• Los secretos de Holden de Becka Sallow

    https://gigalibros.com/los-secretos-de-holden.html

    Otra manana mas avanzo a la misma tortuosa velocidad de siempre no tardando en llegar a su fin sin que apenas pudiera percatarme de que esta habia comenzado. No pude retener el suspiro que escapo de mis labios al hacer memoria y comprobar que ese dia no se diferencio mucho de los demas para mi desgracia. Entre con una gran sonrisa en la cara esperando ilusamente que algo en mi rutina cambiara por alguna cuestion divina y a medida que las manecillas del reloj avanzaban mi animo iba cayendo proporcionalmente, aunque no por eso deje de ofrecer mi ayuda a todo companero que pasaba por mi lado sin que los resultados fueran diferentes de las semanas anteriores. Tal y como cada dia solo querian una cosa de mi, que fuera una especie de secretaria personal para ellos cuya unica mision era hacer sus recados y complacerlos. Me estaba empezando a cansar de que solo me pidieran ayuda para llevarles cafes, bebidas energeticas, tes, donuts (de chocolate, con almendras, sin gluten,…), algun informe o algo similar. A esas alturas, tras dos meses trabajando en el hospital como nadie podia arriesgarme poniendo la mano en el fuego a que me sabia exactamente como le gustaba el cafe y que tipo de bolleria consumian cada dia cualquier trabajador del centro. Al menos no era un edificio demasiado grande, cosa que me servia de consuelo en mis dias malos que solian ser bastantes visto el panorama. Me ponia decepcionaba la manera en la que me juzgaban mis companeros sin darme una oportunidad de demostrar lo que sabia hacer, que acabara de terminar la carrera no significaba que fuera una mala trabajadora. Ninguno de los enfermeros del hospital se atrevian siquiera a que pusiera una simple inyeccion por miedo a que lo hiciera mal. !Que no tuviera experiencia aun no significaba que no supiera nada sobre enfermeria! !Tenia una carrera! --!Molly! Mi cuerpo se puso en alerta nada mas escuchar mi nombre pronunciado por aquella espantosa voz aguda anunciando malas noticias. Solte un gemido de fastidio mientras intentaba escabullirme sin que la morena se diera cuenta entre miradas extranadas de pacientes que me observaban perplejos mientras recorria de puntillas el pasillo. Cloe, tambien conocida como mi demonio personal, se habia encargado desde el minuto uno de dejarme saber que a partir de ese momento yo estaba alli para ser unica y exclusivamente su recadera personal. --!Molly no te escondas, necesito un cafe bien cargado! Ignorando sus chillidos camine de la forma mas silenciosa que pude hasta la sala de urgencias conociendo el camino de memoria. Esta estaba abarrotada de gente con toda clase de problemas como la mayoria del tiempo. Y a pesar de eso, yo no podia ayudarles en nada. Menos cuando alguno tenia algun problema digestivo y le daba por sacar de su intestino toda la comida ingerida, ahi si que me buscaban mis companeros. Desde luego que cuando ingrese en la universidad para hacer enfermeria no me imaginaba que mi trabajo fuera a ser asi. Un silencio se hizo espacio por la gran sala en la que la gente esperaba atenta a que su turno llegara. Apenas se escuchaba la voz de la reportera que salia por los parlantes de las televisiones a bajo volumen. La gente enmudecio de un momento a otro, casi parecia que ni se atrevian a respirar con demasiada brusquedad por si rompian el ambiente que se habia formado. Cualquier otra persona no se hubiese percatado de lo que se venia, pero yo si. Tampoco era algo muy extrano dado que llevaba ya dos meses en el hospital y situaciones como esas se habian repetido en algunas ocasiones, las suficientes como para saber que aquel era un silencio antes de la tempestad. Y no me equivoque, en apenas segundos los chirridos de unas ruedas se empezaron a escuchar cada vez con mas fuerza por el pasillo de la planta. Las puertas se abrieron con brusquedad mientras una camilla blanca inclinada horizontalmente entraba a gran velocidad acompanada de un par de paramedicos y algun que otro doctor con la bata cubierta de sangre. Un escalofrio me recorrio todo el cuerpo al ver pasar la camilla por delante de mi. Apenas fueron unos segundos pero eso no quito que para mi todo sucediera como a camara lenta. Mi cerebro fue capaz de procesar unos ojos celestes encharcados de dolor. Su marcada mandibula reflejaba lo mismo a juzgar por la manera en la que la apretaba, sus cejas fruncidas por el esfuerzo completaban esa imagen de sufrimiento y por si eso no fuera suficiente el chico soltaba pequenos gemidos de dolor presionando sus carnosos labios en el proceso. Lo segui con la mirada mientras salia de la sala sin poder borrar aquella mirada de mi mente sintiendo un repentino impulso de seguir la camilla por los pasillos para averiguar que le habia ocurrido. Habia visto mucha gente sufrir a lo largo de mis veintitres anos de vida, pero nunca me habia sentido tan deseosa de poder ayer como en ese momento. No asi. Poco a poco los murmullos fueron renaciendo hasta dar paso a la estampa inicial: una sala de urgencias con gente hablando a gran volumen mientras se quejaban por falta de personal y enfermeros pasando de un lado al otro intentando evaluar los danos de cada uno. Todo el mundo parecia haberse olvidado completamente de lo que habia pasado hacia apenas unos minutos. Yo no fui una de esas personas. --!Por fin te encuentro! ?Donde estabas? No respondas. --se retracto la morena poniendo una mano perfectamente arreglada enfrente de mi-- Solo traeme un cafe. Que divertido es ser enfermera, ?eh?