• Una casa 7 problemas de Hana Candela Chung

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    La suerte no esta del lado de Alex Foster. Su madre murio hace un mes, no ve a su padre y a su hermano desde que tiene cinco anos, y su mejor forma de desahogarse es ir de fiesta en fiesta.
    Hasta que llega su padre, la persona que mas odia, para llevarsela al otro lado del mundo. Nada le sono mas absurdo en sus 17 anos, pero no tiene otra opcion. Y cuando llega a Los Angeles, le dan la peor noticia: No vivira con su padre, sino con su hermano Drake y sus seis mejores amigos.

  • El encanto, Susana Lopez de Susana Lopez

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    En el puerto de La Habana desembarca una manana de principios de los anos 50 un joven asturiano, Patricio, sin otro patrimonio que sus ganas de comerse el mundo y sin otro afan que dejar atras una aldea aun envuelta en las sombras de una posguerra interminable.
    A su encuentro sale una ciudad luminosa y hospitalaria en la que pronto hace amigos y donde enseguida encuentra trabajo en El Encanto, los grandes almacenes que son un simbolo y el orgullo la ciudad. Patricio empieza a ascender y a ocupar puestos de mas responsabilidad que le abren un mundo nuevo, pero que tambien atraen hacia el muchas envidias.
    El Encanto sera tambien el lugar que propicie su encuentro con Gloria, una de las mujeres mas hermosas y, sin duda, la mas prohibida de toda la isla, ya que su marido es un ganster implacable de los bajos fondos habaneros.

  • Respira (A city of love 1) de Paula Gallego

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    Una ciudad de santuarios y fantasmas, un error cometido hace mucho tiempo y... un balcon.
    Eri Nakahara es la chica de las mascaras. Ha vuelto a Kioto despues de cuatro anos para llevar a cabo un plan que implica acercarse a Kaoru Hanazawa y ganarse su confianza.
    Sin embargo, Kaoru podria no ser la persona que ella esperaba, y traicionandolo a el se destruiria a si misma en el camino. Eri sabe que las emociones mas humanas son las mas peligrosas y debera tener cuidado para no quemarse.
    ?Sera capaz de cumplir la promesa que se hizo aunque ello signifique sacrificar algo mucho mas importante?

  • El trono vacante (VIII) de Bernard Cornwell

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    En esta octava entrega de la epica saga <>, Bernard Cornwell da de nuevo vida a la desgarradora y turbulenta historia de una nacion desgarrada por la violencia sectaria y religiosa. Con una escritura poderosa y una impactante reconstruccion de epoca, Uhtred de Bebbamburg ha conquistado a millones de lectores de todo el mundo y su historia acaba de ser adaptada para la television por la BBC y el NBC: The Last Kingdom.

  • Las sombras de Caloris (Cronicas de Caloris 2) de Myriam Alonso Hidalgo

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    En busca de su hermano, la centinela del cuerpo de elite, Adara Zacaride, se ve enrolada en una mision suicida al Exterior, organizada por el grupo terrorista “Neoprodotes”. Sin embargo, la expedicion se vera truncada por una extrana senal de radio que les guiara hacia un futuro ominoso.

  • Las doce balas de Samuel Hawley de Hannah Tinti

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    Samuel Hawley no es como los demas padres. Es un tipo solitario acostumbrado a vivir huyendo de un sitio a otro y que ha educado a su hija Loo en el camino, de motel en motel, siempre vigilando sus espaldas. Conforme Loo se hace mayor, su curiosidad respecto a una madre que nunca conocio tambien va creciendo. Descubre un pasado oscuro que es tangible todavia en el cuerpo de su padre, marcado por las cicatrices de doce balas que recibio durante su carrera criminal. Los demonios del pasado de su padre irrumpiran en el presente, y entonces padre e hija deberan enfrentarse juntos.

  • La mirada del lobo de Antonio Perez Henares

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    El cuarto y ultimo titulo de la Saga Prehistorica, tras Nublares, El Hijo de la Garza y El ultimo cazador, vuelve a transportarnos de forma magistral, y a traves de las aventuras de nuestros antepasados, a una epoca poco tratada por la literatura. La novela que relata como el hombre y el lobo unieron sus destinos, en una relacion de lealtad y amistad que perdura hasta hoy. Antonio Perez Henares (Bujalaro, Guadalajara, 1953), es escritor y periodista, autor de La tierra de Alvar Fanez (2014) y la Saga Prehistorica (compuesta por Nublares, El Hijo de la Garza y El ultimo cazador, y la presente La mirada del lobo), publicada en los distintos sellos de Ediciones B.

  • Todavia sueno contigo (Destino 2) de Lina Galan

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    Alex, un chico sencillo y humilde, aun no ha conseguido olvidar a Clara, su gran amor, casada ahora con un rico empresario.

  • Una cita para San Valentin de Maryah Well

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    Mi nombre es Valentina y he vivido veintinueve dias de San Valentin sin una cita a la que poder obsequiar con mi romanticismo. Sin embargo, no voy a dejar que haya una treinta. Me niego a que eso pase. Solo quedan dos dias para el 14 de febrero y desde hace tres meses estoy chateando con un chico por una de esas aplicaciones de citas. No es que haga esto a menudo, bueno, ni esto ni nada. Nunca se me ha dado bien las tecnicas de seduccion o cortejo que cualquier mujer utilizaria para ligar con un chico. Se lo que estais pensando: ?esta chica es tonta? Pues, yo voy a sacaros de dudas. Si, lo soy. Pobrecita yo, ?verdad? Es lo que hay, senores. Como ya he dicho, no soy muy buena con las tecnicas de ligoteo. Creo que no soy lo que se dice "sexi". En fin, como iba diciendo, en esa aplicacion he conocido a un chico encantador. Es posible que esta vez mi dia de San Valentin sea muy diferente. A solo dos dias del dia "D" y viendo que el no se anima a pedirme que nos veamos esa noche en persona, me armo de valor y se lo pido yo, aprovechando que por el chat no puede ver mi torpeza a la hora de ligar. --?Que te parece si cenamos la noche de San Valentin y nos conocemos en persona? --le escribo en el chat cuando veo que esta en linea. Los minutos pasan con lentitud mientras espero la respuesta, y mis nervios se ponen a flor de piel. Mis dedos tamborilean en la mesa de escritorio y mi pierna se mueve de arriba abajo como un martillo perforador. Si la respuesta no llega rapido, mi pierna taladrara el suelo del despacho y acabara abriendo un boquete en el techo de la habitacion del vecino. Quince minutos despues y con el corazon latiendo a mil por hora, el chico se desconecta sin darme una respuesta. Mi decepcion hace mella en mi rostro que se desencaja por el llanto que se agolpa en mi garganta y en mis ojos. No entiendo por que no me ha respondido. Apago el monitor y me levanto de la silla con demasiada fuerza. Estoy frustrada, confundida y dolida. ?Por que no me ha contestado? Me empieza a faltar el aire por la angustia de haber perdido de nuevo la oportunidad de tener una cita por San Valentin. Cojo el abrigo, la bufanda, mi bolso y salgo de mi apartamento escapando de aquella nueva negativa que me dan, esta vez por Internet. Al parecer, la tecnologia tampoco esta de mi parte. ?Seria mi destino estar sola? Me enredo la bufanda de lana roja alrededor del cuello y empiezo a caminar por la calle sin rumbo fijo. En cada paso que doy veo a una pareja caminando agarrados de las manos, abrazandose o besandose. Llego hasta un parque y me siento en un banco. El metal frio me congela las piernas y el trasero, pero no me importa. Me sienta bien aquel cambio de temperatura. Me hace bajar de la nube en la que llevo montada desde hace tres meses. Me ha hecho entender lo que no habia conseguido comprender en treinta anos de mi vida: la vida en pareja no esta hecha para mi. Debo resignarme a esa verdad y afrontarla con la mayor dignidad que pueda. Me quedo observando a unos ninos que juegan a la pelota enfrente de mi. No se el tiempo exacto que estoy alli, pero las farolas ya estan encendidas y el frio empieza a meterse en mis huesos. Me levanto abrigandome con la bufanda y regreso a mi casa con lagrimas en las mejillas. Entro en el ascensor, pulso el boton con el numero cuatro y espero a que se cierren las puertas. Estan a punto de cerrarse cuando una mano se interpone en el haz de luz del laser para volver a abrirlas. --Por los pelos. Buenas… buenas noches, Valentina --me saluda mi vecino de abajo con su tartamudez habitual. --Buenas, Joseph. ?Como te va? No tengo muchas ganas de entablar una conversacion, pero al menos, no estoy todo el trayecto pensando en mi triste vida. --Como siempre. Na… nada nuevo. --Me alegro. El ascensor se para en el tercero y mi vecino me dedica una leve sonrisa timida antes de salir y dirigirse a su puerta. Las puertas metalicas estan a punto de volver a cerrarse cuando otra vez la mano los para. Joseph aparece delante de mi con la frente perlada de sudor y la barbilla temblando al querer decir algo. --?Te encuentras bien? --le pregunto preocupada. Nunca se habia comportado asi, tan extranamente de lo que habitualmente lo hacia. --Queria… queria preguntarte si… si tienes… --traga saliva con dificultad y se muerde el labio inferior. --?Si tengo que? La boca del chico se abre para hablar, pero pronto la cierra y quita la mano de la puerta para que el ascensor siga su camino hacia la planta cuatro. Llego a la puerta de mi apartamento, abro y me dirijo hacia el despacho. Enciendo el monitor y observo el chat. Mi pregunta continua en la pantalla sin ninguna respuesta por parte de "mi chico". Cierro la ventana de la conversacion y me alejo quitandome el abrigo, la bufanda y el bolso. No entiendo nada. Era posible que estuviera hablando con otras chicas en el chat y ya hubiera encontrado a su cita para San Valentin. Me siento en el sofa despues de coger un paquete de patatas fritas de la cocina, enciendo el televisor y para colmo, estan poniendo Pretty Woman. Empiezo a llorar como una magdalena. Las peliculas son una puta mierda. No hay ninguna realidad en ellas. Estoy sumergida en la pelicula y en mis lagrimas cuando suena el timbre. Me levanto como un zombi y abro la puerta. Joseph esta delante de mi enredandose las manos con nerviosismo. Todo lo guapo que tiene, tambien lo tiene de tartamudo y nervioso. --Buenas noches otra vez. ?Que te trae por mi humilde morada? --le inquiero sin mucho animo. --Bu… buenas. Yo queria… queria pedirte… pedirte una… una taza de leche. Se me… se me ha olvidado com.... comprar. --Claro. Entra si quieres --le digo dandome la vuelta para dirigirme a la cocina. Abro la nevera para coger el brick de leche, agarro una taza del armario, la lleno y regreso a la entrada donde mi vecino me espera sin mover ni una pestana. Le entrego la taza, le dedico una muy leve sonrisa de despedida y cierro la puerta. Regreso al sofa y me siento. Habia llegado, para mi, la peor parte de la peli: Richard Gere va en busca de Julia Roberts en la limusina con un ramo de flores. Lloro aun mas. Las lagrimas salen de mis ojos como cataratas. Sin importarme como, me quedo dormida en el salon con una postura imposible de reproducir estando despierta. Me duele el cuello y la espalda una barbaridad, asi que me lo masajeo un poco encaminandome hacia la cocina para hacerme un cafe calentito y unas tostadas con mantequilla y mermelada de fresa. Mientras dejo que el liquido caliente recorra el interior de mis entranas, me quedo observando por la ventana de la terraza. El cielo esta gris. Se avecina tormenta. La misma tormenta que vive dentro de mi desde hace mucho tiempo. Cojo el movil que descansa encima de la mesa auxiliar delante del sofa y llamo al trabajo. No me encuentro con muchas ganas de ver a mis companeros --todos ellos casados felizmente--, restregandome sus planes para San Valentin. Minerva, la secretaria de mi jefe, coge el telefono y contesta con su cansina voz de pito: --Bufete Garcia y Cia, ?en que puedo ayudarle? --Buenos dias, Minerva --la saludo poniendo la voz mas ronca que puedo--. ?Podrias disculparme con el jefe? No me encuentro muy bien. Recuperare las horas otro dia. --Esta bien, se lo dire. Que te mejores. Le agradezco aquella pequena muestra de preocupacion y cuelgo. Las lagrimas vuelven a deslizarse por mis mejillas. --Que mierda de vida --murmuro ocultando mi rostro entre mis manos. Recojo los bartulos del desayuno, los friego y los guardo en su sitio. Me dirijo al sofa y enciendo el televisor para ver si puedo despejarme, aunque solo sean unos minutos. Es inutil. Es viernes por la manana y las cadenas de television se han puesto de acuerdo para recordarme que al dia siguiente seria el dia de los enamorados. En todas hay peliculas romanticas con sus finales felices delante del altar o sellando su amor en la cama. ?Es que no hay mas cosas para que la gente vea en la vispera de los enamorados? Agarro el mando con fuerza y aprieto el boton para cambiar de canal con rabia. Me decido por ver uno de los canales para ninos. Ahi por lo menos solo echan dibujos animados que viven aventuras y sin nada de amor. *** En algun momento despues del almuerzo me quedo dormida. No me importa perder el tiempo de aquella manera, total, no tengo nada mejor que hacer

  • Sin pretenderlo (Bolonia 4) de Laimie Scott

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  • V. I. D. A. de un culo inquieto de Ana Albiol

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    PROLOGO En mi pequena familia es muy tipico contar las mismas anecdotas ano tras ano, y por los siglos de los siglos. Sin duda, una de las mas significativas es el dia en que Ana vino al mundo. O el mundo vino a ella. Como es normal en su naturaleza, desperto a la V.I.D.A. de forma prematura y enseguida la metieron en la incubadora. Cuando mi abuela llego al hospital fue directa a la sala de recien nacidos. Aun no sabia cual era su nieta, pero pronto se dio cuenta de que un bebe enano con gorro y peucos rojos estaba moviendo el culo energicamente para lograr darse la vuelta. --Ese culo inquieto tiene que ser mi nieta. Y es que hay gente que nace con cierta magia, y luego esta Ana. No se ciertamente si es magia o admiracion, pero es una de mis personas favoritas. Ana es un motor imparable, es una de esas personas que han crecido escuchando diariamente que no saben lo que quieren, que nunca sera feliz por ser demasiado inconformista. Tiene una vitrina de medallas de oro por nadar a contracorriente. Con su fuerza imparable ha sido capaz de demostrarnos --a nosotros y al mundo entero-- que no solo se tiene que querer una cosa, que no existen las limitaciones sino las oportunidades. Y que podemos serlo todo. Podemos quererlo todo. Que es posible cambiar de opinion, que tenemos derecho al cambio sin pedir perdon. La verdad es que aunque muchos le atribuyen suerte, yo creo que la suerte se la lleva trabajando desde la cuna. La suerte es la actitud con la que afrontamos nuestra vida cada dia. Ana no lo ha tenido nada facil, pero justamente de eso trata esta historia: de humanidad, de humildad, de valentia por mostrar publicamente lo que muchos llevan pesando dentro del corazon. Esta es una historia de luces y sombras. De verdad, de aceptacion y de crecimiento. No es un libro, es una vida. Una vida puesta al servicio de otros, porque si a ella le importa algo de verdad, es la libertad. No solo la suya, la vuestra. La nuestra. Para ella la libertad es que encontreis vuestras propias respuestas y que, pese a quien le pese, transiteis vuestro propio camino. Asi que esta es una puerta hacia la libertad, es una puerta hacia su intimidad, es una puerta hacia su interior para que conectes con el tuyo. Ana es un canal de luz y este es un mapa de ruta para que entiendas que absolutamente todos los puntos se conectan, para que confies en la V.I.D.A., para que confies en tu historia y sonrias al comprenderlo todo. Laura Albiol @mequieromiamor LENTEJAS, FUTURO YCALZONCILLOS <>. Volvia del colegio, era hora de comer y en la mesa habia lentejas. No son mi plato favorito, pero aquel dia todo me valia, estaba emocionada porque habia llegado el momento de elegir carrera. !Lo tenia clarisimo! Cualquier titulo que me acercara a mi vocacion: la comunicacion. Mi experiencia en este campo se remonta a 1988, cuando sin haber cumplido un ano de vida empece a hablar. Desde entonces, antes me ahogo que me callo. Comunicar es mi gran pasion. Hablo en publico desde que tengo uso de razon, y estoy segura de que haber pasado mis primeros anos de vida en un horno de venta de pan ayudo considerablemente. Mi madre emprendio haciendo empanadillas y, mientras ella trabajaba sin descanso, yo me entretenia hablando con las vecinas del banquito de enfrente. Con cuatro anos la ayudaba a despachar pan, con doce presentaba actos oficiales de mi falla delante de cientos de personas y con veinte me atrevi con un monologo humoristico. La escritura tambien estuvo presente desde muy pequena a traves de redacciones y cartas a mi misma; en ellas volcaba mis reflexiones y sentimientos. Hace poco encontre una que decia: <>. Diez anitos. Ya apuntaba maneras. Pese a que tenia clara mi vocacion, sabia que mi eleccion de carrera se podia ver truncada por las altas notas de corte para entrar en la universidad publica. La privada no era una opcion en nuestra economia familiar. Fuera como fuera, llegue ilusionada pensando en mi futuro y con la esperanza de que encontraramos una solucion para poder estudiar. Me sorprendio que mi padre estuviera en casa; trabajaba conduciendo un camion y rara vez coincidiamos entre semana. Lo pille con la cuchara dentro de la boca y en calzoncillos blancos de algodon. Aunque mi memoria es corta y muy selectiva, nunca olvidare esa imagen. --!Papa! Ha llegado el momento, tengo que elegir carrera y ya se lo que quiero. !Comunicacion! ?Que te gusta mas, Periodismo, Audiovisuales o Publicidad? !Me apetecen todas! --?Carrera? Ana, aqui no estudiamos carreras. Quien quiera ir a la universidad que se busque las habichuelas. --No aparto la cara de las lentejas. Cuanta legumbre. Lo VIVI como una traicion personal. Tenia talento, ganas de comerme el mundo, era inteligente, despierta, y mis padres no me apoyaron. Me senti frustrada y limitada; en la publica no habia pupitre para mi casi siete mediocre y me veia incapaz de pagar por mi misma una carrera privada. En aquel momento solo pude CULPAR a mis padres. El capitalismo se fue de rositas. Y aun hay gente que se cree el discurso de que vivimos en un Estado con igualdad de condiciones y oportunidades. Y una mierda. El criterio al decidir si era apta para estudiar lo que me apasiona dependio de dos cifras: la de la cuenta del banco y la de mi nota de corte. El resto no importo. Aspectos como la vocacion, el potencial, las ganas de aportar a la sociedad, la inteligencia emocional o la creatividad aun no tienen cabida en nuestro sistema. Y asi nos va. Con miles de titulados ejerciendo sin sentir pasion por lo que hacen y miles de apasionados intentando buscarse la vida para poder hacer lo que aman. Durante los anos siguientes mi rabia interna salia a pasear de vez en cuando y arremetia contra mis padres sin motivo aparente; la procesion, con mas de quinientos penitentes, tres bandas de musica y veintidos pasos, iba por dentro. Los perdone y me perdone por ello hace muy poco. Me matricule en Empresariales porque tenia <>. Alli conoci a mas gente en mi situacion; nos animabamos los unos a los otros pensando en nuestro futuro, lleno de oportunidades y contratos indefinidos. Al mismo tiempo que intentaba estudiar una carrera que no me gustaba, busque independencia financiera con un trabajo a media jornada en una cadena de perfumerias. Aqui se dio mi encuentro con el mundo de la cosmetica y el maquillaje. Mi interes por las <> habia sido minimo hasta el momento: raya de ojos blanca y labial marron chocolate --mama, ?por que lo permitiste?--, pero el descubrimiento me vino de perlas. Tenia la piel acneica y, comparandome con la evidente belleza de mi hermana, me sentia un patito feo. Ella era la guapa y yo, la lista. La alta cobertura y los correctores fueron aliados de mi autoestima en mis inicios con las brochas. Tambien descubri que me gustaba el trato con la clienta, darle un toque de color y ver como sonreia al mirarse en el espejo, aunque tenia claro que los horarios comerciales no encajaban con mi plan de vida. Fue en una clase de estadistica aplicada cuando me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo. Y deje la carrera. Es incoherente estar rodeada de numeros cuando quieres letras. El curso siguiente probe Psicologia. Me sentia inferior al resto de mis amigas por no tener titulo universitario y el maquillaje me permitio darme cuenta de que la parte que mas disfrutaba de mi trabajo era poder hablar con mi clienta y ayudarla a que se sintiera mejor. La tecnica y el producto eran accesorios de la profesion, lo que realmente me llenaba era conectar con la persona que tenia delante. Dure un curso. No era capaz de compaginar el trabajo de lunes a sabado con los estudios, y tampoco me veia ejerciendo como terapeuta. Poco a poco fui perdiendo el rumbo; no tenia ni idea de que queria hacer con mi vida. Seguia sonando con la comunicacion, pero cada vez lo veia mas dificil y mas lejos. Me rendi y me deje arrastrar. Acabe pidiendo un prestamo personal para hacer un curso de maquillaje y, aunque solo tenia veinte anos, me hicieron responsable del area de promociones y eventos de la perfumeria. El nuevo puesto consistia en realizar servicios de maquillaje y manicura en los diferentes puntos de venta de la empresa. No soporto el sonido de la lima, por cierto. Aun conservo una clienta de aquella epoca, mi querida Pilar. Tambien compre una Vespa azul para ganar tiempo; seguia con horario partido, manana y tarde. ?Que mente privilegiada disena esos horarios del infierno? ?No veis que atentan contra la calidad de vida y, por tanto, contra la motivacion, el rendimiento del personal y el bienestar social? Para devolver el dinero al banco empece a trabajar en una pizzeria por las noches. El plano laboral se comio mi parte personal y recuerdo morir de envidia cuando mis amigos hacian planes de fin de semana o preparaban su Erasmus. Yo tambien queria un Erasmus. Siento que me perdi una parte importante de mi juventud y, si me despisto, aun me culpo por ello a veces. Es cierto que me gustaba lo que hacia, que para lo joven que era estaba muy bien valorada en la empresa, pero siempre supe que no era mi sitio. Y los dias empezaron a pesar. ?Que color de oveja eliges ser? Pronto note que algo no iba bien dentro de mi; la queja paso a ser mi estado habitual y culpaba de mi infelicidad a todo el que se cruzaba por delante. Pese a que siempre estaba acompanada por mi gran grupo de amigos, companeras de trabajo, familia y novio, mi estado de animo oscilaba entre la ira, la tristeza y la apatia. Estaba jodidamente amargada. Intente por todos los medios que nadie se diera cuenta, me asustaba que mi gente dejara de quererme. Utilice mis recursos para la interpretacion y me dedique a fingir que todo estaba bien mientras me rompia por dentro, pero mi cuerpo empezo a somatizar mi conflicto emocional y el estomago se me hizo un nudo marinero.

  • El huido que leyo su esquela, Fernando Delgado de Fernando Delgado

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    Tras haber sido acusado de asesinar al cacique que habia violado a su mujer, a Carlos lo dieron por ahogado en una playa de la isla de Tenerife. En realidad, una vez muerto el cacique, Carlos habia huidoa Paris, donde adquirio una nueva identidad con el nombre de Angel y donde conocio a Erica, con quien formo una nueva familia y se instalaron en Berna. A pesar de ello siguio viviendo el peso o el orgullo de la culpa y su obsesivo deseo de escapada hacia donde fuera. El dia que recibio una carta dirigida a su verdadero nombre,todo el pasado que hubiera querido olvidar regreso a su vida y le llevo a tomar una tragica decision.

  • La distancia entre dos besos de Olivia Kiss

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    Amber quiso gritar de frustracion cuando escucho que su hermano soltaba un suspiro largo y daba un paso hacia atras alejandose del capo abierto del coche. El nego con la cabeza, cruzado de brazos y con una arruga surcando su frente. --No entiendo que es lo que le pasa. --?Estas seguro? Vuelve a mirarlo. --Amber, es la tercera vez que lo hago y no veo nada raro que provoque que el coche se caliente --explico su hermano James tras bajar el capo con el brazo y cerrarlo--. Lo siento. Tendras que ir al mecanico del pueblo, no sera para tanto ?no? Casi como quitarme los ojos con una cucharita de cafe, penso. Y luego se corrigio a si misma en lo referente a los ojos porque lo cierto era que, Ezra, el unico mecanico de Sound River, era un imbecil de primera, si, pero no podia negarse que alegrase la vista de cualquiera. Amber hubiese pagado a cambio de que fuese un hombre sudoroso y poco atractivo, pero, en cambio, tendria que enfrentarse a el, con su interesante rostro y sus increibles ojos azules. La cuestion era que Ezra la odiaba. ?Por que? Pues porque una manana de otono, cuando ella salia de la cafeteria que siempre frecuentaba con sus amigas y que estaba enfrente del taller, habia tropezado y le habia tirado encima el cafe con leche tamano gigante que llevaba en la mano. Desde entonces, el le habia hecho la cruz. Hasta el punto de que, unas semanas atras, en la puerta de esa misma cafeteria cuando ella le pidio explicaciones por la cara de malas pulgas que le dedicaba cada vez que se cruzaban, el habia decidido pagarle con la misma moneda y recrear el episodio en el que se habian conocido, esa vez con ella en el papel de chica que recibe un chorro de cafe en la cabeza. La experiencia no habia sido agradable, no, y Amber temblaba de rabia solo de pensar en Ezra, algo que, remontandonos al punto de partida, significaba que era un problema que el unico que la pudiese ayudar a arreglar su coche fuese precisamente el tipo que mas parecia detestarla. --Esta bien. Si no hay mas remedio, lo llevare --dijo resignada. --No tardes. --James alzo una ceja en alto--. Me preocupa que vayas con ese trasto en malas condiciones, ?quien sabe lo que podria ocurrir? --No exageres --concluyo mientras los dos se dirigian hacia el rancho por el sendero que conducia hasta la entrada. Al llegar, se despidieron en el pasillo cuando James dijo que iria a darse una ducha y Amber entro en la cocina y busco algo para picar. Ella siempre tenia un hambre voraz. Por suerte, era de constitucion delgada y, ademas, una persona muy nerviosa que no solia parar quieta casi nunca; gracias a eso, seguia manteniendose en forma. Ese dia, tras abrir varios armarios y no encontrar nada interesante, puso un par de tostadas a calentar y saco un bote de mermelada de fresa casera antes de sentarse en la mesa de la cocina. Katie entro en la estancia. Junto a Hollie, era su mejor amiga y un apoyo incondicional. Las tres se habian conocido siendo unas ninas y, llegados a aquel punto, no tenian secretos entre ellas. Como la confianza daba asco, Amber ni se inmuto cuando Katie le quito una de sus tostadas y se sento en la mesa a su lado. La senalo con la cabeza. --Tu maravilloso novio no ha encontrado el problema del coche --se quejo Amber--. Ten hermanos para esto. Katie sonrio y se unto la tostada con mermelada. --Bueno, no puede ser perfecto en todo. --?Que insinuas? --pregunto Amber. --Que ya es perfecto en muchas otras... cosas. --Oh, !por favor! !Es mi hermano! Nada de detalles sobre lo que sea que haceis en el dormitorio todas las noches. Suficiente tengo con vivir bajo el mismo techo que vosotros. --No digas tonterias --dijo Katie. --No lo son. Algun dia tendre que mudarme. --!Eso no es cierto! El rancho es de los dos y no tienes que irte a ninguna parte. Amber lo sabia. Antes de morir, su padre, les habia dejado a ella y a su hermano el rancho de la familia Faith en igualdad de condiciones. A dia de hoy, James se ocupaba del ganado y de las tareas externas, y ella llevaba las cuentas y la parte administrativa. Sin embargo, desde que la relacion entre James y Katie se habia consolidado y ella se habia mudado alli, Amber no dejaba de pensar en que, algun dia, tendria que irse. Y no por ellos, que probablemente no la dejarian escapar jamas, teniendo en cuenta que el la adoraba y que Katie era una de sus mejores amigas, sino por ella misma. De repente, Amber habia empezado a pensar en la posibilidad de tener su propia familia y su propia casa; poder decorarla a su gusto, marcar sus normas, pasearse a sus anchas vestida con una camiseta y ropa interior o darse un bano de espuma con la puerta del servicio abierta de par en par para poder escuchar mientras la musica que sonaria desde la habitacion de al lado. Lo cierto era que, verlos a ellos, tan acaramelados y felices, habia despertado en Amber esos deseos que nunca antes se habia planteado. ?El problema? No habia chico. Ningun chico. Aunque, por otra parte, bien podria mudarse sola. Por alguna razon, desde nina, siempre se habia imaginado a si misma haciendolo cuando encontrase al hombre de su vida y, entre ambos, buscasen una propiedad que fuese al gusto de los dos. Desde hacia unos anos, ese ideal de pelicula se iba convirtiendo en una escena menos clara. Para empezar, porque en Sound River, el pequeno pueblo donde habia nacido y en el que seguia viviendo, no existian tios que valiesen la pena. --Tendre que ir al taller ahora luego --dijo con un suspiro. --?Al de Ezra? Te deseo suerte --bromeo Katie, pero, en realidad, lo decia completamente en serio. Ahogo una risita antes de darle un mordisco a su tostada. 2 Sorprendido, Ezra alzo la cabeza cuando vio el coche que entraba en su taller y, aun mas importante, a la chica que lo conducia. Amber Faith. Fruncio el ceno de inmediato y se limpio las manos con un trapo antes de animarse a ir a su encuentro. Ella bajo del coche y cerro la puerta con un golpe seco. Los dos se miraron en silencio unos segundos hasta que Amber se atrevio a romper la tension del momento. --Mi coche se calienta --se limito a decir. --Que bien. Enhorabuena. --Necesito que lo arregles. Ezra le mostro una sonrisa pretenciosa y se apoyo en el capo de otro coche que tenia en el taller. La miro de los pies a la cabeza. El verano habia llegado a Sound River y ella vestia unos pantalones cortos y un top con escote de corazon y de color rojo que hacia juego con las sandalias llenas de piedrecitas. El torcio el gesto. --Prueba a cambiar el tono mientras me lo voy pensando. --?Que tono? --replico impaciente. --Ese necesito que lo arregles como si trabajase para ti. --Trabajas para mi. Pienso pagarte --matizo. El alzo una ceja y se cruzo de brazos. Cuando lo hizo, Amber intento en vano no fijarse en la piel bronceada y en la camiseta negra de tirantes que vestia y se ajustaba a su torso, revelando que estaba mas en forma de lo que ella deseaba admitir. --Te estas equivocando. Este es mi taller, asi que yo decido que trabajo acepto. Dame una buena razon para no pedirte que te largues por donde has venido. --?Ser un buen mecanico? Por ejemplo. --No me convence. Prueba otra mas. --?No comportarte como un idiota? --Estas perdiendo puntos, carino. --Vale, ?sabes que? Tu ganas. Adios. Ezra la miro divertido y avanzo hasta ella para cogerla de la muneca antes de que pudiese subir al coche. La solto de inmediato. ?Que habia sido eso? Casi podia ver las chispas saltando a su alrededor y no le gustaba, no, no le gustaba en absoluto... --Dejame echarle un vistazo --dijo secamente. --De acuerdo, si insistes... --Ella sonrio. El abrio el capo del vehiculo y lo observo con detenimiento mientras ella seguia parada a su lado. Encendio el vehiculo un par de veces y reviso algunos cables. --Vuelve a contarme lo que le ocurre. --Se calienta --repitio Amber--. Y cuando eso pasa, se para de repente. Me ocurre cada dos o tres dias; voy conduciendo y, pum, deja de funcionar. Ezra la miro por encima del hombro. --?Y luego arranca otra vez? --Si. Dejo pasar unos minutos para que se enfrie y vuelvo a encenderlo. --?El indicador de la temperatura te avisa? --Veo como sube la aguja, si. El alzo los brazos y bajo el capo del coche para cerrarlo. Volvio a limpiarse las manos y se giro con lentitud hacia ella, que seguia parada en medio del taller. --Lo arreglare. Dame una semana. Amber pestaneo varias veces, confundida. --?!Una semana!? !Necesito el coche! Ezra senalo el taller con la cabeza. --Carino, se que crees que eres muy especial, pero como puedes ver hay otros clientes que llegaron antes que tu y yo solo tengo dos manos. --Su mirada se volvio de repente intensa y picara--. Se usarlas muy bien, pero no hago milagros. --Cuatro dias --negocio. --No. Tendras que respetar el turno. Amber apreto los punos y noto como se le disparaban las pulsaciones por culpa de los nervios. Podia ver en la mirada de el que la estaba retando y que, aunque era cierto que habia mas coches en el taller, probablemente podria hacerlo antes; sus ojos azules y llenos de diversion le decian que estaba disfrutando del momento y, por alguna razon, a ella le sacaba de quicio el y esa costumbre de ir por ahi con actitud de perdonavidas, como si el mundo estuviese a sus pies y tuviese derecho a odiarla sin razones. Por eso, termino negando con la cabeza. --No te preocupes. Ya encontrare a alguien que sepa usar las manos aun mejor y mas rapido que tu --se burlo haciendo alusion a su comentario, que habia sonado como una provocacion-- . Gracias por tu tiempo. --Creeme que te hago un favor cuando te digo que te estas equivocando. --?Puedes devolverme las llaves? --pidio. --Claro. --Se las dio y luego le abrio la puerta del coche con una expresion burlona como si fuese un perfecto caballero. Ella lo ignoro y subio al vehiculo--. Suerte. --!Lo mismo te digo! !Ups, no! Miento.

  • La quimica del odio de Carme Chaparro

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    ?QUE HARIAS SI, TRAS HABER SOBREVIVIDO A LA QUE CREISTE QUE ERA LA PRUEBA MAS DURA QUE PODIAS SOPORTAR, EL DESTINO TE LLEVARA OTRA VEZ AL LIMITE?

  • Una vieja que leia novelas de amor de Luis Sepulveda

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    El cielo era una inflada panza de burro colgando amenazante a escasos palmos de las cabezas. El viento tibio y pegajoso barria algunas hojas sueltas y sacudia con violencia los bananos raquiticos que adornaban el frontis de la alcaldia. Los pocos habitantes de El Idilio mas un punado de aventureros llegados de las cercanias se congregaban en el muelle, esperando turno para sentarse en el sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin, el dentista, que mitigaba los dolores de sus pacientes mediante una curiosa suerte de anestesia oral. --?Te duele? --preguntaba. Los pacientes, aferrandose a los costados del sillon, respondian abriendo desmesuradamente los ojos y sudando a mares. Algunos pretendian retirar de sus bocas las manos insolentes del dentista y responderle con la justa puteada, pero sus intenciones chocaban con los brazos fuertes y con la voz autoritaria del odontologo. --!Quieto, carajo! !Quita las manos! Ya se que duele. ?Y de quien es la culpa? ?A ver? ?Mia? !Del Gobierno! Metetelo bien en la mollera. El Gobierno tiene la culpa de que tengas los dientes podridos. El Gobierno es culpable de que te duela. Los afligidos asentian entonces cerrando los ojos o con leves movimientos de cabeza. El doctor Loachamin odiaba al Gobierno. A todos y a cualquier Gobierno. Hijo ilegitimo de un emigrante iberico, heredo de el una tremenda bronca a todo cuanto sonara a autoridad, pero los motivos de aquel odio se le extraviaron en alguna juerga de juventud, de tal manera que sus monsergas de acrata se transformaron en una especie de verruga moral que lo hacia simpatico. Vociferaba contra los Gobiernos de turno de la misma manera como lo hacia contra los gringos llegados a veces desde las instalaciones petroleras del Coca, impudicos extranos que fotografiaban sin permiso las bocas abiertas de sus pacientes. Muy cerca, la breve tripulacion del Sucre cargaba racimos de banano verde y costales de cafe en grano. A un costado del muelle se amontonaban las cajas de cerveza, de aguardiente Frontera, de sal, y las bombonas de gas que temprano habian desembarcado. El Sucre zarparia en cuanto el dentista terminase de arreglar quijadas, navegaria remontando las aguas del rio Nangaritza para desembocar mas tarde en el Zamora, y luego de cuatro dias de lenta navegacion arribaria al puerto fluvial de El Dorado. El barco, antigua caja flotante movida por la decision de su patron mecanico, por el esfuerzo de dos hombres fornidos que componian la tripulacion y por la voluntad tisica de un viejo motor diesel, no regresaria hasta pasada la estacion de las lluvias que se anunciaba en el cielo encapotado. El doctor Rubicundo Loachamin visitaba El Idilio dos veces al ano, tal como lo hacia el empleado de Correos, que raramente llevo correspondencia para algun habitante. De su maletin gastado solo aparecian papeles oficiales destinados al alcalde, o los retratos graves y descoloridos por la humedad de los gobernantes de turno. Las gentes esperaban la llegada del barco sin otras esperanzas que ver renovadas sus provisiones de sal, gas, cerveza y aguardiente, pero al dentista lo recibian con alivio, sobre todo los sobrevivientes de la malaria cansados de escupir restos de dentadura y deseosos de tener la boca limpia de astillas, para probarse una de las protesis ordenadas sobre un tapete morado de indiscutible aire cardenalicio. Despotricando contra el Gobierno, el dentista les limpiaba las encias de los ultimos restos de dientes y enseguida les ordenaba hacer un buche con aguardiente. --Bueno, veamos. ?Como te va esta? --Me aprieta. No puedo cerrar la boca. --!Joder! Que tipos tan delicados. A ver, pruebate otra. --Me viene suelta. Se me va a caer si estornudo. --Y para que te resfrias, pendejo. Abre la boca. Y le obedecian. Luego de probarse diferentes dentaduras encontraban la mas comoda y discutian el precio, mientras el dentista desinfectaba las restantes sumergiendolas en una marmita con cloro hervido. El sillon portatil del doctor Rubicundo Loachamin era toda una institucion para los habitantes de las riberas de los rios Zamora, Yacuambi y Nangaritza. En realidad, se trataba de un antiguo sillon de barbero con el pedestal y los bordes esmaltados de blanco. El sillon portatil precisaba de la fortaleza del patron y de los tripulantes del Sucre para alzarlo, y se asentaba apernado sobre una tarima de un metro cuadrado que el dentista llamaba <>. --En la consulta mando yo, carajo. Aqui se hace lo que yo digo. Cuando baje pueden llamarme sacamuelas, hurgahocicos, palpalenguas, o como se les antoje, y hasta es posible que les acepte un trago. Quienes esperaban turno mostraban caras de padecimiento extremo, y los que pasaban por las pinzas extractoras tampoco tenian mejor semblante. Los unicos personajes sonrientes en las cercanias de la consulta eran los jibaros mirando acuclillados. Los jibaros. Indigenas rechazados por su propio pueblo, el shuar, por considerarlos envilecidos y degenerados con las costumbres de los <>, de los blancos. Los jibaros, vestidos con harapos de blanco, aceptaban sin protestas el mote-nombre endilgado por los conquistadores espanoles. Habia una enorme diferencia entre un shuar altivo y orgulloso, conocedor de las secretas regiones amazonicas, y un jibaro, como los que se reunian en el muelle de El Idilio esperando por un resto de alcohol. Los jibaros sonreian mostrando sus dientes puntudos, afilados con piedras de rio. --?Y ustedes? ?Que diablos miran? Algun dia van a caer en mis manos, macacos --los amenazaba el dentista. Al sentirse aludidos los jibaros respondian dichosos. --Jibaro buenos dientes teniendo. Jibaro mucha carne de mono comiendo. A veces, un paciente lanzaba un alarido que espantaba los pajaros, y alejaba las pinzas de un manotazo llevando la mano libre hasta la empunadura del machete. --Comportate como hombre, cojudo. Ya se que duele y te he dicho de quien es la culpa. !Que me vienes a mi con bravatas! Sientate tranquilo y demuestra que tienes bien puestos los huevos. --Es que me esta sacando el alma, doctor. Dejeme echar un trago primero. El dentista suspiro luego de atender al ultimo sufriente. Envolvio las protesis que no encontraron interesados en el tapete cardenalicio, y mientras desinfectaba los instrumentos vio pasar la canoa de un shuar. El indigena remaba parejo, de pie, en la popa de la delgada embarcacion. Al llegar junto al Sucre dio un par de paletadas que lo pegaron al barco. Por la borda asomo la figura aburrida del patron. El shuar le explicaba algo gesticulando con todo el cuerpo y escupiendo constantemente. El dentista termino de secar los instrumentos y los acomodo en un estuche de cuero. Enseguida tomo el recipiente con los dientes sacados y los arrojo al agua. El patron y el shuar pasaron por su lado rumbo a la alcaldia. --Tenemos que esperar, doctor. Traen a un gringo muerto. No le agrado la nueva. El Sucre era un armatoste incomodo, sobre todo durante los viajes de regreso, recargado de banano verde y cafe tardio, semipodrido, en los costales. Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriria ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averias, entonces debian cobijar carga, pasajeros y tripulacion bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje seria doblemente incomodo. El dentista ayudo a subir a bordo el sillon portatil y enseguida camino hasta un extremo del muelle. Ahi lo esperaba Antonio Jose Bolivar Proano, un viejo de cuerpo correoso al que parecia no importarle el cargar con tanto nombre de procer. --?Todavia no te mueres, Antonio Jose Bolivar? Antes de responder, el viejo se olio los sobacos. --Parece que no. Todavia no apesto. ?Y usted? --?Como van tus dientes? --Aqui los tengo --respondio el viejo, llevandose una mano al bolsillo. Desenvolvio un panuelo descolorido y le enseno la protesis. --?Y por que no los usas, viejo necio? --Ahorita me los pongo. No estaba ni comiendo ni hablando. ?Para que gastarlos entonces? El viejo se acomodo la dentadura, chasqueo la lengua, escupio generosamente y le ofrecio la botella de Frontera. --Venga. Creo que me gane un trago. --Vaya que si. Hoy dia saco veintisiete dientes enteros y un monton de pedazos, pero no supero la marca. --?Siempre me llevas la cuenta? --Para eso son los amigos. Para celebrar las gracias del otro. Antes era mejor, ?no le parece?, cuando todavia llegaban colonos jovenes. ?Se acuerda del montuvio aquel, ese que se dejo sacar todos los dientes para ganar una apuesta? El doctor Rubicundo Loachamin ladeo la cabeza para ordenar los recuerdos, y asi llego la imagen del hombre, no muy joven y vestido a la manera montuvia. Todo de blanco, descalzo, pero con espuelas de plata. El montuvio llego hasta la consulta acompanado de una veintena de individuos, todos muy borrachos. Eran buscadores de oro sin recodo fijo. Peregrinos, los llamaban las gentes, y no les importaba si el oro lo encontraban en los rios o en las alforjas del projimo. El montuvio se dejo caer en el sillon y lo miro con expresion estupida. --Tu diras. --Me los saca toditos. De uno en uno, y me los va poniendo aqui, sobre la mesa. --Abre la boca. El hombre obedecio, y el dentista comprobo que junto a las ruinas molares le quedaban muchos dientes, algunos picados y otros enteros. --Te queda un buen punado. ?Tienes dinero para tantas extracciones? El hombre abandono la expresion estupida. --El caso es, doctor, que los amigos aqui presentes no me creen cuando les digo que soy muy macho. El caso es que les he dicho que me dejo sacar todos los dientes, uno por uno y sin quejarme. El caso es que apostamos, y usted y yo nos iremos a medias con las ganancias. --Al segundo que te saquen vas a estar cagado y llamando a tu mamacita --grito uno del grupo y los demas lo apoyaron con sonoras carcajadas. --Mejor te vas a echar otros tragos y te lo piensas. Yo no me presto para cojudeces --dijo el dentista. --El caso es, doctor, que, si usted no me permite ganar la apuesta, le corto la cabeza con esto que me acompana. Al montuvio le brillaron los ojos mientras acariciaba la empunadura del machete. De tal manera que corrio la apuesta. El hombre abrio la boca y el dentista hizo un nuevo recuento. Eran quince dientes, y, al decirselo, el desafiante formo una hilera de quince pepitas de oro sobre el tapete cardenalicio de las protesis. Una por cada diente, y los apostadores, a favor o en contra, cubrieron las apuestas con otras pepitas doradas. El numero aumentaba considerablemente a partir de la quinta. El montuvio se dejo sacar los primeros siete dientes sin mover un musculo. No se oia volar una mosca, y al retirar el octavo lo acometio una hemorragia que en segundos le lleno la boca de sangre. El hombre no conseguia hablar, pero le hizo una senal de pausa. Escupio varias veces formando cuajarones sobre la tarima y se echo un largo trago que le hizo revolverse de dolor en el sillon, pero no se quejo, y tras escupir de nuevo, con otra senal le ordeno que continuase. Al final de la carniceria, desdentado y con la cara hinchada hasta las orejas, el montuvio mostro una expresion de triunfo horripilante al dividir las ganancias con el dentista. --Si. Esos eran tiempos --murmuro el doctor Loachamin, echandose un largo trago. El aguardiente de cana le quemo la garganta y devolvio la botella con una mueca. --No se me ponga feo, doctor. Esto mata los bichos de las tripas --dijo Antonio Jose Bolivar, pero no pudo seguir hablando. Dos canoas se acercaban, y de una de ellas asomaba la cabeza yaciente de un hombre rubio.

  • A escondidas de Tina Franco

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    Una historia romantica y ardiente entre dos viejos amigos.
    Ella, una chica sensible, audaz y moderna pero respetuosa de sus padres.
    El, un chico bueno que se convirtio en un militar ardiente que roba miradas por donde va.

  • El Infierno en el Paraiso (El Sr. del Paraiso 2) de Claudia A. Perez R

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    Terry Grandchester ( El egocentrico de la pecaminosa "V") y Paty Debeaux (Su asistente de sexys piernas) Finalmente deciden darle una oportunidad a los sentimientos que han crecido entre ellos, sin duda la vida en pareja puede ser maravillosa y pareciera que tienen todo para ser felices, mas aun viviendo en este enigmatico lugar "El Paraiso".
    Pero ambos saben que tendran que hacer un gran esfuerzo para que esta relacion funcione, ella tendra que armarse de paciencia y valor, el aprender a controlarse.
    Cuando parece que su relacion ha encontrado la armonia necesaria para perdurar, el pasado regresa a cobrar venganza, habra decisiones dificiles de tomar, ira, cansancio, sentimientos encontrados, rencor. El mayor miedo de Terry se hace realidad...

