• Objetos malditos de Javier Arries

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    Por las paginas de este libro desfilan todo tipo de objetos muy variopintos pero con algo en comun: dicen de ellos que estan malditos, que atraen la desgracia, la ruina y todo tipo de infortunios a los que se relacionan con ellos. De algunos se afirma incluso que son instrumentos del diablo, o de la mismisima muerte.

  • No te lo habia contado (relatos cortos) de Kelly Dreams

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    Sus pasos resonaban con fuerza sobre el largo pasillo de marmol oscuro, el aire se colaba entre las desnudas paredes de pilares trayendo el olor de las flores de los jardines. El sol habia empezado a ocultarse en el horizonte coloreando el cielo de rosas y naranjas, en cualquier otro momento le habria gustado saberse en casa, pero no hoy, no ahora. Giro a la izquierda en el siguiente cruce de pasillos, todavia tenia una tarea pendiente antes de poder dedicarse a descansar y pensar con cuidado la mejor manera de llegar a esa pequena bruja que lo tenia hechizado. Empujo con desgana las pesadas puertas de su habitacion abriendolas por completo, su mandibula se tenso, sus ojos adquirieron un peligroso brillo de crueldad y su voz sono fria y mortal cuando dejo escapar la imperativa orden al verla ocupada; esta noche no estaba de animo para ese tipo de placeres. --Fuera. Reclinada sensualmente sobre la cama y cubierta apenas por unos velos negros a modo de vestido, estaba una de sus ultimas amantes. De estatura mediana, cremosa piel blanca y un espeso pelo negro la habia encontrado tan atractiva como lujuriosa, pero ahora no estaba de humor ni siquiera para verla delante de el. --Mi senor... --ronroneo ella incorporandose lentamente de manera sensual--, os he estado esperando. Los exoticos ojos marrones de la mujer brillaron con lujuria al posarse sobre su cuerpo, podia leer sus pensamientos reflejados en sus ojos. Una sensual sonrisa empezo a estirar sus labios al ver que el se acercaba a la cama, pensando que ya era suyo. La daga bajo con fuerza y se hundio en el colchon justo al lado de su oreja derecha asustandola mortalmente, el aire quedo aprisionado en sus pulmones mientras abria los ojos con desorbitado terror. --!Fuera! --gruno. --He dicho fuera --respondio dejando escapar el aire entre dientes a escasos centimetros de la cara de la mujer, su enorme cuerpo la cubria casi por completo, pero sin llegar a tocarla. La mujer apenas pudo dejar escapar un jadeo como respuesta, sus ojos lo miraban atonitos y aterrorizados, el tenue rojo que habia cubierto sus mejillas hacia apenas un instante era ahora de una palidez total, al igual que su cara. Con un fluido movimiento de la mano arranco el punal que habia clavado en el colchon dejando escapar un seco grunido, aquello era todo lo que necesito esa hembra para recuperar el aliento, pelear para salir de debajo de el y escapar hacia la puerta abierta como alma que lleva el diablo. Soltando una maldicion, golpeo con fuerza la cama siseando al ver como habia salido huyendo la doncella. --Estupidas mujeres buenas para nada --mascullo una vez mas volviendose mirando hacia la puerta. El recuerdo de unos desafiantes ojos verdes acudio a su mente. Habia visto tanta inocencia en ellos, tanta calidez. Maldita fuera. Cerro los ojos con fuerza al recordar el momento en que la vio por primera vez, el aliento se le habia escapado de los pulmones dejandolo vacio de aire. Era ella, la cadencia musical de su voz, el sinuoso movimiento de su cuerpo, su esencia... los recuerdos de las visiones habian regresado a el abofeteandole. La conocia, conocia el tacto y el sabor de su piel, el sonido de su voz bordeado de pasion, la dulzura y suavidad de sus pequenas manos... asi como conocia las lagrimas que corrian por sus mejillas y que hacian que su estomago se encogiera de dolor. Visiones, suenos de una mujer de carne y hueso que se habia plantado antes el y se habia atrevido a desafiarle. --Maldita sea, !Es mi presa! -- mascullo lanzando la daga que tenia en la mano clavandola con un sordo golpe en el cabecero de la cama. Le habian encargado la mision de matarla, y habia fallado estrepitosamente, aquella maldita mujer no solo se habia burlado de el y de sus tacticas, habia tenido la osadia de compadecerlo, de perdonarlo... a el… !ni mas ni menos que a el! Sus pequenas manos se habian posado un momento sobre las suyas provocando que sus ojos se inundaran de miedo, dolor y una soledad tan grande que nadie que no hubiese estado tan abandonado como el podria haber entendido. ?Que habria visto ella? Soltando un nuevo juramento recorrio la habitacion de un extremo a otro deteniendose en uno de los amplios ventanales que daban al patio. No le gustaban los lujos, no los necesitaba, aun asi la habitacion estaba ataviada con toda clase de comodidades. Una cama, un arcon a los pies, alfombras cubriendo los suelos y cortinas que se movian con la brisa de la cercana noche. Una buena coleccion de armas reposaba sobre una especie de vitrina de marmol, lujos que no queria ni necesitaba. Con un ultimo vistazo a la daga que permanecia clavada en el cabezal de la cama, volvio a recorrer la habitacion hasta el extremo mas a la izquierda, abrio una pesada puerta de metal entrando asi a un amplio bano, quizas incluso mas grande que la propia habitacion.

  • La cabana azul de Helena Pinen

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    Amanda Jefferson tiene el corazon herido, el cuerpo magullado y un secreto por el cual
    daria la vida. Cuando decide marcharse, consigue borrar sus huellas, hacer que Amanda Jefferson deje de existir. En su lugar, Mandy Jeff ha llegado a Blue Valley, un pequeno pueblo de Texas donde todos se conocen, un lugar donde ella siente que puede perder el miedo a vivir.
    Al igual que la gente del lugar, Remington Montgomery se pregunta quien es esa mujer que se ha trasladado a la cabana azul. De algun modo logra ver su coraza y entiende que su antigua relacion ha sido oscura y terrible, pero esta dispuesto a ser paciente y esperar su oportunidad para demostrarle que otro amor es posible.

  • Personajes desesperados de Paula Fox

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    Sophie y Otto Bentwood son una acomodada pareja neoyorquina de mediana edad, sin hijos y con una vida aparentemente envidiable, rodeada de pequenos lujos, alta cultura y amistades cool. Una noche, un gato callejero muerde a Sophie cuando ella le da de comer. Este accidente, en principio anodino, sera el pistoletazo de salida de una serie de pequenas tragedias, de pequenos encuentros y desencuentros que, de manera tan sutil como quirurgica, dibujan el turbulento paisaje interior de Sophie. Convencida de haber contraido la rabia, Sophie parece verlo todo a traves de unos ojos febriles y de un malestar impreciso, creciente. Asi, el miedo a padecer la enfermedad se mezcla con la otra <>, con esa combustion interior en la que arden los suenos rotos y el hastio ante una vida sin sentido.

  • Sr. Moore de Myriam Ojeda Moran

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    AUTORA DEL BESTSELLER ” SI TAN SOLO FUERA SEXO ” MAS DE DOS MILLONES DE LECTURAS ONLINE.Nadia Sanchez trabaja en una de las editoriales mas grandes de Espana.Todo parece ir bien, cuando un monton de circunstancias ponen su vida patas arriba. Un ex que parece un modelo estirado. Un manuscrito bajo un pseudonimo que la enamora, y un autor que la vuelve loca. El Sr. Moore ha llegado a su vida para mucho mas de lo que ella se puede imaginar. RISAS, MOMENTOS FRENETICOS Y MUCHO, MUCHO AMOR… CONOCE ESTA HISTORIA , Y VIVE JUNTO A NADIA ESTA AVENTURA QUE NO TIENE DESPERDICIO.

  • La ciudad de las tres catedrales de Jordi Verdaguer

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    En Montpellier, a principios del s. XIII, Jaume I es engendrado mediante una argucia. El rey Pedro II de Aragon aborrece a su esposa Maria de Montpellier y esta oculta su identidad para yacer con el rey con los notables de la corte como testigos. Anos despues, en Barcelona confluyen los tres heroes de Navas de Tolosa -Dalmacio Creixell, Cabeza Brava y Jose de Azagra- y el joven Hernan, que lleva en sus munecas la marca del elegido. Aunque lo ignora, Hernan es hijo bastardo de Dalmacio Creixell. Entretanto, unos misteriosos crimenes siembran el terror, y una criatura, un Golem, se oculta en las entranas de la urbe. Amorios, intrigas y asesinatos se suceden en la Ciudad Condal mientras un rey enfermo que ha entregado a su propio hijo a los franceses debera tomar partido por la Iglesia, el reino de Francia o los rebeldes cataros. Las maquinaciones de clerigos y nobles y las luchas por el poder tras la muerte del rey Pedro marcaran las primeras decadas del siglo, hasta que una valerosa madre devuelva la corona a su legitimo heredero. Pero para ello los tres heroes de Navas, junto a Hernan, habran de liberar al rey del castillo de Monzon donde esta recluido, y reconquistar Barcelona con la ayuda del resto de reyes de la peninsula en base a un juramento y unas piras de fuego…

  • La dama numero trece de Jose Carlos Somoza

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    L a sombra se deslizaba entre los arboles. La maleza y la noche le otorgaban el aspecto de una figura incorporea, pero era un hombre joven, de cabello largo, vestido informalmente. Al llegar al limite de la espesura se detuvo. Tras una pausa, como para asegurarse de que el camino se hallaba libre, atraveso el jardin en direccion a la casa. Era grande, con una galeria de columnas blancas en la fachada a modo de peristilo. El hombre subio las escalinatas de la galeria, penetro en la casa con tranquila sencillez, recorrio la planta baja sin encender una sola luz y se paro frente a la puerta cerrada del primer dormitorio. Entonces saco del bolsillo uno de los objetos que llevaba. La puerta se abrio sin ruido. Habia una cama, un bulto bajo las sabanas; se oia una respiracion. El hombre entro como la niebla, mas leve que una pesadilla, se acerco al lecho y vio la mano, la mejilla, los ojos cerrados de la muchacha dormida. Aparto con delicadeza la mano y, segundos antes de que despertara, levanto su pequeno menton descubriendo el cuello desnudo, un punteado de lunares, la vida latiendo bajo la piel; apoyo la punta del objeto cerca de la nuez y ejercio una ligera y exacta presion. Un rastro como de petalos rojos lo acompano hasta el segundo dormitorio, donde se hallaba la otra mujer. Cuando salio de este ultimo, sus manos estaban mas humedas, pero no las seco. Regreso por donde habia venido en busca de las escaleras que llevaban a la planta superior. Sabia que arriba se encontraba su verdadera victima. Las escaleras desembocaban en un pasillo. Era largo, estaba alfombrado y se adornaba de bustos clasicos colocados sobre pedestales. La sombra del hombre eclipsaba los bustos conforme pasaba frente a ellos: Homero, Virgilio, Dante, Petrarca, Shakespeare..., silenciosos y muertos dentro de la piedra, inexpresivos como cabezas decapitadas. Llego al final del corredor y cruzo una antecamara magicamente revelada por la intensa luz verde de un acuario sobre un pedestal de madera. Era un objeto llamativo, pero el hombre no se detuvo a contemplarlo. Abrio una puerta de doble hoja junto al acuario, y, con una linterna, convoco las formas de una lampara de arana, varias butacas y una cama con dosel. Sobre la cama, una figura imprecisa. El brusco tiron de las sabanas la desperto. Era una mujer joven, de cabello muy corto y anatomia delgada, casi fragil. Estaba desnuda, y al incorporarse, los pezones de sus pequenos senos apuntaron hacia la linterna. La luz cegaba sus ojos azules. No hubo intercambio de palabras, apenas hubo sonidos. Simplemente, el hombre no se abalanzo sobre ella. no quiero La noche proseguia afuera: habia buhos que observaban con ojos como discos de oro y sombras de felinos en las ramas. Las estrellas formaban un dibujo misterioso. El silencio era una presencia terrible, como la de un dios vengador. En el dormitorio, todo habia terminado. Las paredes y la cama se habian tenido de rojo y el cuerpo de la mujer yacia disperso sobre las sabanas. Su cabeza separada del tronco se apoyaba en una mejilla. Del cuello sobresalian cosas semejantes a plantas marchitas emergiendo de un bucaro. Silencio. Paso del tiempo. Entonces sucede algo. Lenta pero perceptiblemente, la cabeza de la mujer comienza a moverse, no quiero sonar gira hasta quedar boca arriba, se incorpora con torpes sacudidas y se apoya en el cuello cortado. Sus ojos se abren de par en par no quiero sonar mas y habla. --No quiero sonar mas. El medico, un hombre corpulento de cabellos y barba sorprendentemente blancos, fruncio el ceno. --Los somniferos no van a ayudarle a no sonar --advirtio. Hubo una pausa. El boligrafo planeaba sobre la receta sin posarse. Los ojos del medico observaban a Rulfo. --?Dice que siempre es la misma pesadilla?... ?Quiere contarmela? --Contada no es igual. --Pruebe, de todas formas. Rulfo desvio la vista y se removio en el asiento. --Es muy complicada. No sabria. En la consulta no se escuchaba el menor ruido. La enfermera dirigio sus parpadeantes ojos negros hacia el medico, pero este seguia observando a Rulfo. --?Desde cuando lleva sonando lo mismo? --Desde hace dos semanas, no todas las noches, pero si la mayoria. --?En relacion con algo que usted sepa? --No. --?Nunca habia tenido suenos asi? --Nunca. Leve rumor de papeles. --<>, un nombre curioso... --La culpa es de mis padres --replico Rulfo sin sonreir. --Ya imagino. --El medico si sonrio. Su sonrisa era amplia y afable, como su rostro--. <>. Muy joven todavia... <>. ?Como es su vida, senor Rulfo? Quiero decir, ?en que trabaja? --Estoy en paro desde finales del verano. Soy profesor de literatura. --?Cree que le esta afectando mucho esa situacion? --No. --?Tiene amigos? --Algunos. --?Amigas? ?Novia? --No. --?Es feliz? --Si. Hubo una pausa. El medico dejo el boligrafo a un lado y se froto el rostro con las manos. Tenia unas manos grandes y gruesas. Luego retorno a los papeles y reflexiono. Aquel tipo contestaba como una maquina, como si nada le importara. Quiza estuviera ocultando algo, quiza aquellos suenos se relacionaran con un suceso que no deseaba recordar, pero lo cierto era que solo se trataba de pesadillas. El atendia diariamente a enfermos con problemas mucho mas graves que unos cuantos suenos desagradables. Decidio darle un par de consejos y acabar cuanto antes. --Escuche, las pesadillas no tienen demasiada trascendencia clinica, pero son la prueba de que algo no marcha bien en nuestro organismo... o en nuestra vida. Un somnifero es un parche inutil, se lo aseguro, no va a impedirle sonar. Procure beber menos, no acostarse recien comido y... --?Me va a dar los somniferos? --interrumpio Rulfo con suavidad, pero su tono revelaba impaciencia. --No es usted un hombre muy locuaz --dijo el medico tras una pausa. Rulfo sostuvo su mirada. Por un momento fue como si uno de los dos quisiera anadir algo, compartir algo con el otro. Pero un segundo despues los ojos retornaron al suelo o a los papeles del escritorio. El boligrafo descendio y se deslizo por la receta. El prospecto aconsejaba una sola pildora antes de acostarse. Rulfo ingirio dos, ayudandose de un vaso de agua que relleno en el lavabo del cuarto de bano. Desde el espejo le observaba un hombre no muy alto pero si robusto, de cabellos y barba ensortijados y negros y dulces ojos castanos. Salomon Rulfo gustaba a las mujeres. Su atractivo sobrevivia intacto a su descuido personal. Debido a ello, la imaginacion de las dos o tres ancianas solitarias del destartalado edificio donde vivia ardia inventandole un turbio pasado. ?De donde habia salido aquel joven que no hablaba con nadie y casi siempre apestaba a alcohol? Sabian su nombre (Salomon, madre mia, el pobre), que cogia unas borracheras preocupantes, que andaba con putas de vez en cuando, que habia comprado al contado el pequeno apartamento del tercero izquierda casi dos anos atras y que vivia solo. Pese a todo, preferian su presencia a la de los inmigrantes que ocupaban el resto de pisos de aquel bloque de Lomontano, una callejuela angosta y desordenada cerca de Santa Maria Soledad, en el centro de Madrid. Las mas pesimistas pronosticaban, sin embargo, que el <> les daria un susto tarde o temprano. Y agregaban, inclinadas sobre los oidos de las otras: <>. <>, lo defendia la portera, sin poner objeciones a la opinion sobre su aspecto. Rulfo salio del bano y efectuo una parada en el comedor para liquidar los residuos de una botella de orujo, regalo prehistorico de cumpleanos de su hermana Luisa. Se dijo que debia acordarse de comprar whisky al dia siguiente. Era un gasto que no podia permitirse, pero, despues de la poesia y el tabaco, el whisky era una de las cosas que mas necesitaba en este mundo. Luego se dirigio al dormitorio, se desvistio y se metio en la cama. Estaba solo, como siempre, en medio de la noche. Su soledad nunca era facil, pero ahora, ademas, le atemorizaba aquella pesadilla. Ignoraba que podia significar, y su mecanica repeticion habia llegado a agobiarlo. Estaba seguro de que se trataba de una quimera, una fantasia emergida del pantano de su subconsciente, pero retornaba de forma casi inevitable, noche tras noche, desde hacia dos semanas. ?Relacionada con algo? Relacionada con nada, doctor. O con todo. Depende. Su vida era propicia para los malos suenos, pero lo mas grave, lo decisivo, habia ocurrido hacia dos anos. Resultaba absurdo suponer que ahora empezaba a pagar la factura de aquella remota tragedia. Esa tarde, en el ambulatorio de Chamberi, habia sentido la tentacion (ignoraba por que) de confiar por primera vez en alguien y confesarselo todo a aquel medico. Por supuesto, no lo habia hecho. Ni siquiera habia querido contarle la pesadilla. Penso que asi evitaria molestas preguntas y, quien sabe, hasta la posibilidad de recibir una papeleta gratis para el manicomio. Sabia que no estaba loco. Lo unico que necesitaba era dejar de sonar. Preferia confiar en las pildoras. Encendio la luz de la mesilla de noche, se levanto y decidio leer algo sublime mientras aguardaba a que la oleada hipnotica lo cubriera como una suave y tibia marea. Examino las estanterias del dormitorio. Tenia estanterias repletas en el comedor y el dormitorio. Habia libros apilados junto al ordenador portatil, incluso en la cocina. Leia en todas partes y a todas horas, pero solo poesia. Las ancianas de Lomontano jamas habrian sospechado una aficion asi en aquel hombre, pero lo cierto era que procedia de la mas temprana juventud de Rulfo y se habia acrecentado con los anos. Habia estudiado filologia y, en sus buenos tiempos (?cuando habian sido?), habia ensenado historia de la poesia en la universidad. Ahora, nadando en la soledad, con su padre muerto, su madre condenada a vejez perpetua en una residencia y sus tres hermanas dispersas por el mundo, la poesia constituia su unica tabla de salvacion. Se aferraba a ella a ciegas, sin importarle el autor, ni siquiera el idioma. No le resultaba preciso entenderla: gozaba con el simple ritmo de los versos y el sonido de las palabras, aunque fueran extranas. Georgicas. Virgilio. Edicion bilingue. Si, aqui estaba. Extrajo el libro del monton que habia cerca del ordenador, regreso a la cama, abrio el volumen al azar y dirigio los ojos al flujo torrencial de palabras latinas. Aun se encontraba muy desvelado: sospechaba que la inquietud no le dejaria conciliar facilmente el sueno, pese a la ayuda farmaceutica. Pero deseo que el medico estuviera equivocado y las pastillas evitaran que aquel absurdo terror volviera a repetirse. Siguio leyendo. Afuera, el trafico enmudecio. Los ojos se le cerraban cuando escucho el ruido. Habia sido breve. Provenia del cuarto de bano. No pasaba mucho tiempo sin que algo nuevo --una repisa, un anaquel-- se desprendiera de su sitio en aquel miserable apartamento. Resoplo, dejo el libro en la cama, se levanto y camino despacio hacia el bano. La puerta estaba abierta y su interior a oscuras. Entro y encendio la luz. No descubrio nada fuera de lugar. El lavabo, el espejo, la jabonera con el jabon, el retrete, el cuadrito con los arlequines ejecutando una campanela, la repisa metalica, todo se encontraba igual. Excepto las cortinas. Eran opacas, de pesima calidad, y estaban adornadas de un vistoso artificio de flores rojas. Las mismas de siempre. Sin embargo, creia recordar que se hallaban descorridas cuando habia salido del bano la ultima vez. Pero ahora estaban cerradas. Se intrigo. Penso que quiza su memoria le enganaba. Era posible que, antes de salir del bano, las hubiese corrido, aunque no entendia bien por que tendria que haberlo hecho. En cualquier caso, albergaba la sospecha de que el ruido habia sido provocado por algo que habia caido a la banera despues de rebotar en ellas. Supuso que seria el frasco de gel, y tendio la mano para descorrerlas y comprobarlo. Pero de pronto se detuvo. Un miedo inexplicable, casi inexistente, casi virtual, congelo su estomago y levanto como pequenas empalizadas los vellos de su piel. Comprendio que se habia puesto nervioso sin ningun motivo real. Es absurdo, ahora no estoy sonando. Estoy despierto, esta es mi casa, y detras de esas cortinas no hay nada, solo la banera. Reanudo el gesto sabiendo que las cosas seguian como antes; que encontraria, quiza, un objeto caido, puede que el frasco de gel, y que, tras verificarlo, regresaria al dormitorio y los somniferos le harian efecto y lograria descansar toda la noche hasta el amanecer. Descorrio las cortinas con absoluta tranquilidad. No habia nada. El frasco de gel seguia en su sitio sobre la repisa, junto al champu. Ambos botes llevaban meses alli: Rulfo no exageraba, precisamente, en lo tocante a su higiene personal. Pero lo cierto era que nada se habia caido. Supuso que el ruido se habia originado en otro apartamento. Se encogio de hombros, apago la luz del bano y regreso al dormitorio. Sobre su cama se hallaba el cuerpo desmembrado de la mujer muerta, la cabeza cortada apoyada en los pechos contemplandolo con ojos lechosos, el cabello endrino y humedo como el plumaje de un pagalo y una lombriz de sangre huyendo de las comisuras de sus labios yertos. --Ayudame. El acuario... El acuario... Rulfo dio un salto hacia atras, rigido de terror, y se golpeo el codo con la pared. un grito No sonaba: estaba bien despierto, aquel era su dormitorio y el golpe en el codo le habia dolido. Probo a cerrar los ojos un grito, oscuridad y volver a abrirlos, pero el cadaver de la mujer seguia alli (ayudame), hablandole desde la carniceria de su cuerpo destrozado (el acuario) sobre las sabanas. Un grito. Oscuridad. Desperto banado en sudor. Se encontraba en el suelo, junto con la mayor parte de las sabanas. Al caer de la cama se habia golpeado el codo. Aun aferraba el libro arrugado de Virgilio.

  • Devuelveme el corazon de Fabiana Peralta

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  • Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman

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    Inteligencia emocional en la empresa de Daniel Goleman es un volumen de la coleccion <> de Conecta, que reune las ideas esenciales para el profesional y la empresa de hoy por los autores de referencia.

  • Mentiras que seducen de Alessandra Torre

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    Hay secretos que pueden acabar con el amor mas grande… o hacerlo mas fuerte.

  • A tu lado 2 de Helena Sivianes

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  • Tras la ventana de Maria Las Heras Serrano

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    Desde la ventana se veia un gran patio, recordaba al de la pelicula de Hitchcock: "La ventana indiscreta". Espiaban a vecinos y transeuntes e imaginaban sus vidas…Aquella ventana seria el comienzo de una historia llena de pasion que cambiaria su vida para siempre.

  • Protegiendo su Corazon de Vicki Lewis Thompson

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    Stacy Radcliffe estaba dandole problemas al guardaespaldas Mick Farrell… era una mujer muy mimada y demasiado sexy. Por eso no podia contratarla como ayudante… hasta que su primer cliente resulto ser una ex amante que necesitaba de sus “servicios”.

  • El cementerio de los suicidas de Manuel Hurtado Marjalizo

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    Una mujer que suena con ser periodista.
    Una orden secreta oculta durante dos siglos.
    Tres llaves que guardan la verdad.Madrid 1899. Saturnino de la Vega aparece ahorcado en la trastienda de su libreria. Este suceso es la oportunidad que la joven Carmen Sotes estaba esperando para estrenarse como cronista de El Imparcial, su gran sueno.

  • Papa se ha ido de caza de Penelope Mortimer

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    En la urbanizacion donde vive Ruth Whiting, las esposas se ajustan a un codigo de vestimenta, dirigen sus casas en la misma linea aburrida y prosaica, crian a sus hijos de la misma forma; todas prefieren el cafe al te, todas conducen coches, juegan al bridge, poseen al menos una pieza de joyeria valiosa y son moderadamente atractivas. Sin embargo, Ruth se esta volviendo loca. O, para decirlo de un modo politicamente correcto, acaba de sufrir <>. Pero la realidad es mucho menos dulce. Ruth se esta volviendo loca porque su vida la esta matando y su locura se ve agravada por la indiferencia de todos los que la rodean. Y entonces ocurre lo inesperado: su hija universitaria se queda embarazada de un companero que es estupido, y Ruth se ve enfrentada a sus peores miedos.

  • Vida privada de Josep Maria De Sagarra

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    Una letra de cambio impagada, detonante de un chantaje de tragicas consecuencias urdido por un gigolo nihilista, levantara los tejados de la alta sociedad barcelonesa de los anos treinta -la que todavia frecuentaba el Colon y la Maison Doree, jugaba a encanallarse en el Gambrinus o La Criolla y asistia, con una mezcla de desden y panico, a los cambios provocados por la Exposicion Universal y el paso de la dictadura a la Republica-, revelando un universo decadente de aristocratas arruinados, entretenidas de oropel, parvenus impresentables y asfixiante miseria moral.

  • Despacio nos morimos de Emelie Schepp

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    Un desvio accidental en el corte

  • El amor esta en las alturas de Eva River

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    Hola, soy Allie y en este preciso momento estoy viendo los ojos cafes mas increibles del planeta.
    Y si los ojos estan bien ya no les digo como esta el dueno…
    Seria una lastima que un hombre asi me hable por primera vez en la vida y yo este a punto de un ataque de panico, vomitar sobre el y confirmar lo que el mundo entero sospecha: que estoy loca.
    Bienvenidos a mi vida.

  • Una furia de alas negras de Alex London

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    Se alzaran juntos o caeran solos.
    El pueblo de Uztar ha mirado el cielo con asombro y esperanza desde tiempos remotos. Nada en su mundo es mas venerado que las aves rapaces y nadie es mas respetado que los cetreros que las llevan en el puno.
    Brysen se esfuerza por ser un gran cetrero, mientras que su hermana melliza, Kylee, posee dones ancestrales pero quiere librarse para siempre de la cetreria. Ya casi lo ha logrado, pero una guerra se aproxima a Seis Aldeas, con un ejercito rebelde que no deja nada a su paso, excepto sangre y el cielo vacio. No habra cetrero ni ave a salvo de esta invasion.
    Juntos, los mellizos deben emprender una expedicion a las traicioneras montanas, para atrapar a la casi mitica aguila fantasma, asesina solitaria y el ave rapaz uztari mas temida de todas. Cada uno va por sus propias razones: Brysen, por el chico que ama y la gloria que tanto anhela; Kyle, para reparar el pasado y proteger el futuro de su hermano. Pero ambos son perseguidos por aquellos que solo buscan una cosa: poder.
    Con este libro, Alex London lanza una vertiginosa saga sobre los recuerdos que nos acechan, las historias que nos persiguen y los lazos de sangre entre nosotros.

  • Instrumental de James Rhodes

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    La musica fue su salvacion. James Rhodes fue victima de abusos durante su infancia y su vida ha estado marcada por esa tragedia. Escuchar a Rajmaninov en bucle durante su adolescencia y descubrir el Adagio de Bach en un ala psiquiatrica le ayudo a combatir sus demonios y a transformar su vida. James Rhodes es uno de los mas eminentes concertistas de piano de la actualidad y un gran renovador de la musica clasica. Ha protagonizado documentales para la BBC y Channel 4, escribe en The Guardian y ofrece recitales en todo el mundo. <> son sus memorias, que vieron la luz en Reino Unido despues de que el Tribunal Supremo levantara el veto que pesaba sobre la obra. Todo un tributo apasionado al poder terapeutico de la musica y que aborda cuestiones fascinantes sobre como funciona la musica clasica y sobre como y por que puede cambiar nuestras vidas.

  • Un matrimonio por Escocia de Edith Stewart

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    Robert Bruce y sus principales caballeros permanecian reunidos en el salon del castillo de Edimburgo. Este habia sido arrebatado a los ingleses por las tropas de Thomas Randolph, conde Moray. El rey escoces seguia con su particular cruzada de recuperar todas las fortalezas que todavia estaban bajo dominio ingles. Tenia la mirada fija en el mapa desplegado sobre la mesa. Su atencion se fijaba de manera obsesiva en un solo punto: Stirling y su fortaleza. --Solo nos restan dos fortalezas para tener los principales castillos de Escocia bajo nuestro dominio --dijo senalando uno de los ultimos reductos ingleses en Escocia--. Y toda la nacion pasara a estar en nuestras manos. Lograremos expulsar a los ingleses de una maldita vez. El resto de hombres permanecian callados contemplando el mapa y escuchando a su rey. --En lo que va de ano hemos logrado arrebatarles a los ingleses los castillos de Roxburgh, Linlithgow y hace unas semanas este de Edimburgo. Los hombres estan cansados de pelear, pero tambien lo estan ansiosos de terminar esta ambiciosa empresa, senor --le informo James Douglas con cierta preocupacion. --Necesitamos tropas de refresco. Hombres procedentes de otros clanes que remplacen a los caidos en las batallas si pretendemos continuar la guerra --aseguro el conde de Moray--. El rey Eduardo tiene miles de soldados a su servicio. De Gales, de Irlanda y Francia a los que anadir grupos de mercenarios y lamentablemente algunos clanes escoceses --finalizo diciendo con repulsa por lo que eso significaba. --Si pudieramos atraernos a parte de esos clanes partidarios de Comyn y de Eduardo de Inglaterra --exclamo Edward Bruce, el hermano del rey. --Es algo imposible a mi modo de ver despues de lo sucedido entre vos y el --apunto Douglas mirando a Bruce y recordando lo acontecido en hacia ocho anos en la iglesia de Greyfriars en Dumfries. Nadie supo con exactitud que sucedio entre ellos, solo que Robert Bruce apunalo a Comyn frente al alta mayor. Desde ese momento los seguidores de este apoyaron a Eduardo de Inglaterra porque consideraba a Robert Bruce un asesino que conduciria a la nacion al desastre. --!Que mas quisieramos! El tiempo ha pasado, pero muchos de ellos no han olvidado lo sucedido. Llevamos anos luchando por la libertad de Escocia y algunos clanes se obstinan seguir apoyando a los ingleses --se lamento el rey Robert apoyandose contra el respaldo de su silla. Tenia la mirada ausente y el gesto turbado. El conde de Moray tenia razon: necesitaban aumentar sus tropas. Pero, ?como demonios iba a hacerlo? --Podriais intentar convencer a alguno de sus lideres ofreciendoles algo a cambio. Algo que no puedan rechazar como el castillo de Stirling una vez que este en nuestras manos --le aseguro James Douglas mirando de manera fija a su senor. Robert parecio reaccionar. Fruncio el ceno en un primer momento y despues miro a su consejero con extraneza. --?Hablais en serio? ?Ofrecerle el castillo de Stirling? --Seria un botin que pocos estarian dispuestos a rechazar, senor --le aseguro con total conviccion. --Si os soy sincero no me agrada la idea de dejarlo en manos de alguien que apoya a Eduardo de Inglaterra. Podria devolverselo a este una vez que el Murray se asentara en el trono --le confeso con temor a que eso pudiera suceder--. Y entonces todos nuestros esfuerzos y las vidas que se han perdido y se perderan en su toma, habran sido en vano. --Hablad con el jefe del clan Murray. Siempre os apoyo, y cuando sucedio lo de Greyfriars se mantuvo neutral mientras los demas tomaron partido por uno u otro pretendiente. Luego, quiero creer que las circunstancias de la guerra lo empujaron a aliarse con los Comyn buscando el bienestar de su clan. Ofrecerle el castillo de Stirling a cambio de su ayuda --le sugirio Edward Bruce--. No podra negarse a ello. Ya lo vereis. --No sera nada sencillo convencerlo para que se una a nosotros. Pese a que en su dia tuviera su apoyo --comento el rey sacudiendo la cabeza. --Si los Murray se unen, tal vez algun clan mas lo haga --sugirio el conde de Moray--. Pensadlo. --Si, pero debo ofrecerle algo mas que un castillo. Ademas, quiero tener cierto poder sobre este. No puedo dejarlo en manos de un seguidor de los Comyn, ya os lo he dicho --murmuro el rey dejando su mirada puesta en James Douglas, quien se la devolvia con expectacion por lo que estuviera considerando. --?Que mas podriais ofrecerle? --le pregunto este. --Murray tiene una hija --dijo el conde de Moray. --Si. Bronwyn --le informo Edward Bruce--. Al parecer no esta casada. James Douglas esbozo una cinica sonrisa. --?Por que os estais riendo? --pregunto el rey con curiosidad. --Ofrecerle un compromiso entre su hija y vuestro hijo --aseguro Edward Bruce senalando al jefe Douglas. Este fruncio los labios y asintio antes de echarse a reir. --?Con mi hijo? ?Estais borracho? --No, ni lo mas minimo. Pero pensadlo con detenimiento por un segundo. Ese compromiso nos otorgaria tener poder sobre Stirling y su castillo. Con el joven Douglas al frente de este casado con Bronwyn Murray, todos ganamos. Y seria una manera de recompensar su lealtad y su pericia en el combate --resumio el hermano del rey contemplando como el semblante del viejo Douglas cambiaba a medida que pensaba en esa proposicion. Robert Bruce permanecia callado escuchando la exposicion de los hechos de su hermano. Bien pensado, este tenia toda la razon. Un matrimonio en la hija del jefe Murray y el joven Douglas contentaria a ambos clanes. Y Stirling y su fortaleza estarian bajo el mando un clan leal a Escocia. --Id a buscarlo --pidio el rey con autoridad haciendo un gesto con el menton para que su propio padre fuera a por el--. ?Estas seguro? --le pregunto a su hermano Edward cuando James Douglas se hubo marchado. --Si poneis a un Douglas al frente del castillo de Stirling, podreis dormir tranquilo porque ningun ingles se atrevera a intentar tomarlo dada la fama de ese clan --le aseguro Edward Bruce al rey conociendo la clase de hombre que era William. Este permanecia en el patio del castillo junto a varios de sus leales seguidores. Su padre era el jefe del clan, pero el tenia su grupo de amigos y de fieles guerreros que le seguian en la batalla. Su destreza con la espada era mas que conocida, de igual manera que su astucia y su fiereza en el combate. Se habia distinguido como uno de los soldados mas despiadados del ejercito del rey Robert en su cruzada particular por recuperar los castillos de la nacion. --?Crees que atacaremos Stirling? --le preguntaba uno de los hombres que estaban junto a el William chasqueo su lengua y sacudio la cabeza. --No estoy seguro. Deberiamos hacerlo ya que es el ultimo castillo que retienen los ingleses en Escocia. --Te olvidas de Berwick... --Ya. Pero teniendo Stirling, los ingleses se lo pensaran antes de seguir la lucha o abandonarlo. Creeme Malcom. --Pero.... Mira, ahi viene mi padre. El mejor que nadie nos dira que han acordado con el rey --dijo el tal Malcom senalandolo cuando se acercaba a ellos. James no estaba seguro de como reaccionaria su hijo ante la propuesta del rey. Pero tendria que acatarla como leal vasallo suyo. Y por el bien de la nacion. Aunque no mirara a la cara a la hija del Murray, ni la tocara o ni tan siquiera durmiera en la misma cama. Eso eran aspectos sin importancia en estos momentos tan importantes para la nacion. --?Que ha dicho el rey? No parece que tengas buena cara. James bufo y se paso la mano por su poblada barba. --Stirling y su castillo son su principal objetivo. Tomarlo seria arrojar a los ingleses de Escocia. --Perfecto. --?Y Berwick? --De momento lo importante es Stirling. Luego ya veremos. --?Cuando partimos? ?Se sabe ya? --William se mostraba ansioso por volver a entrar en combate. Llevaban dias enteros en la corte y estaba algo cansado de comer, dormir, y frecuentar las tabernas y los burdeles de la ciudad. --Cuando sumemos mas hombres a nuestro ejercito --le confeso su padre contemplando como el gesto de su hijo y el de los hombres a su lado cambiaba. --Lo sabia. Lo estabamos comentando antes de que llegaras. Los hombres estan cansados y hemos sufrido numerosas bajas en la toma de la capital y de este castillo --aseguro haciendo un gesto a la fortaleza--. ?Como piensa el rey reclutarlos? ?Mercenarios franceses o de alguna otra nacion europea? Por que no creo que ni los galeses ni los irlandeses nos apoyen despues de haber sido poco menos que masacrados en tiempos de Wallace. E incluso tengo dudas acerca de los franceses. Son los unicos candidatos que conozco y ya te aseguro que no creo que muchos esten dispuestos a hacerlo. --No, no ha pensado en estos. --?Y de donde piensa sacar mas tropas? --pregunto uno de los hombres que permanecian al lado de William. --Va a ofrecer un trato al clan Murray --anuncio James Douglas con seguridad y parsimonia. --?Un trato? Pero ellos forman parte de ese grupo de clanes leales a John Comyn, el que fuera opositor al trono de Escocia junto al rey Robert. No aceptaran. --Les va a ofrecer Stirling y su castillo. William se quedo con la boca abierta. --?A los Murray? Es una locura. En cuanto Archibald Murray tome posesion de este se lo entregara de vuelta a los ingleses --le aseguro William enojado por esa decision del rey. Estaba furioso con este. James Douglas sacudio la cabeza. Estaba convencido de que no seria asi. --Estas equivocado. --?No me digas? ?Y como demonios va a evitarlo? ?Le hara firmar un documento que despues sera papel mojado? --No. Ese no sera el trato. No habra problemas con el trato que va a ofrecerle y en el entras tu. --?Yo? ?Que pinto yo con los Murray? --William entorno la mirada hacia su padre con cierto recelo por lo que este tuviera que contarle. --Te convertiras en el senor de Stirling. De ese modo el rey Robert se asegura de que no caera en manos inglesas. William dio un paso atras y sonrio algo nervioso. --Un momento. ?Y que pintan los Murray si yo sere al final el senor del castillo de...? --De repente se detuvo. Una idea inverosimil se le cruzo por la cabeza. Una a la que no queria prestar atencion. --Hijo, esto no va a ser sencillo. Pero tendras que acatar la voluntad del rey. Se que no has pensando en un compromiso, pero.... William jadeo porque no era capaz de sonreir. De repente tenia la impresion de que se ahogaba por falta de aire. Miraba a su padre primero y a sus dos amigos despues deseando que aquello fuera una pesada broma que habian urdido entre ellos. --Empiezo a entender cual es tu papel en todo esto, amigo --le aseguro Malcom asintiendo con toda intencion--. ?Que dices Angus? El otro hombre fruncio el ceno y los labios en un claro gesto de que no le gustaba lo que estaba pensando. Pero menos gracia le iba a hacer a William cuando se lo dijera. --Creo que se que clase de relacion guarda todo esto con los Murray o mas bien con la hija del jefe. William jadeaba porque no era capaz de reirse. Los nervios parecian tenerlo atenazado en ese instante. --Asi es. El rey va a ofrecerle al jefe Murray un matrimonio para su hija a cambio de su ayuda para tomar Stirling y su castillo. --?Por que yo? --William se encaro con su padre. --Eres mi primogenito y tienes que acatar lo que te ordene que hagas. --?Ves con buenos ojos un matrimonio con la hija del jefe Murray? --No nos queda otra. Necesitamos Stirling a toda costa, pero no podremos hacerlo sin mas tropas. Y el rey considera oportuno atraernos al clan Murray. Uno de los mas poderosos de los que apoyan al clan Comyn y por extension a Eduardo de Inglaterra. Pero para ello hay que negociar y ofrecerle algo que no pueda rechazar. --?Por que un compromiso con su hija? --William estaba furioso. Miraba a su padre con el ceno fruncido y las manos cerradas en punos. Sentia la sangre hirviendole en las venas. Deseaba golpear a alguien o incluso acabar con su vida. --Porque los Douglas nos hemos comportado como los mas leales y fieros guerreros. ?Nos ves que es una manera de reconocer tu valor y destreza en el combate? --?Con un compromiso que no deseo? Me basta con que Escocia sea libre. No necesito castillos, ni tierras, ... y menos una esposa --dijo como si escupiera la ultima palabra. --No me importa que ella no te guste. Como si no la miras. Una vez que estes instalado en el castillo podras vivir a tu aire, en una parte del mismo o en la propia ciudad. Eso es lo de menos. Como si no vuelves a verla. ?Que te importa? Lo unico que de verdad vale es expulsar a los ingleses y continuar la lucha. --?Y si su padre no acepta? ?O ella? --Ella acatara su voluntad como tu la mia. Y su padre no rechazara una joya como es el castillo de Stirling. Ahora deberiamos regresar dentro y decirle al rey que aceptas. Que es un honor que haya pensado en ti. William resoplo. --Ya lo creo que lo es --murmuro sacudiendo la cabeza camino del interior del castillo sin mirar a su padre. !Un compromiso con la hija de los Murray! !Por San Andres que era un completa locura! !No queria una mujer a su lado a todo momento! Se repitio una y otra vez negando con la cabeza antes de entrar en el salon donde el rey lo aguardaba. Al verlo aparecer, Robert Bruce se sintio mas tranquilo. Al ver que James Douglas se demoraba, el rey habia temido lo peor. Confiaba en la lealtad de los Douglas despues de sus hazanas en la guerra contra los ingleses. Y entendia que un compromiso tal vez no fuera lo que William esperaba, pero era necesario para vencer de una vez por todas. --Mi senor --dijo el joven Douglas con las manos a la espalda y un leve movimiento de cabeza en senal de respeto. --William. Tu padre te habra puesto al corriente de la situacion. --Si, senor. --?Que tienes que decir? Me interesa tu opinion franca y sincera. William parecio titubear unos segundos. Como si estuviera pensando en lo que debia decirle al rey. Llevaba combatiendo por el desde que este fue coronado en Scone, y de eso hacia ya ocho anos. Durante ese tiempo habia derramado sangre inglesa, y algo de la suya propia. No podia desobedecerlo con lo que habia en juego. Si queria ver a su nacion libre de los ingleses deberia sacrificarse. --Sera un honor complaceros una vez mas, mi senor. --Es una manera de recompensar la lealtad del clan Douglas durante todos estos anos de guerra. Creo que entregaros el gobierno de Stirling me dara tranquilidad en todo momento, porque no caera en manos inglesas. Por otro lado, ofrecerle la posibilidad de que su hija se convierta en senora del castillo, creo que puede animarlo a apoyarnos en esta guerra. --Lo entiendo, senor. --?Tengo vuestra palabra de que una vez que toda esta guerra termine, desposareis a la hija de Archibald Murray? William deslizo el nudo que acababa de apretar su garganta al sentir la mirada fija de su rey. Era como el lazo del verdugo y penso que no podria hablar. De manera que se limito a asentir primero, y responder a continuacion. Mientras recuperaba la templanza. --Lo estoy. Si no muero en las proximas jornadas --aclaro con una chispa ironica que provoco la sonrisa en todos los alli presentes. --Hasta ahora os habeis conducido con la prudencia y la sagacidad de un buen guerrero. Procurad no dejarla viuda antes de desposarla o perderemos posibilidades en Stirling --le pidio el rey con la misma chispa ironica que habia empleado el. --Lo intentare, mi senor. --En ese caso, lo prepararemos todo para partir los antes posible hacia las tierras de los Camero. Como no podia ser de otra manera, formareis parte de la expedicion --le aclaro mientras el joven Douglas asentia. William saludo a Robert por ultima vez antes de abandonar el salon. Habia dado su palabra y la cumpliria. Solo tenia que pensar que lo hacia por el bien de su nacion. Y no porque en verdad deseara atar su vida a la de una mujer. Horas mas tarde William disfrutaba de la bebida y la compania de sus amigos en una taberna. Pero en ciertos momentos no podia evitar quedarse pensativo dandole vueltas a la situacion a la que se veia abocado. --Entonces, ?cuando marchas a conocer a tu futura esposa? La pregunta de Angus, un escoces de cabello y barba castanos, parecio despertar a William de sus pensamientos. Sacudio la cabeza y contemplo a su amigo con los ojos entrecerrados. --?Por que no lo dejas estar? ?O quieres que parta la cara? --Dejalo o lo cabrearas de verdad. Bastante tiene con haber aceptado --comento Malcom, el otro fiel amigo saliendo en defensa de este--. Si te lo hubiera pedido el rey Robert en persona, tu habrias aceptado igual que el. O yo mismo. No se puede ir contra la voluntad de este. Decidimos rendirle pleitesia cuando fue coronado en Scone, de manera que no nos queda otra que acatar sus ordenes. --Creedme que no lo hago por mi voluntad, sino porque necesitamos mas hombres para tomar Stirling. Y como has dicho, rendimos vasallaje al rey Robert --resumio el joven Douglas mirando a Malcom y dejando luego la mirada suspendida en el vacio. --Es verdad. El castillo de Stirling es una de las ultimas fortalezas que retienen los ingleses junto con el de Berwick. Si los expulsamos de esta habremos dado un paso definitivo porque no creo que tengan intenciones de defender esa ultima fortaleza --dijo Malcom con orgullo--. La muerte de Wallace y las de tantos compatriotas no pueden haber sido en vano. Estamos ganando la guerra a Inglaterra. --El clan Murray es uno de los mas poderosos. Muchos hombres de otros clanes lo seguiran si el rey Robert consigue atraerlo a su causa --advirtio Angus. --Siempre fue partidario del rey. Pero el hecho de que este apunalara a Comyn en la reunion que ambos tuvieron en Greyfriars, lo hizo desconfiar --apunto Malcom. --Si, decidio no tomar parte por Bruce y se mantuvo neutral durante algun tiempo. Pero seguro que las circunstancias de la guerra hicieron que tomara partido por Comyn y Eduardo. Quiero creer que fue por el bienestar de su clan --resumio William expresando su opinion personal en ese asunto. --Ahi es donde entrais tu y la hija de Archibald Murray --senalo Malcom. --Y la propiedad del castillo de Stirling. No lo olvides. Sera la dote del propio rey Bruce a la pareja --aseguro Angus--. Por cierto, ?que sabes de ella? William fruncio los labios y encogio los hombros. --No me importa quien sea, ni como sea. Solo tengo que cumplir mi parte del trato y ya esta. --Si, viviendo en un castillo tampoco es necesario que os veais --apunto Angus convencido de que su amigo se comportaria de esa manera. --Ella tendra su propio servicio de damas. Podras hacer lo que le plazca. No me interesa -- insistio sacudiendo la mano para dejar claro que no le importaba lo mas minimo lo que ella pudiera hacer. --Pero admite que tendra que engendrar un heredero --le aviso Malcom con toda intencion. William gruno. --Si, bueno. Es su deber. No hace falta que nadie se lo diga. --?Y si es una vieja solterona? Ya me entiendes... Una mujer entrada en anos a la que su padre no ha conseguido casar --La risa de Angus enervo, mas todavia, el animo de Malcom. --He dado mi palabra. Si conseguimos que los Murray se unan a las huestes del rey, y con ello liberemos Escocia del yugo ingles, bienvenida sea --William apuro de un trago su bebida sin hacer mas caso a sus dos amigos. Apreto los dientes con rabia pensando en que ademas de haber aceptado el compromiso, su prometida no fuera nada agraciada. Si al menos fuera una muchacha joven y atractiva... se dijo en un intento por animar un poco. --Te aconsejaria que te desfogaras antes de ir a las tierras de los Murray a conocer a tu futura esposa --le jaleo Angus entre risas. Pero William no dijo ni una palabra mas. Se limito a mirar a los dos y sacudio la cabeza sin entenderlos. --Me gustaria veros en mi situacion. Estoy seguro de que no os estarias riendo. Decidio que lo mejor era alejarse de aquellos dos y estar a solas. No solo no se trataba de tener una esposa sino de que esta le diera un hijo que siguiera con el apellido Douglas. Pero eso a el no le importaba en ese momento. Ya se preocuparia cuando llegara. Por lo pronto, solo queria entrar en batalla y que volvieran a ser una nacion libre que tomara sus propias decisiones. Habia sido educado para pelear, para ser algun dia el senor del clan Douglas y procurar que todos lo respetaran. Desde que comenzo la guerra contra Inglaterra, no habia pasado ni un solo dia sin combatir al lado de su padre, conduciendo a su clan junto a otros tantos a la batalla. Y aun despues de muerto Wallace habia seguido combatiendo para liberar los castillos escoceses en manos de los senores feudales ingleses. Y lo haria hasta el final porque era su cometido. No habia cabida para el amor cuando habia visto su pais sometido y desangrado por Eduardo de Inglaterra.

  • Breve tratado de historia de las religiones de Frederic Lenoir

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    ?Cual fue la primera religion de la humanidad? ?Como surgieron las nociones de dios, sacrificio, salvacion, plegaria, clero…? ?Por que se paso de la adoracion a las deidades femeninas a las masculinas? ?De la creencia en muchos dioses a uno solo? ?Cuales

  • Pasion en Roma de Kate Hardy

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    ?Seria capaz de recuperarla?

  • El dia y la noche de Agatha Allen

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  • No lo llames pasion de Noelia Amarillo

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    Yo era una mujer felizmente casada, con dos hijas maravillosas y un marido estupendo. O eso creia. Porque hace seis anos descubri que me estaba poniendo los cuernos. Pero, ojo, no unos cuernos pequenitos y disimulados, no. Unos que envidiarian incluso los miuras de pura raza. Grandes, voluminosos y afilados. De esos que todo el mundo ve menos la interesada, que, en este caso, era yo. Asi que deje de estar felizmente casada. Me divorcie, me compre un piso tan lobrego como mi alma y me mude a el con mis hijas.

  • Lady Brianna de Jane Mackenna

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    Lady Brianna de Clarence se ve obligada a casarse con Alexander Mackencie, el Laird mas temido de las Tierras Altas.
    Su Rey esta castigando a sus padres por desobedecer sus ordenes, ahora dieciocho anos mas tarde es hora de que paguen el precio.
    Alexander Mackencie odia a los ingleses y por ende a la mujer que se convertira en su esposa por ordenes del Rey, ya que tira por la borda sus suenos de matrimonio y felicidad con Isabella, la unica mujer duena de su corazon desde su adolescencia y su amante.
    Alexander y Brianna deberan luchar contra ellos mismos , pues ninguno estara dispuesto a rendirse y sucumbir ante el deseo.

  • A Sir Phillip, con amor de Julia Quinn

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    ?Es posible enamorarse de alguien a quien no has visto nunca? Eloise, la pequena de la familia Bridgerton, esta a punto de descubrirlo. Hasta que se caso Penelope, su intima amiga, no habia sentido sobre sus delicados hombros el peso de la solteria. Pero ahora, un impulso inexplicable la empuja a cometer una locura, dejar Londres y presentarse en casa de un hombre al que solo conoce por carta… y que quiere casarse con ella. Claro que cuando conoce a Sir Phillip las ilusiones se vienen abajo como un castillo de naipes: su principe azul resulta algo rudo, serio… y ademas tiene dos hijos que son autenticos diablos. Pero Eloise ha detectado tambien una pasion latente bajo la piel, que no esta dispuesta a dejar escapar, con un poco de ayuda de su extraordinaria familia.

  • Antes de que todo se rompiera de Ruth Ibanez Amez

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    Todas las mananas el mismo desconcierto. Alex siempre tarda unos segundos, que a el le parecen horas, en saber donde esta. Extrana la cama, ve la ventana en el lado equivocado, y donde debia haber una mesilla con una lampara, hay una pared con la que se golpea cuando intenta dar la luz. Poco a poco se da cuenta: esa no es su habitacion. No la que fue suya durante quince anos, no la de su casa en Madrid. La luz tenue crea sombras y lo recuerda de golpe. Esta en Vitoria, en el cuarto de la casa nueva, con su nuevo hermano, con su nueva madre. Y con el padre de siempre. El que lo trajo aqui hace ya mas de un ano. El dia apenas ha amanecido y una fina niebla cubre los tejados que puede ver desde la cama. El ruido del agua en el bano le dice que alguien se le ha adelantado. Sera Ander, porque ni su padre ni Sara madrugan tanto, y ninguno de los dos se pasa veinte minutos bajo la ducha. Mea en el bano pequeno, y antes de llegar a la cocina se da cuenta de que se ha olvidado el movil. Mejor. A veces, el ruido de los mensajes no le deja oir su propia voz, aunque lo tenga en silencio. Esa obligacion de estar siempre conectado, siempre disponible, siempre ahi para quienquiera que tenga una chorrada que compartir, un chiste malo, la ultima foto manipulada de quien toque esa semana, le genera un estres que le ha costado identificar. Prepara el cafe bien cargado mientras piensa en como seria su vida si no existieran los moviles. <>, se dice mientras sonrie al poner el bote de Colacao en la mesa, porque le sigue haciendo gracia que Ander tome Colacao. <>. Se prepara un par de tostadas y se sirve el cafe solo y sin azucar. Esta tan fuerte que le hace guinar los ojos. Perfecto. A su padre le va a encantar. Sara va a hacer un chiste sobre drogas duras, va a rellenar el vaso de leche y a endulzarlo tanto que deje de saber a cafe. Anos atras, su padre y el se habrian reido de ella al unisono, como se reian siempre de los que piden caramelo en el cafe del Starbucks. Anos atras, cuando su padre y el compartian bromas y gustos, como el cafe solo y sin azucar, como los malotes de las peliculas, como las actrices pechugonas y de labios grandes. Antes de que todo se rompiera. Se sienta a la mesa y unta con mantequilla una tostada, la mirada adormilada y perdida. Repasa el dia que tiene por delante, los libros que debe meter en la mochila. Esta repitiendo curso y se ha prometido a si mismo que ya no mas, que no piensa quedarse en la ESO para siempre; si no consigue pasar a Bachiller con Ander, dejara de estudiar, o se metera en un ciclo de Formacion Profesional o algo, pero no va a volver a pasar por el trago de ser el repetidor, el tonto del instituto. Consiguio pasar de curso en septiembre, todo un logro teniendo en cuenta que da las clases en euskera y el lleva poco mas de un ano aprendiendo el idioma, pero tiene que andarse con ojo. Lengua la tiene aprobada, Euskera la va a suspender si o si, porque milagros, los justos. Toca darle fuerte a las Matematicas, incluso si eso supone arriesgarse a pencar otra. Deberia haberse puesto a estudiar mucho antes. Deberia haber pasado las tardes con los libros, en lugar de haciendo el tonto en la calle. Oye a alguien en el pasillo. Se pone tenso. Cuando su padre asoma por la puerta, aparta la vista. --Buenos dias --dice Martin. Su voz es timida, precavida--. Has hecho cafe. Menos mal, el de Sara no sabe a nada. Alex se mantiene en silencio. Mastica esforzandose en no hacerlo rapido, pero tampoco despacio. Se esta aprendiendo de memoria el dibujo del baldosin. Esta cocina necesita una reforma. Es digna de una abuela. Martin se sirve una taza y se sienta a la mesa frente a el. --?Tienes el horario muy cargado hoy? ?Muchas asignaturas dificiles? Mirar a su padre es como mirarse en un espejo que adelanta, en el que puede ver como sera el cuando tenga su edad. Lo unico que los diferencia es el pelo, de un rubio mas oscuro en su padre; los ojos, la nariz y la boca son identicos. Alex da un trago de cafe y vuelve a su tostada. Martin no se rinde. --?Os han dado ya las fechas de los examenes? --Sabes que si --contesta Alex sin mirarlo--. Ander le enseno el papel a Sara la semana pasada. Su padre asiente. Nunca admite cuando miente, ni cuando lo pillan. Por eso es tan buen abogado. --Empezais mas tarde que en Madrid. Mejor, mas tiempo para estudiar. --Silencio--. ?Que te cuentan los de tu antiguo instituto? ?Sigues en contacto? Alex levanta la cabeza y lo mira con ojos entrecerrados. --?Por que lo preguntas? ?Quieres quitarme el movil? ?Bloquearlos? ?Hacerme cambiar de numero? --Claro que no, ?a que viene eso? No quiero que pierdas tus amistades de Madrid. --Ah, ?no? Pensaba que me habias sacado de alli precisamente por eso. Para que no anduviera con gente rara. Martin abre la boca, se lo piensa, vuelve a cerrarla. Su voz, cuando por fin habla, suena tranquila, demasiado. Esta haciendo un esfuerzo por no perder el control. Alex sabe que no es por el. Lo que no quiere es que su novia lo oiga gritar o perder la paciencia con su hijo adolescente. Sara no lo hace nunca. Pero claro, Ander no es como el. --Sabes perfectamente por que te saque de alli. Estabas al borde de hacer una estupidez. --De tal palo, tal astilla. Golpe bajo. Su padre parpadea, pero es el unico gesto que se permite. No mostrar debilidad es una de las premisas de su trabajo. --Te he pedido perdon un monton de veces, no puedo hacer mas. Lo que yo hiciera no es excusa para que pongas tu vida en peligro, Alex. Esa gente con la que andabas... --No soy imbecil. Se donde parar. --No lo parecia. Joder, Alex, desapareciste de casa tres dias, casi me da algo. Te di por muerto, hijo. --Mira, igual que yo durante quince anos. Ya sabes lo que se siente. Martin se calla y mete los labios hacia dentro. Algun dia va a dejar de disimular y le va a pegar el grito que Alex sabe que lleva dentro, algun dia en el que Sara no este cerca y no pueda aparecer en cualquier momento. Como ahora, que se asoma por la puerta. --Buenos dias. --Sus ojos bailan entre uno y otro. No se atreve a entrar en la cocina de su propia casa--. Eh... ?Os dejo solos un rato? --Mejor os dejo solos yo. --Alex se levanta y deja el plato vacio y la taza en el fregadero. Alguien tendra que vaciar el lavavajillas en algun momento, porque empiezan a tener mas platos sucios fuera que limpios dentro. Esquiva a su padre y se detiene para dar un beso en la mejilla a Sara, que se lo devuelve con ganas--. ?Ha salido Ander de la ducha ya? --Creo que si. Otra cosa es que haya salido del bano, ya sabes que le cuesta media hora peinarse. --Ay, Dulcinea del Toboso, que guerra da. Sara rie y le acaricia la cara. Ahora hablaran de la conversacion, Martin dira aquello de <>, y Sara contestara con lo de <>. Alex resopla. Llega al bano, donde el secador sustituye al ruido del agua. Golpea con el puno cerrado. --Venga, Ander, cojones, que si, que estas muy guapo, que el mechon esta perfecto. Sal ya, cono, que me vas a hacer llegar tarde. --La puerta esta abierta, gilipollas, no hace falta que la tires abajo. Ander se esta secando el pelo delante del espejo, una toalla atada a la cintura, el torso desnudo. Es un poco mas bajo que el, aunque mas alto que la media, y su espalda es mas ancha, su cuerpo mas de hombre que el suyo, a pesar de tener un ano menos. Le esta cambiando la cara y empieza a atisbarse el adulto que se oculta bajo esos rasgos que ya no son de nino: mandibula cuadrada, pomulos fuertes, cejas espesas, una cara que en otra persona seria agresiva, pero la curva de sus labios siempre sonrie, y esos ojos marrones, que a veces son verdes, encierran toda la inocencia que Alex perdio hace tiempo. Su rostro oculta algo delicado, casi femenino. <>. Pero es su obligacion tomarle el pelo: --Joder, lo que te cuesta ducharte. Ni que fueras una tia, colega. --Soy de esos especimenes de macho a los que les gusta estar limpios, que le vamos a hacer. --Alex empieza a desvestirse y Ander aparta la vista de su reflejo en el espejo. Alex sonrie. No es la primera vez que lo pilla haciendo eso--. ?Ya has desayunado? --Con lo que has tardado, me ha dado tiempo a desayunar y a tener la primera bronca del dia con mi padre. Ya tengo dos cosas de la lista hechas. Ander se gira hacia el, el pelo olvidado. --?Que ha pasado? ?Que te ha dicho? --Nada, en realidad. --Alex abre el agua y comprueba la temperatura con la mano--. Pero me toca los cojones que vaya de padre guay despues de lo que me hizo. Que si sigo en contacto con la gente de Madrid, me pregunta. ?Y que mas te da, si no vas a dejar que los vuelva a ver? Alex entra en la ducha y ve la imagen de Ander desde el otro lado de la mampara empanada. Se esta mordiendo el labio, como hace siempre cuando piensa. --No puedes pasarte la vida enfadado con el. Algun dia vas a tener que perdonarlo. --Algun dia. Pero no hoy. Alex mete la cabeza debajo del agua y deja que le empape el pelo, los hombros, la espalda. Nada como una charla con su padre a primera hora de la manana para tensar todos los musculos del cuerpo. Apoya las manos contra la pared y cierra los ojos. Se esta bien ahi dentro. Ander golpea el cristal de la mampara y el se vuelve. Esta serio, el mechon de pelo sobre su frente perfecto, la toalla aun en la cintura. Lo mira con sus enormes ojos de cachorro de pastor aleman. --Piensalo --le dice, y Alex le oye a pesar del agua--. Si no llega a ser por lo que te hizo, tu y yo seguiriamos siendo hijos unicos. --Con lo bien que vivia yo entonces… --Sonrie Alex. Ander le ensena el dedo corazon y sale del bano hacia su cuarto. Alex se frota los ojos un buen rato antes de coger el champu. 2 Vitoria es un ser esquizofrenico hecho ciudad. En el mes de abril puedes estar un dia a dos grados, con los puertos de montana de alrededor cerrados o con cadenas, y a la semana siguiente te planteas ponerte zapatillas de verano sin calcetines, con veinte grados a la sombra y picos de calor que ni en pleno agosto. La hierba acaba de brotar en el parque que esta al lado del instituto y entona cantos de sirena cuando estas en clase mirando por la ventana: lo unico que te apetece es tirarte al sol e ignorar la voz de la conciencia que te dice que deberias estar en clase, mira que si hoy explican lo que va a caer en el examen, ay como te pille tu madre. La voz siempre gana en el caso de Pedro, porque su madre es profesora de ese mismo instituto y, con su suerte, seguro que se la cruza de camino al parque. Nada de tirarse a la bartola para el. Porsiaca. Friolero por naturaleza, Pedro se ha abrigado tanto como si estuvieran en pleno febrero porque no se fia de los cambios de temperatura. Nada mas salir a la calle empieza a sudar. <>, piensa mientras recorre los doscientos metros que lo separan de la bocacalle donde suele quedar con sus amigos para ir a clase; ser friolero en Vitoria es su penitencia por los males que debio de causar en una vida anterior. Friolero en Vitoria. Como vivir frente a la playa y tener alergia a la arena. Como ser hijo de pastelero y diabetico. Como tener un padre torero y ser animalista. Un conazo, vaya. Llega temprano, como siempre. La puntualidad se hereda, y el se parece a su madre tambien en eso, aunque por suerte ha sacado la altura de su padre. Estos cinco minutos de paz antes de que empiece la voragine del dia le saben a gloria. Deja la mente vagar tranquila; se fija en las pocas personas que se han puesto en marcha ya a esta hora, en el olor a humedad que hay en el ambiente (<>), en las sensaciones que recorren su cuerpo. <>. Su padre dice que es lo que toca, por la edad, que luego estara en tu mano parar esa voragine. Pedro no lo tiene tan claro. Los adultos de su entorno no parecen pasar demasiado tiempo consigo mismos. Menos sus padres. Pero sus padres siempre han sido un poco raros en ese sentido. Sacude la cabeza. Como le diria Ander: <>. Ha sido pensar en el y verlo aparecer. Por un instante, Pedro cree que su deseo lo ha convocado. Viene con Alex, como siempre, dandole empujones y recibiendolos en ese lenguaje adolescente de los chicos que sustituye abrazos por golpes y <> por <>. <>, piensa Pedro. No habra muchas personas en el mundo que se hayan encontrado con un hermano de su edad hecho y derecho, sin tener que pasar por los celos de crecer juntos o esos enfados que, segun dicen, son normales entre quienes comparten la infancia. Como en un cuento de hadas, un dia se levantaron y se encontraron con un colega de su edad en su propia casa, un amigo con el que compartirlo todo, incluso a sus padres. Pedro los envidia mas de lo que reconocera nunca. Ya le gustaria a el haber vivido algo asi. Aunque, con su suerte, seguro que su hermano seria gilipollas. O estaria tan bueno que se enamoraria locamente de el, y ay, se liaba gorda en casa. O era una hermana. Puaj. Cambia de postura para recibirlos. Quiere que su lenguaje corporal diga: <>. Pero en lugar de eso parece que se esta meando, asi que adopta de nuevo la pose algo encorvada que es natural en el. Los dos hermanos lo alcanzan y el se une a su paso sin molestarse en saludar. Se ven demasiado para formalidades como esas. --?Llegamos tarde? --dice Alex al tiempo que mira el reloj. --No, que va, soy yo el que ha llegado pronto. No he calculado bien. --Yo cuando no calculo bien llego diez minutos tarde, no antes. Que raro eres, Pedrito. --Ya ves, Alejandro, cada uno tiene sus manias. --Que no me llames Alejandro, capullo. --Pues tu no me llames Pedrito, mamon. --Cuanto amor a estas horas de la manana, que armonia, que maravilla --se une Ander. Alex le golpea el hombro. --Calla, ander the table, que para ti tambien tenemos. --Me podia haber callado. --No aprendes, broda. --Alex se dirige a Pedro, que va a su lado--: ?Que, ya te han hecho ponerte a estudiar? Menos de cuatro semanas para el primer examen, tu madre ya te habra metido prisa. --Como no. --Pedro resopla--. En cuanto pusieron las fechas empezo a apretarme las tuercas. --Tiene que ser horrible lo de tener una madre profesora. --Se rie Alex--. No puedes hacer pira, ni liarla en clase ni dejarte los deberes. --Ni contestar mal a un profesor, ni sacar menos de un siete en un examen, ni pedir ir al bano demasiadas veces... --?En serio? ?Hasta eso? --Te lo juro. --Venga ya, Pedro, que tu madre no es asi --le corta Ander. Pedro siente un cosquilleo travieso en la nuca al oir su nombre de sus labios--. No me la imagino yo preguntando a nadie que tal vas o pidiendo que se chiven de ti. --Lo primero: tu solo has visto a mi madre de buenas, asi que ni puta idea del monstruo en el que se convierte cuando se enfada. Y segundo: no se si pregunta o se lo cuentan sin que ella quiera, pero que se entera de todo todo todo lo que hago, ya te digo yo que si. --Pero seguro que alguno tambien te sube la nota porque le cae bien tu madre, o para no tener bronca con ella luego. Alguna ventaja seguro que tiene. --Alguna ventaja, a ver, veamos... --Pedro finge un gesto de concentracion, la mirada perdida a lo lejos--. Nunca me equivoco con las fechas de los examenes. --Una pausa de tres segundos --. Ya. --Tambien te enteras antes que nadie de cuando son. Y sabes tu nota antes de que la digan en clase. --Pedro levanta las cejas, dispuesto a negarlo, pero Ander es mas rapido--: No mientas, tio, que canta un huevo. Siempre sabes tu nota antes de que repartan los examenes. --No siempre --murmura. Alex le da una palmada en la espalda. --?Te habla alguna vez de la gente de clase? Seguro que de Gorka te ha contado alguna cosa. --No, nunca. --Alex lo mira esceptico--. Te lo juro, nunca. A mi padre si, alguna vez, cuando cree que no la oigo, pero a mi nunca. Si que se le cambia la cara cuando hablo de segun que gente, pero nunca dice nada. --?Segun que gente? ?Como quien? --Vosotros, por ejemplo. No hace mas que decirme que no ande con malas companias. --Que profesional lo de no contarte nada de lo que pasa en clase. --Alex tuerce la cara en un gesto de burla--. Yo no podria callarme nada. --?En serio? --Ander esquiva la colleja de Alex, que hace amago de revolverle el pelo--. El pelo ni tocar, capullo. --Uy, si, perdona, a ver si te vas a tener que pasar otros veinte minutos acicalandote cuando lleguemos. --No he tardado veinte minutos. --Media hora. --Mentira. Ni un cuarto. --Ahi esta Gorka. Senal de que ahora si que vamos tarde. --Que desastre es el tio. Ni un solo dia va con la ropa bien puesta. Pedro quiere defender a su amigo, pero Alex tiene razon. Gorka lleva la camiseta a medio meter bajo el abrigo desabrochado y mal colocado sobre los hombros, la mitad de la capucha escondida entre su espalda y el abrigo. Su cabeza no parece haber visto un peine recientemente y, aun a distancia, se le distinguen las comisuras de los labios sucias, con pegotes del Colacao del desayuno. Pedro baja la cara para ocultar una sonrisa. --Pues ha mejorado una barbaridad. Tenias que haberlo visto en primaria --dice Ander. Mira a Pedro, que asiente con la cabeza--. ?Te acuerdas aquel dia que vino con el pijama por debajo de la ropa porque se le habia olvidado quitarselo al vestirse? --Si. --Pedro se echa a reir--. O cuando se trajo la agenda y el cuaderno de su padre pensando que eran los suyos, y vino el hombre todo desesperado a buscarlos al colegio. Era el teniente de alcalde en aquel momento y debia de haber informacion muy comprometida en aquellos cuadernos. --Una vez acumulo cinco mudas sucias en la mochila de gimnasia porque su madre decidio que ya era hora de que aprendiera a hacerse cargo de sus cosas y dejo de vaciarsela ella. !En sexto! --Los tres sueltan una carcajada--. Llamo la consultora del centro a su casa, diciendoles que aquello ya era un caso de negligencia grave. Como olia aquello cuando la abrio, que peste. --Y su madre volvio a vaciarle la mochila, ?no? --pregunta Alex entre hipidos. Gorka esta ya a pocos pasos. --Si. Hasta hoy, creo. --?Que pasa? ?De que os reis? --Del capitulo de la piscina de Mr. Bean. Un clasico. El recien llegado alza las cejas y asiente, confuso, antes de cambiar de tema: --Oye, que venia pensando. --No te esfuerces tanto, a ver si te vas a hacer dano. Gorka ignora a Pedro. --Estamos casi a fin de curso. Nos queda nada y menos para los examenes. A partir de ahora, nuestra vida va a ser un puto infierno hasta que terminemos bachillerato, y luego igual peor, porque en la universidad nos vamos a cagar. --Joder, macho, que positivo te levantas tu por las mananas, ?no? --le corta Alex, que aun no ha podido dejar de reirse. Gorka hace un aspaviento con las manos para hacerle callar. --Necesitamos hacer algo antes de que empiecen los examenes. Una buena juerga, pero mas que eso, un desmadre, un... No se, algo. --Podemos echar un kinito este fin de semana --apunta Ander--. La plaza esa donde quedamos el otro dia no estaba mal. --?Eso es para ti un desmadre? --Alex acaricia la mejilla de Ander. Pedro se derrite por dentro--. Hermanito, cuanto tengo que ensenarte. --?Y que quieres hacer tu? ?Puenting? --Mejor que beber kalimotxo en una plaza llena de meados. --?Y donde hacen puenting por aqui cerca? --pregunta Pedro--. Ademas, ?no se mato una chica hace poco? --Porque salto antes de que la ataran, que hay que ser torda. --A mi no me apetece mucho lo de tirarme por un puente. --Es lo que siempre nos dicen en casa. Si los demas se tiran por un puente, ?tu vas detras? --En mi casa dicen <>. Si los demas se tiran por la... --!Fin de semana en Santa Cruz de Campezo! --grita Gorka. Se callan de golpe--. Podemos pasar un fin de semana en la casa de mis padres en Campezo. --?Donde esta eso? --pregunta Alex. --Donde Cristo perdio el mechero. ?Hasta alli quieres ir? --se extrana Ander. --Es media hora en coche, un poco mas en autobus, no esta tan lejos. La zona es muy chula, y mis padres tienen una casa muy guay, con jardin y todo. --Pero si eso es un pueblo de mala muerte --insiste Ander, mientras Pedro recuerda un rio, un camping y cuatro casas--. Solo hay gente en verano, la mitad del pueblo esta vacio el resto del ano.--?Y que mas da? La cosa es estar juntos, nosotros solos, sin padres. --Gorka, si me quieres llevar a lo oscuro, no te hace falta una casa perdida por ahi. --Alex le guina un ojo--. El bano del instituto es suficiente. --Mas quisieras tu que catar este cuerpo, chaval. Esta reservado exclusivamente para las chatis. --Pues no se que vas a pillar en Campezo, aparte de catarro, si solo vamos los cuatro --le dice Ander muerto de risa--. ?O piensas pillarte alguna campezana? --?Campezana? --Pedro lo mira con extraneza. Ander imita su gesto. --?Campezotarra? ?Santacrucense?

  • Amar a Jason Thorn de Ella Maise

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    Jason Thorn... El amigo de la infancia de mi hermano...

  • Bajo la aurora boreal de Mimmi Kass

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    Una apasionante historia de amor entre dos mundos opuestos en uno de los rincones mas deslumbrantes del planeta.

  • La diputada de Angeles Lopez De Celis

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    Macarena es una mujer al filo de los cuarenta que, tras una trayectoria fulgurante en la empresa privada, entra en la politica en las filas de un nuevo partido, donde pronto se convierte en la mano derecha de su secretario general. Elegida diputada, asume sus responsabilidades con una firmeza y dedicacion que enseguida le pasan factura en su vida privada y procuran muchos y peligrosos enemigos.
    La crisis estalla cuando la prensa publica un turbio asunto que salpica a su familia y se hace eco de los rumores que apuntan a que su marido se ha valido del cargo que ella ostenta para sus negocios. A partir de ese momento, con su matrimonio a la deriva y puesta en tela de juicio por sus correligionarios, Macarena se enfrentara a la cara mas amarga de la politica y al linchamiento mediatico. Una batalla de la que es imposible salir indemne.

  • La Destructora, ruinas y ceniza (La Creadora 2) de Haimi Snown

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    Los ergys la tienen y los wises la quieren.

  • Una y mil veces que me tropiece contigo de Carol B. A

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    ?Que buscas en una novela romantica?

  • La ultima Frontera de Una Fingal

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    Cuando Jess O’Flahertie llega a Hope Hill, un pueblo fronterizo en medio de aridas colinas. Todo el mundo cree que es un pistolero y es recibido con hostilidad por parte de los miembros mas influyentes de la comunidad. Whythman, el ayudante del sheriff, sera quien mire con mas recelo al forastero. Hay algo raro en sus andares, en el timbre de su voz… Sea como sea, se toma muy a pecho averiguar su procedencia e intenciones, ya que cree que causara problemas. Hasta que Jess le salva la vida. Entonces se pregunta ?que verdaderas intenciones tiene el pistolero?

  • Palabras contra el olvido de Jose Luis Ferris

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    La figura de Maria Teresa Leon estuvo vinculada a la de Rafael Alberti durante al menos cincuenta anos, en los que ambos vivieron juntos las experiencias decisivas de la guerra y el exilio, pero su relacion con el poeta no debe ocultar la contribucion de una de las escritoras mas deslumbrantes de la generacion del 27.

  • Cita con Rama de Arthur C. Clarke

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    La llegada al Sistema Solar, hacia el ano 2130, del monstruoso Rama, esa masa de cuarenta kilometros de longitud, plantea a los cientificos de la Tierra una serie de enigmas a estudiar y resolver. ?Se trata de un astro con luz propia?

  • Algo salvaje de Vicki Lewis Thompson

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    Keely Branscom siempre habia sido una chica rebelde. Se habia ganado su mala reputacion a los diecinueve anos, cuando habia posado desnuda para una revista, aunque lo que realmente habia pretendido habia sido hacer reaccionar al formal Noah Garfield. Pero entonces el no habia sabido como actuar… Anos mas tarde, Noah la encontro en la puerta de un club de strip-tease de Las Vegas y decidio salvarla de si misma. El problema era que Keely no deseaba que la salvaran de nada; de hecho, lo que queria era demostrarle a su amor de juventud lo que habia estado perdiendose…

  • El temblor del heroe de Alvaro Pombo

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    Roman es un profesor universitario jubilado al que invade la nostalgia de los dias luminosos de la pedagogia en que fascinaba a sus alumnos despertandoles el amor por el saber y ayudandoles a alcanzar una vida mas noble y mas alta.

  • Genesis de lo oculto de Joel Guerrero

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    ?Que pasaria si nos hubieramos equivocado? Mejor dicho, ?si nos hubieran enganado? ?Y si en el trono celestial hay un demonio y en el infierno hay un Dios caido? Ahora, enfoquemoslo de otra manera: ?Y si Lucifer es un salvador de almas y Dios un dictador? Esta es la historia de Lucifer, su caida y las razones de su desobediencia. El diablo esta aqui y quiere contar su version.Lucifer aparece en un mundo primigenio junto a su companera y creadora Yahveh, pero no estan solos, los enigmaticos Reptilianos acechan.

  • El Haren del Tibidabo de Andreu Martin

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    En la avenida del Tibidabo, por donde circula el viejo Tramvia Blau entre imponentes mansiones modernistas, se encuentra el Haren, un exclusivo prostibulo, muy popular ya en tiempos del franquismo: el mas lujoso de la ciudad, con puertas doradas, camaras de vigilancia, vitrales de colores, cortinajes y tapices, y repleto de refugios, con salas clandestinas y pasadizos secretos. Tan secretos como los misterios que esconden tambien muchos de sus protagonistas. Y es que Mili Santamarta, histrionico personaje y unico heredero de la saga familiar y regente del club, recibe la terrible noticia del hallazgo del cuerpo de su madre, asesinada con dos tiros en la nuca. Junto a Sancha, su madre adoptiva y mano derecha del burdel --y tambien traumatizada por la muerte de su hijo anos atras--, emprenden un largo camino para aclarar los hechos y encontrar una verdad que, al final, supondra una caja de sorpresas, con desaparecidos, traficantes de mujeres, listas inesperadas, sectas satanicas, rituales de vudu, clubes sadomasoquistas. y muchos muertos. Con esta novela, la voz imperecedera de Andreu Martin vuelve con una dura historia, violenta, pero con buenas dosis de ironia y humor, con giros constantes que inyectan un ritmo vertiginoso en el que apenas queda espacio para la pausa, y ahi el lector se convierte casi en un personaje mas dentro de una trama donde cada detalle cuenta.

  • Una terraza frente al mar de Elisa Mayo

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    Vera es valiente. Se atreve con todo para seguir sus propias convicciones, aunque eso signifique perder a personas por el camino; pero siempre encuentra el punto exacto desde donde volver a luchar. Ve el lado positivo de las situaciones y se dejaria arrancar un brazo por sus amigas.
    Jorge es prudente. Vive una situacion familiar complicada que lo hace actuar de forma poco razonable. No acaba de saber el camino que debe tomar, y eso le va a dificultar mantenerse cuerdo. No obstante, unas vacaciones en la costa le van a cambiar la vida.

  • El rastro de un susurro (Asesinos e hijos de la luz 1) de M. Markusen

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    Desde las profundidades de un inmenso acantilado espero la venida de mi inevitable destino. El mar infinito se extiende sobre los restos de un ejercito de amantes desesperanzados que, a lo largo de los tiempos, han entregado sus almas al dios del abismo como sacrificio. Como ellos, le regalo mi existencia a una inevitable muerte que me observa acariciando su guadana. Cientos de gotas de lluvia sacian su lujuria sobre mi piel y me refrescan de una forma deliciosa. Me ilusiona pensar que disfruto de un intenso placer entre tanto dolor, pero no puedo estar mas equivocado, ya que una tras otra, titanicas olas se esfuerzan por expulsarme de su territorio. Trago agua, escupo agua. La tormenta crece y el mar se agita con rabia. Mi mano izquierda, aferrada a una roca con toda su fuerza, pierde demasiada sangre. La derecha, bajo la espuma del mar retiene a un par de dedos que no me pertenecen y conecta nuestros latidos con ferocidad. Apoyo mi suela sobre la cabeza del propietario de los dedos y hago fuerza para hundirlo en las profundidades. Puedo sentir como se ahoga lentamente. Su sufrimiento se agrava, luchando por sobrevivir, agita mi pierna con ambas manos. Decenas de burbujas escapan de sus pulmones y suben a la superficie. Mi victima no tiene ninguna posibilidad de escapar. Cuento mentalmente los segundos que han pasado desde el inicio de sus clases de buceo involuntarias. Noventa y uno, noventa y dos, noventa y tres... El desgraciado es bueno, pero no es inmortal. Tomo oxigeno profundamente, lo expulso gradualmente y le digo a mis remordimientos que acepten ser los responsables de despojarle de la vida. Puedo explicar mi falta de empatia hacia el; durante dias he matado a mi enemigo de terribles y grotescas formas entre la soledad de mis pensamientos. ?Como me siento? Con escalofrios emocion y nervios; perdiendo la virginidad. La tormenta se hace mas intensa y levanta olas mas altas. Ciento siete, ciento ocho, ciento nueve... Mi acompanante apenas se mueve. La muerte se esta apoderando del escaso oxigeno que perdura en el interior de sus inundados pulmones. Un poco de tierra humeda se desprende de mi mano como la suela de una zapatilla de imitacion y pierdo el equilibrio. Me golpeo la barbilla accidentalmente contra una piedra afilada. Sangro. Vuelvo a apoyarme en un pequeno saliente y consigo mantenerme a salvo lo mas rapido que puedo. Miro al cielo y contemplo la colosal roca que descansa sobre mi. Es imposible trepar a traves de sus brazos, tengo que hacerme a la idea. Mi invitado deja de moverse al fin, eso me reconforta. Suelto su mano y su cadaver se hunde muy docilmente en la oscuridad, alejandose de mi vista. Sin una segunda oportunidad; sin solucion ni vuelta atras. Suenos y susurros, buscandome noche tras noche... Suenos y susurros... 1 Alan Brody El origen de todas las grandes tragedias ?Por que a mi? No puedo creerlo. ?Esto es real? Mi credulidad descansa apaciblemente sobre un lejano horizonte perdido en otro mundo y aun asi no puedo evitar darme cuenta de la realidad de la situacion. El sufrimiento que aflora de mi interior es inmenso e insoportable. Todo espiritu tiene un limite marcado por una linea y cuando la agonia la sobrepasa, la cordura emprende una muerte lenta y la locura renace como una raiz en el cerebro que crece despacio, controlandolo todo poco a poco. Dios misericordioso, eres incapaz de imaginarte lo mucho que ahora te odio. Calentado por una pequena manta y en mitad de la noche observo bajo la seguridad de la parte trasera de una ambulancia como, en el exterior, el fuego purifica mi casa y la transforma en polvo gris. Un dios arroja incontables lagrimas sobre el mundo que aplauden al tocar el suelo y empapan a los curiosos que se amontonan tras un muro resguardado por policias. Mis padres compraron la hermosa montana de ladrillos que arde meses antes de mi nacimiento. Dos pisos rebosantes de una independencia lo suficientemente solida como para dar refugio a una pequena familia y a su felicidad durante muchos anos. El exterior esta, o quizas deberia rectificar y decir estaba, decorado con un delicado y minusculo jardin donde se podian almacenar un par de matorrales, ni uno mas. Mi madre siempre me solia decir que plantar un punado de flores a lo largo de toda nuestra vida no iba a cambiar el mundo, nuestros actos tenian que ser mas intensos para dejar una huella en los demas; opino que algo es algo, ?no? Decenas de residencias perfectamente simetricas a la mia abrian un largo circulo lunar que llegaba hasta el horizonte. Las paredes eran gruesas e impedian que alguno de mis vecinos se enfadase por escucharme improvisar un estornudo o por ir al bano a altas horas. En las noches mas iluminadas se podia ver al final de la carretera el reflejo de las luces de los edificios altos que estaban en el centro de la ciudad. Mis padres trabajaron muy duro durante muchos largos y pesados anos para conseguir quitarse de encima la asquerosa deuda de la casa. Ambos murieron en un grave accidente de trafico durante un viaje que hicieron por sus bodas de plata y al ser hijo unico no tuve problemas para repartir la herencia entre uno solo. Al principio disfrute de la soledad, pero con el tiempo la casa se hizo cada vez mas grande, hasta que conoci a Judith y la comparti con ella, con el amor de mi vida, el mismo amor que estoy viendo en este instante salir por lo que queda de la entrada principal de mi casa metida dentro de una bolsa de plastico negra para cadaveres. Si, es real. Ahora no tengo con quien dormir ni donde hacerlo; solo una pequena manta sobre mi espalda se ha quedado conmigo. Mi vieja vecina, como es costumbre en ella, me observa desde la seguridad de su solitaria morada de piedra. La anciana nunca aparta sus brillantes ojos de los movimientos de los demas residentes en ningun momento para contarselos a su almohada. Maldita seas un centenar de veces. --Entra en tu cueva y vuelve a quedarte a solas con tus gatos, insolente y nauseabunda vieja arrugada. --susurro. Los bomberos corren de un lado para otro, esforzandose por eliminar los ultimos vestigios del fuego que aun permanece latente. Ya no queda nadie dentro asi que pierden el tiempo. ?Un gato quizas? Imposible, los odio y no recuerdo el motivo, pero los detesto y los temo. Lloro... lloro en soledad. Unifico todos los lamentos de mi vida y los expulso como uno solo, fuerte y uniforme. Segun avanza el tiempo, las sirenas inician el cese de su canto y las voces de los bomberos se silencian, un simbolo indudable de que su trabajo esta llegando al final. He intentado salvarla con todas mis fuerzas, lo juro por dios, pero no han sido las suficientes. Tendria que haber sido mi turno... En mi cabeza veo su cuerpo envuelto entre intensas llamas, retorciendose de un lado para otro; es ciertamente una escena insufrible, una pesadilla perfecta. Un hombre entra en la parte trasera de la ambulancia en mitad de mi lamento. Viste un elegante traje negro y lleva puesta una reluciente corbata gris, todo recien lavado y planchado, un uniforme demasiado refinado para pertenecer a un simple agente, debe tratarse de un oficial. Sus mejillas rebosan cicatrices y su cuerpo desprende un aroma a cerveza repugnante, similar al de un maton barato. En su mano derecha sujeta una carpeta plana y un boligrafo atado con un nudo simple cuelga de esta. Se sienta frente a mi y cierra la puerta del vehiculo con suavidad. Fuera llueve tan intensamente que al quedarnos solos lo unico que escucho es el traqueteo de las gotas rebotando sobre el techo. --Menuda tormenta, ?no le parece? --me pregunta. ?Como le puede hacer esa pregunta a un hombre que acaba de perderlo todo? Me hace pensar que es imbecil y que ha conseguido el puesto de oficial... bueno, ya os imaginais como. --No me habia dado cuenta, estaba mas pendiente del olor a quemado de los restos de mi mujer. --respondo. --Obviamente. Disculpeme, senor Brody. ?Que tal se encuentra?, ?tiene alguna herida? --estoy trastornado y en estado de shock absoluto, lo cual es algo razonable y logico teniendo en cuenta el drama que estoy atravesando, pero guardo silencio; no me veo capaz de contestarle cortesmente --Lo que ha hecho usted ha sido muy valiente, aunque muy arriesgado para su vida. Comprendo su reaccion a la perfeccion, senor Brody, yo habria hecho lo mismo por mi esposa si se hubiera visto envuelta en algo similar, pero tiene que comprender que salvar a una persona retrasa el rescate de otra, ?lo entiende? --?Insinua que ella ha muerto por mi culpa? --le pregunto muy enfadado. El oficial suspira. --No, usted se confunde, nada mas lejos de mi intencion el ofenderle, pero si no hubieramos entrado a sacarle a usted todo se habria agilizado mas y... bueno... ?Comprende lo que le intento decir, senor Brody? Quiero partirle su boca diente por diente y mostrarle el resultado tras una larga sesion fotografica, pero me contengo. Demasiado estres por hoy. --Por supuesto que lo comprendo, --miento --sin embargo, solo me he dejado llevar por el instinto, sin importar las consecuencias en lo mas absoluto. Por mucho que usted me diga que lo entiende, estoy convencido de que no es asi. Medito durante un pequeno instante y mi vigilante respeta mi deseo sin pronunciar palabra alguna. Los ojos de Judith, el amor de mi vida, resaltan entre la oscuridad de mi interior, volando libres a traves de mi dolor. --Lamento mucho lo sucedido, sinceramente. Se que no es el mejor momento para hacer esto, pero tendra que contestarme a unas preguntas. --interrumpe mi meditacion. Mas lagrimas se deslizan a traves de mis mejillas. --Pregunte lo que quiera. Ayudare en lo que pueda, le doy mi palabra. --cedo. Da unos ligeros toques en su libreta con el boligrafo. --?Donde estaba usted cuando se inicio el incendio, senor Brody? --inicia el interrogatorio. Seco mis lamentos con la manta que me han prestado. --Trabajando. --contesto --Soy camarero en un restaurante cercano desde hace dos anos, mas o menos. Justo cuando llegue a casa al terminar mi turno, el fuego estaba muy avivado y los vecinos acababan de llamarles a ustedes. Ninguno de ellos tiene mi telefono y no pudieron comunicarse conmigo. Intentaron evitar que entrara en la casa cuando me vieron correr hacia la puerta con un ataque de panico; no lo consiguieron, ya lo sabe. --?Puede probarlo? --me pregunta. Me doy cuenta del rumbo que estan tomando sus preguntas. --Hay camaras de seguridad en el local, si pide las grabaciones a mi encargada seguro que se las mostrara sin ningun inconveniente. Mis companeros tambien me vieron trabajando, pregunteles a ellos. --le explico. --?Garantiza que todos dirian lo mismo? --Bueno... siempre hay algun gilipollas, como en cualquier parte, ?no? En nuestro trabajo todos tenemos a un insoportable, vago, sucio y prepotente companero capaz de amargarnos el dia y al que es mejor ignorar por completo. Se convierte en una excusa para arrojar el despertador con furia contra la pared al apartar las sabanas para levantarnos. No lo hagas contra el suelo si lo que pisas es parque de calidad, no hace falta ser tan estupido. Inexplicablemente, a el lo ascienden antes que a ti. --Tras revisar las escrituras he comprobado que usted es el unico propietario del inmueble incendiado, ?no es asi?

  • El unico recuerdo de Flora Banks de Emily Barr

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    Todos recordamos nuestro primer beso.
    A Flora Banks es el unico recuerdo que le queda.

  • Siempre fiel al amor de Sophie Kiss

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    La vida nos da sorpresas. Eso fue lo que le paso a Paul, una enfermedad terminal le pone fin a su vida lentamente, para que su esposa no se quede sola, decide buscarle un nuevo companero de vida, comienzan las citas clandestinas por internet a sabiendas de Paul para encontrar al candidato adecuado y por si fuera poco aparece Mark, el amigo de toda la vida de Paul, un multimillonario y desvergonzado el cual es otro candidato para quedarse con ella. Aillen ama con todo su corazon a Paul ?Con quien se quedara Aillen?

  • Hanns y Rudolf de Thomas Harding

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    Eran los meses de invierno de 1946. Hanns Alexander -aleman, judio- se propone encontrar a Rudolf Hoss, el Kommandant de Auschwitz y responsable de la muerte de mas de dos millones de personas. Hoss habia huido a traves de un continente en ruinas y se ocultaba bajo una nueva identidad. Era, ademas, el unico hombre cuyo testimonio podia garantizar que se hiciera justicia en Nuremberg y saliera a la luz toda la dimension del Holocausto. Rudolf Hoss habia nacido en una casa aislada de la Selva Negra en 1901, hijo de un padre fanatico e intolerante, al que temia y despreciaba, y una madre distante que a menudo estaba enferma. Huerfano de padre a los trece anos, su madre dificilmente podia asegurar la subsistencia de la familia, por lo que Rudolf se alista en la Cruz Roja cuando estalla la Primera Guerra Mundial, deseoso de servir a su patria. Es enviado al frente, donde cae herido dos veces, y al finalizar la contienda es condecorado por el Gobierno aleman. Hanns Alexander habia nacido en Berlin en 1917, hijo de uno los medicos mas apreciados de su tiempo. Por el espacioso y elegante apartamento de los Alexander, situado en el corazon de la comunidad judia de la capital de Alemania, pasaban conocidos pacientes como Albert Einstein, Max Reinhardt, Richard Strauss o Marlene Dietrich. Pero al tiempo que la situacion economica y social de los Alexander era cada vez mas solida, el nazismo se enraizaba en la sociedad alemana de los anos treinta. Rudolf se alista a las SS y Hanns ve como su mundo se hunde. A traves de las vidas de ambos, este libro describe la historia de Alemania desde los anos de la Primera Guerra Mundial hasta el horror de los campos de exterminio y la derrota del nazismo. Y saca a la luz por primera vez el apasionante relato de la captura de Hoss.

  • Sebastian en la laguna de Jose Luis Serrano

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    Aquel verano vi mi primer muerto, morado, hinchado, guapo aun, con los rizos revueltos. Ahogado en la laguna, aunque quiza estaba ya muerto cuando se puso de pie. Muerto antes que ahogado, eso decian los del pueblo. Tampoco es que haya visto muchos mas despues: tan solo a Alfredo Kraus y a mi padre. Hermoso, porque el era hermoso incluso morado y muerto, con el pelo revuelto, ensangrentado y lleno de algas, tardaron horas en encontrar el cadaver, enredado entre los juncos, con la cara fria y el torso desnudo, ese bellisimo torso que tantas veces habia visto henchirse con su respiracion. Resultaba extrano verlo ahora tan quieto, en la arena, junto a la verja azul. Era de noche y se habia levantado una ligera brisa, como casi todas las noches de verano junto a la orilla de la laguna, tan oscura. Estaba tumbado boca arriba, rodeado por los vecinos de los apartamentos. Mama bajaba corriendo por las escaleras, un poco desencajada, supongo que para impedir que mis hermanas y yo lo vieramos. Pero yo ya lo habia visto (no asi ellas: el padre del muerto se habia llevado a todos los ninos pequenos a la parte de atras, a pesar de su dolor, quiza para preservar la intimidad del cadaver, tan desnudo). Yo lo sigo viendo muchas noches, hermoso, amoratado y frio. Fosforescente. Por las algas, supongo. Con el pelo apelmazado por los coagulos de sangre ya medio seca. Tumbado boca arriba con los brazos extendidos. La boca semiabierta y los ojos cerrados. Rigido como los alamos en invierno. Se escurrio en la barca y se golpeo en la cabeza con el motor, luego se intento incorporar y, cuando estaba de pie, se desequilibro y cayo al agua, pero estaba ya muerto, no murio ahogado, quiza estaba ya muerto cuando se puso de pie, eso decian. 2 Pero yo no se si voy a poder contar algo porque no se puede contar nada nunca, porque el presente se va y cuando se va ya todo es mentira, o es incompleto, y lo que recordamos y lo que inventamos se mezcla, y pasan mas presentes, uno cada segundo, uno cada fraccion de segundo, y cuantos mas pasan mas nos alejamos y la verdad se nos antoja cada vez mas inaprensible. Ni siquiera yo mismo se si vi o imagine y mas aun al cabo de los anos, treinta ya, o casi, o quiza sean mas, porque todo se mezcla y cuando uno se cuenta una historia o alguien nos cuenta una historia dejamos de saber si lo que de verdad paso fue realmente lo que paso o lo que nos contaron fue mas real, porque es imposible contar una historia sin mentir, que me lo digan a mi, aunque yo intente hacerlo y no sea consciente de las mentiras, solo hay presente y es imposible captarlo todo en cada instante, asi que se escapa y entonces ya no es posible contarlo sin mentir porque solo dura un segundo, una centesima de segundo y entonces intentamos contar lo que acaba de pasar, una estrella fugaz, un orgasmo, un latido que se ha hecho esperar mas de lo debido, pero ya mentimos sobre la trayectoria de la estrella, sobre la intensidad del orgasmo (que ya es imposible reproducir porque no deja huella, como el dolor no deja huella, algo que me ha sido muy util para enfrentarme a algun dolor de muelas: vencerlo en cada instante puesto que no es acumulativo, aunque no dirian lo mismo los que de verdad sufren dolores terribles, quiza les valga lo que digo, ojala lo hiciera), sobre la duracion del latido que no llega. Lo habia intentado hacia unos anos con alguna redaccion para el colegio, pero no me habia salido bien, o yo no habia quedado especialmente contento con el resultado. No con el resultado literario sino con lo que paso despues: no me gusta del todo, eso dijo mama, has inventado cosas, no ocurrio exactamente asi, lo has idealizado, entonces papa le dijo que era una envidiosa, eso dijo papa, y una enredadora y se monto una buena. Esto fue lo que escribi: Habia una vez un colegio de una ciudad pequena de provincias. El edificio estaba en el borde de la ciudad antigua y tenia dos puertas: una que comunicaba con el centro de la ciudad, por la que cada manana entraban los hijos de los abogados, los medicos y los maestros, y otra trasera que daba a los barrios de los obreros. Sus hijos tenian que cruzar cada dia una calle de cuatro carriles con un trafico espantoso por un paso de cebra sin semaforos. Algunos acabaron alli sus cortas vidas. En esa puerta trasera habia un terreno triangular lleno de cardos y escombros que pertenecia al Ayuntamiento. Uno de los maestros, que habitualmente cuidaba el comedor, decidio dedicar ese tiempo que les quedaba libre a los ninos que no iban a comer a casa, entre las clases de la manana y la tarde, para ensenarles a cultivar un jardin. Recogieron los escombros, arrancaron los hierbajos, cavaron la tierra, la regaron y, finalmente, empezaron a plantar. Dedicaron una parte, la mas externa, a poner plantas con flores: rosales, geranios, margaritas. Y en el interior, junto a la valla, los chavales aprendieron el milagro de la vida con las lentejas, las judias o los garbanzos que traian de casa y que rapido empezaban a germinar con sus altos tallos verdosos. Asi, los ninos que cruzaban del otro lado empezaron a presumir de jardin e incluso algunos padres del centro rodeaban el patio del colegio para ver aquellas lozanas margaritas y sentir la fragancia de las rosas. Un dia, el Ayuntamiento comunico a la direccion del colegio que ese terreno era suyo y que tenia previsto acondicionarlo para poner un jardin. La direccion, sorprendida, le hizo saber que ya habia un jardin, y que los ninos estaban encantados. Pero el Ayuntamiento penso que era peligroso, que estaba junto a la carretera, y que los ninos no debian salir del recinto vallado del colegio. A los dos meses, el jardin era de nuevo un estercolero lleno de hierbajos y, poco despues, fue asfaltado. Una senora que miraba cada dia desde su ventana a los muchachos trabajando con tanta ilusion, escribio varias cartas a los periodicos, y el Ayuntamiento, algo avergonzado, concedio el titulo de ciudadano ejemplar al maestro. Pero el jardin ya era solo un trozo mas de asfalto gris en una ciudad llena de asfalto gris. Recuerdo la tarde de mayo en la que el maestro hizo cerrar las persianas de la clase: <>. Desde la calle llegaba el sonido de la excavadora que arrancaba las rosas y las plantas de tomates. Pero el maestro abrio un libro y comenzo a leerlo. Se llamaba <>. Ese dia supe que mi padre era un hombre especial y que el mundo era, en general, una mierda. Asi que me enfade mucho y deje de escribir porque si todo era siempre mentira o no era nunca del todo verdad no me apetecia seguir enganando. Hasta hoy, que he dibujado circulos en la arena de la playa recordando a Olivier, el subnormal, que parecia un pajarillo, esperando, casi ansiando, que me lleve con el, con los felices, sin preocuparme por verdades o mentiras y sin saber si voy a ser capaz de contar una historia sin hacer dano a nadie. 3 Hacia ya varios anos que pasabamos una parte de las vacaciones de mi padre en la laguna. Unas veces en julio, otras en agosto. Alquilabamos un apartamento muy agradable, de tres habitaciones (una para mis padres, otra para mi y la tercera para mis dos hermanas pequenas, las mellizas), con un salon enorme que daba a una terraza soleada frente a la laguna. El apartamento formaba parte de un bloque horizontal de dos pisos de ladrillo visto, el unico que habia en la orilla y que seguramente incumplia todo tipo de normativas. Eran otros tiempos. Ahora habria sido construido en el mismo sitio, pero cumpliendo todo tipo de normativas y algun politico de medio pelo se habria hecho rico. La fila de apartamentos salvaba el desnivel entre el pie de la montana y la laguna. Los apartamentos superiores, seis en total, a los que se accedia desde la carretera, como el nuestro, eran todos de alquiler, pero casi siempre las mismas familias los ocupabamos ano tras ano. A los apartamentos inferiores se entraba por una rampa de asfalto que desembocaba en la zona en la que tomabamos el sol, una especie de playita artificial con arena un poco gruesa separada de la laguna por una verja de hierro azul y una hilera de alamos blancos, que dejaban paso a unos cuantos sauces llorones en los extremos. En la verja habia tres puertas que daban a unas escaleras desde las que nos lanzabamos al agua siempre helada, y que servian para que la gente mayor bajara a refrescarse, agarrados siempre a la escalera porque la laguna era muy profunda. Esos pisos inferiores estaban ocupados por las familias duenas de todo el bloque, todos emparentados entre si y que habian hecho fortuna con una fabrica textil en la epoca en la que los pantalones vaqueros se pusieron de moda. Ahora eran ya mayores y sus hijos rondaban los veinte o treinta anos, y cada vez aparecian menos por la laguna. La alegria llegaba de los apartamentos de alquiler (<>, eso decian <>): montones de crios pequenos y ruidosos que correteaban o gateaban por la arena, o montaban en bici o se pasaban las horas muertas en la piscina con forma de rinon (tan sombria siempre, tan helada, con el suelo lleno de hojas resbaladizas y podridas, pese a que el agua se cambiaba a diario, llenandola desde la laguna por la manana y vaciandola en ella cada noche), con los labios morados y temblando de frio. Porque en la laguna casi nunca hacia demasiado calor, al menos no hacia ese calor de julio o agosto de la ciudad. Salvo a las tres de la tarde, la hora en la que Sebastian salia de su casa, en la esquina de la izquierda. Tambien era la hora de Olivier, pobrecico, el subnormal. 4 Sebastian era de <>. Tenia unos veinte anos y los ojos azules, y un bigotillo rubio que a mi me hacia mucha gracia. El pelo rizado y alborotado siempre, sin peinar, como un emperador romano, eso decia papa, este chico parece un emperador romano. Su madre era noruega, pero llevaba ya montones de anos en Espana y hablaba un castellano divertidisimo, muy de pueblo, pero con un acento complicado cuya procedencia nadie era capaz de adivinar. Su otro hijo, Tadeo, vivia en Nueva York y yo solo lo habia visto un par de veces en mi vida, moreno, muy moreno y con una barba larga y descuidada, habia salido al padre, al empresario textil con fabrica en uno de los poblachones grandes cercanos a la laguna. Tadeo tenia una moto pequenita y negra en la que nos daba paseos a los ninos las veces que aparecia por los apartamentos, pero yo ya llevaba dos o tres anos sin verle. No era tan guapo como Sebastian, eso desde luego. Pero bastante mas sociable. Salvo ese ultimo ano, que no pudo ni salir de su habitacion

  • Dragon dorado de Sophie Saint Rose

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    Lady Camille, temiendo por su vida, huyo de casa para no acabar como su madre y desamparada por las calles de Londres, encuentra un buen amigo que le ensena como sobrevivir. Pero por su culpa esta a punto de perderle y solo se le ocurre una solucion. Buscar al hombre mas influyente y temido de Londres para que le eche una mano, pero desgraciadamente se ha vuelto decente. Su destino esta a punto de cambiar. de nuevo.

  • Leon Kamikaze de Alvaro Garcia Hernandez

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    Me llamo Leon, Leon Kamikaze. Nunca tuve una familia ni siquiera unos amigos. Me enamore una vez… He tenido tres vidas. En la primera, el mundo me rechazo. En la segunda, todos me odiaron. En la tercera, aun no se quien soy. Me llamo Leon, Leon Kamikaze, y este es el rastro que me ha traido hasta AQUI. Libro ganador del Premio Gran Angular 2016

  • Mentiras en La Hora del Te de Susana F. Ameijeiras

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    Consiguio vaciar su habitacion de cualquier trasto inutil a la misma velocidad que eliminaba de su interior todo pensamiento inservible. Los dos habitaculos se eliminaron a la vez sin haberse puesto de acuerdo. Ya no quedaba nada a lo que poder echar mano para seguir buscando; habia agotado todos sus recursos: los externos y tambien los internos. Estaba vacio. --Senor... La cabeza del senor se dio la vuelta muy despacio; le costaba despegar su cuerpo erguido mirando a traves de aquella enorme cristalera que, de manera curiosa, todavia estaba brillante y limpia. La cristalera era la unica superviviente de todo aquello; quizas, aquel senor todavia la necesitaba para algo. --Dime, Carlos. --Creo que ya esta todo, senor. --Querras decir que ya no queda nada. Carlos balbuceo. --Puede que, para usted, senor, no quede nada, pero yo le aseguro que, para mi, irme de aqui hace que comience todo. El senor levanto las cejas; en realidad, las retorcio de una manera extrana. Aquellos ojos parecian moverse de una manera poco usual detras de sus pequenas gafas cada vez que al senor le llamaba algo la atencion. --Entonces, nos vamos ya, senor. --Estoy listo. Carlos conducia el coche mientras aquel hombre iba detras. Una de sus cejas habia quedado arqueada, sintoma inequivoco de que algo estaba pensando. Tal vez su cabeza todavia seguia sin estar vacia del todo; quizas, todavia se agarraba a algo. Siendo sinceros, aquel hombre a poca cosa podia agarrarse, ya que, por no tener, no tenia ni un hogar. Lo habia perdido todo o casi todo. --Carlos, ?has guardado el dinero donde te dije? --Si, senor --contesto Carlos--. ?Sigue queriendo que lo traspase a la cuenta que me dio? --Si, hazlo cuando puedas, gracias. Carlos miraba de vez en cuando a aquel hombre por el espejo retrovisor. Habia sido su mano derecha durante muchos anos, su chofer, su asistente personal, su chico de los recados... Si Carlos no habia fallado, entonces, ?que habia sido lo que habia provocado aquel desastre? Carlos era solo un chico normal, sin mas. No tenia pretensiones; no buscaba reconocimiento. Cualquier persona lo habria etiquetado, tal vez, de pusilanime o, quizas, habria pensado que carecia de objetivos, de foco, de ilusion, de reconocimiento... Todo lo que se le ocurria pensar a aquel hombre eran etiquetas, muchas etiquetas. Todo lo pasaba por una etiqueta. Era posible que las etiquetas pudieran resolver sus dudas. Quizas una mala colocacion de estas habia producido todo aquel caos que lo habia llevado a perder anos de trabajo. Una mala organizacion, un mal enfoque como lider... --Senor, ?se encuentra bien? El hombre levanto despacio la mirada. --Si, estoy bien. Mas de media hora en el coche casi habia conseguido que aquel hombre terminara echandose una pequena cabezada en el asiento de atras, pero ya habian llegado a su destino y debia bajarse. --Senor, deje que le abra la puerta. --Gracias, Carlos. El hombre miro aquella oficina donde debia dejar las llaves de todas sus posesiones. Algo le agarro el pecho. Suspiro levemente y se volvio a sentar. --Senor, debe hacerlo y, cuanto antes, mejor. --Lo se, Carlos, lo se. Hubo un silencio pequeno, o no. --Carlos, ?tienes dinero en la cartera? Creo que necesito dar un paseo, tomar el aire y beber un vaso de agua. Carlos lo miro, sin juicio, solo lo miro. Eran muchos anos con el. Lo normal era que Carlos quisiera asegurarse de que el senor estuviera bien. --Tome, senor, lo espero en el coche. Aquel hombre entro en una cafeteria. Intuitivamente, se sento en la mesa con menos atractivo de todas: la que estaba justo al lado de la puerta de la cocina y por la que salian todos los olores cuando algun camarero la abria. El sitio no podia reflejar mejor el valor que se daba a si mismo: ninguno. --Un cafe, por favor --pidio de manera correcta aquel hombre con el hilo de voz justo para ser amable con alguien una vez mas. El camarero poso un pequeno tazon con algo de leche y dos gotas de cafe. Aquel hombre miro la taza, un poco antigua y con restos de lo que podria haber sido el cafe anterior alli vertido. <>, penso. El senor abrio despacio el sobre del azucar, tambien malogrado por la torpeza del camarero al depositar el cafe encima de la mesa, y comenzo a fijarse como aquellos pequenos granos caian de una manera casi perfecta: no habia una sola arena de aquel azucar que se desviara hacia ningun lado. Siendo el un hombre que, en sus mejores tiempos, tomaba cafe casi a diario, el olor que desprendia aquella mezcla comenzo a parecerle muy desagradable. Su estomago termino por rechazar aquel olor y dejo el cafe. En ese momento en que no tenia ni un cafe que tomar, comenzo a sentir una extrana emocion que no controlaba. Se asusto; aquel hombre siempre lo controlaba todo. Fueron quizas los dos peores segundos en mucho tiempo: sudor, desesperacion, miedo, nervios... Por una vez en su vida sintio lo que siempre habia tenido miedo de sentir: vacio, desesperanza y ansiedad. --Ja, ja, ja. --Algo interrumpio la lucha interna de aquel hombre; unas risas y unas voces que venian de algun sitio llamaron su atencion. El senor miro. Llamo al camarero. --Un boligrafo, un papel y un vaso de agua. --Si, caballero. --Ah, una ultima cosa --continuo el senor--. Llevese este cafe y planteese cambiar de marca. Escribio y escribio, etiqueto y etiqueto; las anotaciones se iban amontonando en la mesa. Pidio mas y mas papel. Sus manos sudorosas empezaron a temblar al no poder seguir el ritmo intenso de su escritura. Carlos ya se habia asomado a la cristalera, tambien brillante (quizas lo unico brillante), de la cafeteria, pero Carlos esperaba; Carlos no tenia prisa. Solo era una persona fiel con ganas de seguir sirviendo a su senor. Carlos no protestaba. Aquel hombre dejo el boligrafo, pidio un whisky y respiro, siempre cabizbajo, pero respiro. Tras pagar la cuenta, salio en busca de Carlos, que esperaba pacientemente en el vehiculo. --Carlos, a mi casa. --Senor... --Lo se, tengo que devolver las llaves, pero todavia me queda algo por coger. Por favor, a mi casa. Carlos no dijo nada, arranco el coche y dejo a aquel hombre justo en la entrada de su casa. El senor abrio el portal, subio las escaleras y abrio la puerta. Solo fueron unos minutos. --Ya esta, Carlos, ahora vamos al banco. --No se preocupe, senor; eso ya lo hago yo como usted me mando. --No, Carlos, hay cambio de planes; yo me encargo del dinero. --Como usted quiera. El senor se fue, tal vez a cualquier habitacion de un hostal. Devolvio las llaves de todas sus pertenencias y tuvo muy claro lo que tocaba hacer a partir de ese momento. Carlos tambien se fue. Sus caminos no se volvieron a juntar.

  • Directo a tu corazon de Ester Davo

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    NO ESTOY NEGOCIANDO CONTIGO--, grito firmemente por telefono. --Te he dado mi oferta y se acabo. Creo que necesitas recordar que me necesitas mucho mas de lo que yo te necesito a ti. Mi corazon truena en mi pecho, bombeando sangre caliente alrededor de mi cuerpo a un millon de millas por hora. Doy vueltas al cordon del telefono alrededor de mi dedo de una manera que probablemente parece que estoy ansioso… pero no estoy sintiendo para nada ansiedad. Es anticipacion, adrenalina, emocion. Me encanta cuando se llega a un acuerdo, especialmente cuando esta a mi favor, que es lo que definitivamente esta sucediendo. Se como conseguir lo que quiero y como sacar lo mejor de cada uno. Es lo que me ha hecho tan exitoso. Las nuevas empresas tecnologicas nunca son faciles, pero lo he hecho muy bien y estoy orgulloso de ello, Decker Enterprises tiene exito gracias a mi y solo a mi. --Si, si, ya veo--, el tipo malhumorado del otro lado del telefono tartamudea como si se estuviera cagando en los pantalones solo por mis palabras. --Lo entiendo, pero mi jefe…. --?No estas en posicion de tomar ninguna decision?-- Me burlo. --?No te dejan tener ese tipo de poder? Pense que estaba hablando contigo por una razon. Por favor, dime que no estoy perdiendo el tiempo hablando contigo. Realmente no me gustaria oir algo asi. --No.-- Suspira, puedo oir la derrota en su tono. --?Sabes que? Si, esta bien. Golpeo mi mano en mi escritorio con regocijo. --Brillante, muchas gracias. Una vez que cuelgo el telefono me rio entre dientes. Tal vez no es la manera mas etica de comportarse, enganando a estos duenos de negocios mas debiles, pero para ser honesto ellos deberian saber a que se enfrentan. Tengo la reputacion de ponerme a mi mismo y a mi compania en primer lugar, y se que no soy el peor. Esta gente necesita endurecerse. No me siento culpable. Yo tambien tuve que aprender por las malas. Tengo intereses en juego, necesito que mi compania tenga exito. Nada mas importara jamas. --Tock, Tock. La sonrisa en mi rostro solo se hace mas brillante cuando escucho la voz suave y sedosa de mi asistente personal, muy bien elegida. Leila, asoma la cabeza por la puerta. --?Puedo entrar? Me recuesto en mi silla y le echo los ojos encima. Su rostro fuertemente maquillado me excita, porque se que lo hace solo para mi, especialmente esos labios pintados de rojo, ella sabe que me encantan. Me provocan como un loco. --Si, por favor, hazlo. Sabes que mi puerta siempre esta abierta para ti. Tambien lo digo en serio. Contrate a Leila por encima de muchas otras candidatas mas calificadas debido a su impresionante buen aspecto. Eso, y el hecho de que ella instantaneamente dejo claro que estaba loca por mi. Siempre me gusta tener a alguien a mi alrededor que aumente mi ego. Y tambien, por si acaso. Es lo suficientemente buena en lo que hace, siempre sabe donde se supone que debo estar y cuando. Y lo mas que me gusta de ella son sus labios sexys. Cuando estan envueltos alrededor… bueno, !no hay nada mejor! --Solo he venido a decirle que el Sr. Wong ha cancelado su conferencia esta tarde, citando asuntos familiares, asi que tiene toda la tarde libre--. Se posa en el borde de mi escritorio y se inclina hacia adelante para que su escote se salga de la parte superior de su blusa. Su cabello rubio cae hacia adelante, pero por suerte para mi no se interpone en el camino de la increible vista. Lo unico que me distrae es esa prominente abertura en su falda. --Asi que, puedes hacer lo que quieras. --Oh, si puedo, ?puedo?-- Muevo las cejas sugestivamente hacia ella. --Hmmm, ?que debo hacer? Leila voltea el pelo y me empuja los pechos aun mas. --Tengo algunas ideas… Estas cosas ingeniosas de ella son las que me encantan. Siempre esta dispuesta a hacerlo, sin importar donde ni cuando. Puede ser ahora mismo en mi oficina, cuando todos los demas podrian oirnos si realmente quisieran, o cuando estoy en un viaje de negocios, lo que lo hace mucho menos aburrido y doloroso, pero a ella tampoco le importa que me conecte con otras personas. Incluso me animo a salir con una chica del area de contabilidad en la fiesta de Navidad. En realidad, si recuerdo bien, ella fue quien nos presento…. Leila nunca hace preguntas, no quiere saber nada de mi vida, no quiere ningun compromiso, lo cual es perfecto porque yo no quiero nada de eso. Solo estoy en esto por el lado divertido de las cosas. Nada serio, es una ley en mi vida. Balancea sus caderas mientras se pavonea sobre mi, lamiendose los labios mientras lo hace. Casi instantaneamente mi pene comienza a crecer dentro de mis pantalones, suplicando ser liberado. Cuanto mas se acerca a mi, mas tiemblo de emocion. Gracias al Sr. Wong que cancelo. Hablar con el es una perdida de tiempo comparado con esto. A medida que se acerca a mi, puedo ver la espesa lujuria en sus ojos. Ella presiona sus manos sobre mis rodillas y cae al suelo frente a mi, sabiendo instintivamente lo que quiero sin que yo tenga que pedirlo. Mis manos se abren paso en su cabello mientras me preparo para lo que esta por venir. Mi boca comienza a salivar, no me di cuenta de lo mucho que necesitaba esto hasta este mismo momento. --Oh, joder--, murmuro en anticipacion mientras juega con mi cremallera. Son estas pequenas cosas las que hace de mi vida, una gran vida, y puede sonar como una maldita frase positiva, pero en los pequenos momentos como estos me encuentro afortunado. El placer es parte importante de mi felicidad. Lo tengo todo. Un buen negocio, un gran auto, una casa increible, dinero a montones, mujeres increibles a mi alrededor… es maravilloso. Si me concentro en esas cosas magnificas, entonces no necesito pensar en nada que la haga mejor. Quizas mas tiempo para disfrutar de todo lo que tengo, pero una cosa por otra. --Oh, Leila. Eventualmente me libera y jadea de alegria mientras lo hace. Me encanta la forma en que hace obvio, lo mucho que adora mi miembro, me excita aun mas, y me recuerda en lo poderoso que me he convertido. Su mano sube y baja a lo largo de mi eje, haciendome estremecer. Sus amplios ojos marrones se encuentran con los mios, vuelve a lamer sus labios de nuevo, dejando un perfecto enrojecimiento solo para mi. --Deja de perder el tiempo--, me refiero a que mis caderas adquieren un movimiento propio. Se abalanzan hacia ella con agilidad. --Solo tomame en tu boca ahora, ?quieres?. Por suerte para mi, Leila sabe cuando no estoy de humor para bromas y juegos, y hoy es uno de esos dias, asi que hace lo que le ordeno. Pone su humeda y calida boca a mi alrededor y me desliza hasta la parte posterior de su garganta, abriendose para mi mientras lo hace. Definitivamente puede meter mas de mi pene en su boca de lo que solia hacerlo, lo cual es otra cosa encantadora de ella. Se siente jodidamente increible tener las bolas en su interior. Especialmente cuando mueve la lengua por todas partes, como si quisiera probarme en todos los rincones. Probablemente si quiere. Es una chica sucia. Maldita sea, me encanta. Tiro fuertemente de su pelo para controlar la velocidad a la que mueve la cabeza hacia arriba y abajo. Se que a Leila no le importa mi lado controlador, una virtud mas que sumarle a esta chica, porque no se como dominarlo. Mis muslos se tensan y puedo sentirme temblar. Se que estoy cerca, pero de alguna manera eso no me satisface lo suficiente. Siento que quiero mas… asi que la saco rapidamente. --Agachate sobre mi escritorio--, le ordeno. --Abre bien las piernas y coloca las palmas de las manos sobre el mueble. Sonrie y se pavonea por alli. Mira por encima de su hombro y me da la mirada mas sexy que he visto. Antes de separar las piernas y poner las manos en el escritorio, se sacude las bragas de encaje y las patea a un lado de la habitacion. Espero que se acuerde de recogerlas antes de irse porque no siempre lo hace… y eso ha llevado a algunas conversaciones incomodas. Mientras estoy de pie y gruno con lujuria, mis pantalones caen al suelo y deslizo mis calzoncillos junto con ellos. Luego me meto en uno de los cajones y cojo un condon de alli que desgarro con mis dientes y lentamente lo hago rodar sobre mi pene. --Oh, me encanta verte hacer eso--, dice Leila con un seductor movimiento de culo. --Me excita tanto

  • Tu y yo y la increible locura de estar juntos de Ana Forner

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  • Herencia maldita de Nicole Negron

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    Luego de diecisiete anos de estar bajo el cuidado de su padre y su protector. El manto del engano cae, dejando al descubierto un mundo fantasioso hacia su vista, sin embargo, lo que nunca espera es que esa vida empeore. Llevandola a un oscuro universo, lleno de secretos, donde encuentra seres despreciables ante los humanos tambien conocidos como brujos, quienes se dejan guiar por el odio y la avaricia.