabra. A decir verdad, no suele hacerlo. Los negocios de la familia nunca le han interesado demasiado. Prefiere mantenerse al margen y dejar hacer a mi padre. Al fin y al cabo, siempre se le han dado de maravilla. Dicen que el dinero llama al dinero, pero como no tengas buen ojo, el dinero se esfuma de un plumazo por mucho que tengas. --Si, muy rica --contesta sonriendo. El mas pequeno de mis sobrinos se tira la sopa por encima en un descuido, manchando parte del mantel, la tapiceria de la silla en la que esta sentada mi cunada, y la alfombra persa que tenemos bajo los pies. --!Esta familia es un desastre! --protesta la abuela. --Abuela... --le increpa con carino Gregor--, es un nino... ha sido un accidente... --!Si la asistenta le diera de comer estas cosas no pasarian! --Abuela... --insiste Gregor--, queremos que el pequeno coma con nosotros. Si ensucia, pues lo limpiamos. No pasa nada. Gabriela entra en la estancia nada mas escuchar el barullo. --No se preocupen, yo me encargo de todo --dice la mujer un poco angustiada, recogiendo la sopa que hay volcada sobre la mesa a toda prisa, tratando de evitar que caiga mas de ella sobre la alfombra. --!Tardas demasiado! --le grita la abuela. --Mamaaa... --Mi padre hace uso de su don, y surte efecto de nuevo. Es increible. Cuando el desastre se ha solucionado, la cena continua y le llega el turno a Liam. Siempre sucede de la misma manera: uno a uno, y por orden de llegada al mundo, nos preguntan/interrogan por nuestros avances en el mundo en general. Como si de un mes a otro nuestras vidas fuesen a cambiar de forma radical. --?Que hay de ti, Liam? ?Algun cambio? --Alguno... --contesta Liam sin demasiado entusiasmo. Todos aguardamos, pero no dice nada mas. --?Y bien? --insiste mi padre. A Liam hay que sacarle las palabras, y nunca lograre entenderlo. Mira que he conocido a gente rara en esta vida, pero lo de mi hermano es de otro nivel. Como si viviera en un mundo paralelo al nuestro y se dejara caer por aqui solo para alimentarse e ir al bano. --He ganado mi primer millon. Todos los que en ese momento estabamos sorbiendo sopa, la echamos por la nariz. Sin excepcion. --?!COMO!? ?!HAS DICHO UN MILLON!? A mi padre no le sorprende que alguien pueda ganar un millon de dolares. De hecho, el supero esa cifra hace mucho. Lo que le sorprende es que uno de sus hijos, sin su ayuda, lo haya logrado. --Si, un millon. --?!Como lo has hecho!? --pregunta mi padre. --Invirtiendo aqui y alla. En una de esas, !bingo! Sono la flauta. --?Cuando fue eso? --pregunta Gregor. --Hara unos quince dias --contesta Liam. --?!Y cuando pensabas contarlo!? --preguntamos Gregor y yo al mismo tiempo. A veces nos ocurre, estamos casi conectados. Liam se encoge de hombros. --No pensaba. Pero si preguntais... --Quiero saber cuando ingresaste ese dinero, y a que cuenta. Tengo que llamar a Michael, debo informarle de... --Papa... Liam interrumpe a mi padre, en cuya cabeza solo hay cabida en estos momentos para la evasion de impuestos. Mi padre mira a Liam, y este habla cuando tiene su atencion: