• Inocencia robada de Arnaldur Indridason

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    En la ultima planta de un decadente sanatorio mental de Reikiavik, un paciente esquizofrenico se lanza al vacio ante los ojos de su hermano. Casi al mismo tiempo, en otra parte de la ciudad, un profesor de escuela que acaba de jubilarse es asesinado en un incendio provocado. Los dos fallecidos habian sido maestro y alumno decadas atras y en las ultimas semanas se habian visto en varias ocasiones. Ahora les corresponde al malhumorado e intuitivo inspector Erlendur y a su equipo de investigacion desvelar que inimaginable secreto ocultaba esa turbulenta relacion.

  • Rio negro de Arnaldur Indridason

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    CRIMEN Y CASTIGO EN LA GELIDA ISLANDIA. El cadaver de un joven degollado aparece en su casa del centro de Reikiavik. No ha habido lucha. No hay arma. Los unicos indicios que encuentra la policia son un chal de mujer y unas pastillas que sugieren una oscura historia de violacion y venganza.

  • En el abismo de Arnaldur Indridason

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    Un hombre confecciona una mascara de cuero con un clavo fijado en la frente. Se trata de una <> usada antiguamente por los granjeros islandeses para sacrificar terneros. Al mismo tiempo, un reencuentro con sus antiguos companeros de instituto deja a Sigurdur Oli insatisfecho con su vida en el cuerpo de policia. Mientras Islandia experimenta un boom economico, su relacion sentimental hace aguas e incluso su puesto en la Policia Judicial queda en peligro tras haber aceptado hablar con una pareja de chantajistas para hacerle un favor a un amigo.

  • Betty (SERIE NEGRA BIBAUT) de Arnaldur Indridason

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    Todavia no he llegado a entender del todo lo que ocurrio, pero por fin se cual fue mi funcion en esta historia. Llevo tiempo tratando de ensamblar las piezas, pero no es sencillo. Por ejemplo, no se cuando comenzo todo. Se en que momento entre en juego, recuerdo cuando la vi por primera vez, pero quiza mi papel en aquella extrana maquinacion estaba adjudicado desde hacia mucho tiempo. Mucho antes de que ella se acercara a hablar conmigo. ?Podria haberlo visto venir? ?Podria haberme percatado de lo que pasaba y haber escapado? ?Haberle puesto fin y desaparecer? Ahora, tras haberse esclarecido lo que realmente sucedio, me doy cuenta de que podria haber adivinado hacia donde se encaminaba todo. Deberia haber detectado las senales de peligro. Deberia haber entendido mucho antes lo que pasaba. Deberia… deberia… deberia… Que facil es cometer errores cuando se vive en la ignorancia. Ni siquiera son errores hasta que no nos damos cuenta, mucho tiempo despues, de lo que ha ocurrido; hasta que no echamos la vista atras y vemos como se han producido los acontecimientos y por que. Cometi un error. Cai en una trampa tras otra. En ocasiones queriendolo. En mi fuero interno sabia que era peligroso, pero habia cosas que no sabia. A veces pienso que seguramente volveria a caer otra vez en algunas de ellas, si tan solo tuviera la ocasion de hacerlo. Aqui todo el mundo me trata bien. No recibo ningun periodico, ni tengo radio ni television, asi que no me llegan noticias. Tampoco recibo ninguna visita. Mi abogado viene a verme de vez en cuando, mas que nada para comunicarme que no parece haber esperanza. No lo conozco muy bien. A pesar de su amplia experiencia en casos criminales, admite que este podria irle demasiado grande. Ha hablado con todas las mujeres que localice y que pense que quiza me podrian ayudar, pero, segun el, sera dificil que lo puedan hacer. Practicamente nada de lo que ellas puedan declarar guarda relacion directa con el caso. He pedido un boligrafo y unas hojas de papel. Lo peor de este lugar es la calma. Aqui impera un silencio que me envuelve como una gruesa manta. Todo funciona como un reloj. Me traen la comida a horas fijas. Me ducho todos los dias. Luego vienen los interrogatorios. De noche apagan las luces. Es entonces cuando me siento peor. En plena oscuridad, a solas con todos esos pensamientos. Me torturo sin cesar por haberme dejado utilizar. Deberia haberlo visto venir. Deberia haberlo visto venir. Y de noche, en la oscuridad, me invade ese profundo deseo por ella. Ojala pudiera verla una vez mas. Ojala pudiera estar con ella una vez mas. A pesar de todo. Ya no recuerdo sobre que trataba el congreso que se celebraba en el cine de la universidad. Ni siquiera recuerdo el titulo de mi charla. Al fin y al cabo, ya no importa. Era algo acerca de negociaciones del sector pesquero islandes en Bruselas, algo relacionado con la Union Europea y nuestras pesquerias. Proyecte unos graficos. Lo se, yo tambien me habria dormido. Ella estaba alli. Llego tarde y me fije en ella inmediatamente porque era… maravillosa. Maravillosa desde el momento en que la vi entrar en la penumbra de la sala. La luz del pasillo a sus espaldas la iluminaba como a una estrella de cine. No tenia miedo de ser femenina, a diferencia de tantas otras mujeres; por ejemplo, en la sala habia una con anorak que apoyaba las piernas sobre el respaldo de la butaca de delante. En cambio, la mujer que acababa de entrar llevaba un vestido ajustado de tirantes finos que dejaban a la vista sus preciosos omoplatos; su abundante cabello moreno le caia hasta los hombros y en sus ojos hundidos y marrones relucia un ligero destello blanco. Y cuando sonreia… Me fije en los detalles cuando se acerco hasta el estrado para hablar conmigo nada mas terminar la charla. Trate de mostrar indiferencia o, mejor dicho, evite quedarme mirandola fijamente. Sus pechos eran pequenos y sus pezones se apretaban contra el vestido. Era delgada, de muslos robustos y tobillos finos, casi fragiles, como los pies de una copa de champan. En uno de ellos llevaba una cadenilla de oro. Mi madre habria encontrado una palabra para describir su caminar. <>, habria dicho. Me presente y nos dimos la mano. --Si, conozco tu nombre --dijo--. Me llamo Betty --anadio--. He oido hablar bien de ti. Cerre mi maletin y la mire. ?Como es que habia oido hablar de mi? Tan solo hacia un ano que habia regresado del extranjero y que habia abierto mi bufete. Pocos de mis clientes, me parece que solo dos, guardaban relacion con mi especialidad: la industria pesquera. El resto del trabajo era realmente tedioso: disputas en bloques de pisos, conflictos entre aseguradoras tras accidentes automovilisticos, herencias. No me iba particularmente bien. Hasta que la conoci. Dijo que habia oido hablar bien de mi. Tal vez fuera mentira. Habia cuidado hasta el ultimo detalle antes de hacer su entrada estelar en la sala. Un vestido en el que asomaban sus pequenos senos. El bonito surco entre ellos. El oro en su tobillo de copa de champan. Quiza la escena estuviera planificada para mi. Una funcion privada. El baile privado de Betty. El llegaria despues. --Has oido hablar bien de mi --dije--. No se me ocurre por que… --Por tu especialidad --me interrumpio. --?Como es que conoces mi trayectoria academica? --pregunte. Trate de sonreir fingiendo que me hacia gracia en vez de parecerme extrano o fuera de lo normal. --Mi marido esta buscando a alguien que le asesore legalmente --dijo--. Hemos estado buscando… --titubeo antes de concluir la frase-- … a la persona adecuada. Tenia marido. Un conocido armador del norte del pais. Recorde de pronto haberlos visto a los dos en una revista de cotilleos. --?Como te fue estudiando en Estados Unidos? --pregunto. Las pocas personas que habian ido a escuchar mi charla salian de la sala mientras hablabamos. Un hombre se detuvo frente al estrado y nos miro fijamente, como esperando a que Betty terminara, pero, al ver que nuestra conversacion se alargaba, decidio marcharse. --?De donde has sacado toda esa informacion? --pregunte dejando de sonreir. --Me lei tu trabajo final de carrera. Me parecio muy interesante. Ademas, algo habia salido en las noticias, si no recuerdo mal. No recordaba mal. Todo lo que hacia estaba bien. Cai en la cuenta de que probablemente me conociera porque el tema mi tesis habia suscitado cierto debate. Su publicacion habia despertado interes porque ponia de manifiesto la influencia del sistema de cuotas en el desarrollo economico de las poblaciones islandesas y argumentaba por que la industria pesquera debia pagar un impuesto especial. Habia olvidado lo pequena que era Islandia. Los medios publicaban a diario noticias sobre las conclusiones de mi investigacion mientras las partes interesadas del sector pesquero se tiraban los trastos a la cabeza. Durante un tiempo breve fue una de las cuestiones mas candentes. Hasta que a alguien se le ocurrio subir el precio de los pepinos. --?Te lo leiste? --dije. --Si --respondio Betty. --No es que pueda considerarse una joya literaria precisamente. --?Y a quien le gusta la literatura? Nos echamos a reir. Mire disimuladamente sus pezones y ella se dio cuenta. 2 Lo peor es el silencio. La soledad y el silencio y todo este tiempo sin fin en el que no ocurre nada. No tengo ni idea de cuanto llevo en prision preventiva. Se lo pregunte a mi abogado cuando vino hace dos dias --o lo que a mi me parece que han sido dos dias-- y me dijo que ibamos por la segunda semana. Como si estuvieramos detenidos los dos. Yo habria preferido defenderme sin su ayuda, pero no se practicamente nada de asuntos criminales. Solo de este. El tiempo, que transcurre en ese profundo silencio, lo paso agudizando el oido en busca de algun sonido. De alguien que recorra el pasillo. En busca de los pasos de algun carcelero. Cada uno de ellos tiene su forma de caminar. El gordo lo hace con un andar mas pesado y a veces se le oye resollar cuando llega a la puerta. Nunca dice nada. Abre, me da la bandeja de la comida y vuelve a cerrar. No se ni como se llama. Se que hay uno que se llama Finnur. Practicamente no deja de hablar mientras me conduce a los interrogatorios. Luego esta Gudlaug. Nunca habia pensado que podia haber carceleras. Al fin y al cabo, ?quien piensa en los carceleros? Me ha hablado de sus dos hijos. Una vez tambien me explico que los carceleros tienen prohibido hablar conmigo o con cualquiera que este en prision preventiva. No es que Gudlaug se atenga mucho a esa norma. Cuando se acerca a la puerta resuenan sus zapatos, clic-clac, clic-clac. Cuento los clic-clac. Desde el momento en que comienzan a escucharse hasta que desaparecen oigo sesenta y ocho pasos. Un dia, Gudlaug me hablo de un hombre que habia estado en prision preventiva sin ninguna razon. Lo tuvieron retenido siete semanas. Cuando lo soltaron era capaz de separar sus manos un metro exacto. Ni un milimetro mas ni un milimetro menos. Podia estar callado sesenta segundos justos. No fallaba ni por una fraccion de segundo. Yo pensaba que la prision preventiva se cumplia en Reikiavik, pero se cumple fuera, en la carcel de Litla Hraun. Estoy en Litla Hraun. ?Acaso hay algo mas desolador? Pienso en los mios. En lo que mi madre piensa de mi. En todos los quebraderos de cabeza que le he causado. No solo ya por este caso. Sino por todo. Y en la reaccion de mi hermano. No nos llevamos bien. ?Habra vuelto de Gran Bretana? Segun mi abogado, mi hermano tenia la intencion de coger un avion a Islandia, pero, si realmente la hubiera tenido, ya habria venido. ?Que habria dicho mi padre? Tambien pienso en lo que estaran diciendo los medios, aunque tampoco tiene mucha importancia. Hacia tiempo que no se encontraban con algo asi. Hacia tiempo que no tenian entre manos una noticia semejante. Dicen que se trata de un caso sin precedentes. Con toda esa premeditacion. Casi nunca ha ocurrido algo asi en Islandia. No se. Como ya he dicho, no se nada de asuntos criminales.

  • Naturaleza hostil (Erlendur Sveinsson 11) de Arnaldur Indridason

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    En la zona de los fiordos orientales, todos conocen la historia de la salvaje tempestad que en enero de 1942 tuvo tragicas consecuencias para un grupo de soldados britanicos. Tambien aquel dia, la joven Matthildur salio de casa y nadie la volvio a ver. Su cadaver jamas aparecio tras el temporal. Aunque eso sucedio hace decadas, el inspector Erlendur decide investigar por su cuenta y riesgo que le paso a Matthildur y, ademas, enfrentarse a su mayor trauma: la desaparicion de su hermano durante otra tormenta.