  • Susurrame al oido otra vez de Chris Razo

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    Hace casi seis meses que me fui de mi casa, y no hay ni un solo dia que no lo eche de menos. No solo a mi casa, a mi gente, tambien a el. No hay dia que no desee con todas mis fuerzas volverlo a ver. Hace meses le bloquee del WhatsApp, pero sigo viendo su foto El tiempo pasa, pero mis sentimientos por el no se van. Mis temblores casi han desaparecido. Sigo en terapia, y mi padre...bueno mi padre me esta ayudando mucho. Viene casi todas las semanas a verme. Hemos conseguido sincerarnos el uno con el otro, y supongo que ha logrado perdonarme. No hablamos casi nunca de Marc. Evita el tema por todos los medios. Aunque el sabe lo que quiero oir y siempre me dice que Marc esta bien. Se que tome la mejor decision al irme, y aunque tan solo estoy a veinte kilometros de el, parece que fueran mucho mas. Dentro de un mes cumplo los diecisiete, y quiero volver a casa. Mi padre no esta muy de acuerdo con eso, pero yo quiero celebrar alli mi cumpleanos, aunque luego tenga que volver aqui. Siento la necesidad de volver a verle. No se como reacciono cuando me fui de casa, ni siquiera se si me echara de menos, pero necesito algunas respuestas, pero sobre todo necesito saber si mis temblores siguen si estoy cerca de el. Decido contarle lo que tengo pensado a mi terapeuta. Me dice que puede ser bueno que vuelva a enfrentarme a la realidad, pero que tambien puede ser que las cosas empeoren. Me dice que eso es una decision que solo yo puedo tomar, y tiene toda la razon. Ni siquiera mi padre puede meterse en eso. Se cuanto le duele lo de Marc, aunque no lo diga, lo veo en sus ojos. Pero es hora de afrontar los problemas. -Papa, quita esa cara. Todo esta bien. -?No podemos celebrar tu cumpleanos en otro sitio? -?Y que mejor sitio que mi casa? -No lo entiendo. -Si lo que te preocupa es Marc, puedes estar tranquilo. Todo va a estar dentro de la normalidad. -Quizas seria mejor que el no estuviera. -La terapeuta me ha dicho que lo mejor es afrontar las cosas. Llevo siete meses sin verle, y necesito saber si mis temblores estan curados. -?Le sigues queriendo? -No quiero hablar contigo de eso. -Nunca hemos hablado de eso. Y creo ya va siendo hora. No eres una nina ya carino. -Claro que le quiero papa, irme seis meses a veinte kilometros de el, no ha hecho que deje de quererle. Solo ha dejado de doler tanto, nada mas. -No creo que verle te haga bien. -La solucion no es seguir huyendo papa. Ademas, segun tu, las cosas con el estan como siempre. Era lo que el queria. No perder tu amistad. -Y no la ha perdido, pero no quiere decir que yo este de acuerdo con lo que ocurrio. -?Te has dado cuenta que en siete meses no me has hecho ninguna pregunta? -Quizas sea porque no quiera escuchar las respuestas. -No puedes quedarte con eso dentro. Se que tienes muchas cosas que decirme. Estoy dispuesta a escucharlas. -No creo que sea bueno remover ese tema. -Los dos lo necesitamos. -Mira hija. Estos meses han sido muy duros. No puedo sentarme a hablar contigo como si no me importaran las cosas. He tratado de dejar el tema a un lado, porque lo que mas me importaba es que tu estuvieras bien, pero duele. -Para mi tambien es doloroso, pero si nunca nos enfrentamos a ello, seguira doliendo. -?Por que nunca me lo contaste? -?Y que querias que te dijera? ?Que me gustaba tu mejor amigo? ?Acaso me hubieras escuchado? -Si me lo hubieras contado, quizas las cosas podrian haber sido distintas. -?Crees que porque te lo hubiera contado hubiera dejado de estar enamorada de el? -!Es que no entiendo el enamoramiento! Uno se enamora cuando convive, cuando esta con a otra persona, cuando la conoce. -?Eso crees? Yo me enamore de el cuando le vi sonreir, cuando de su boca solo salian buenas palabras hacia mi, cuando me cuidaba, me protegia, cuando me miraba papa. ?Tu te enamoraste de mama cuando te fuiste a vivir con ella? Siempre has dicho que lo vuestro fue amor a primera vista. -Lo de tu madre nada tiene que ver con esto. -Claro que tiene que ver papa. Porque al igual que mama y tu, lo nuestro era un amor sincero, el unico problema es que vivimos en una maldita sociedad que tiene la cabeza cuadriculada. Que la gente tiene que estar separada por edades. No puede haber un modelo distinto de familia, al que ya esta establecido, pero ?quien marca las reglas? ?Acaso hay que pedir permiso a alguien para enamorarse? Se que te duele mucho mas porque es tu amigo, pero yo no lo elegi papa. Aunque no tienes de que preocuparte. El no me eligio a mi. Te eligio a ti. – Mi padre comienza a tocarse el pelo. Esta nervioso. -El no me eligio a mi. -Si papa. Decidio que para el era mucho mas importante tu amistad, que el poder estar conmigo. -Creo que eso no fue lo que ocurrio. ?De verdad no ves lo que pasa entre vosotros? !Nadie en su sano juicio se plantearia una relacion con una nina de dieciseis anos! -?Y por que no? Si los dos se quieren, ?que importa lo que piense la gente? -Daniela, no sabes nada de la vida. -Se mucho mas de lo que piensas. Solo quiero que sepas que yo he renunciado a el porque es un maldito cobarde, que no ha sido capaz de afrontar tus sentimientos, porque, aunque te cueste creerlo, el si me queria. Pero es un cobarde que prefiere callarse para no afrontar lo que realmente siente. Asi es el. Eso es algo que nunca podre perdonarle. -Es mejor asi. ?Que crees que iba a durar esa locura? Solo te hubiera hecho mas dano hija. -No sabes nada. No sabes lo que es quererle y tener que alejarme de el, porque cuando veo que no le importo, creo que voy a morir. Me falta el aire, y me duele. -Lo entiendo. -No entiendes nada. Si lo hubieras entendido... -?Si lo hubiera entendido te hubiera echado a sus brazos? -No. -Yo no soy el culpable en esta historia. Entiende que lo mejor es que te hayas alejado de el. Tienes que hacer tu vida. -Vale papa. Pero, yo decido lo que hago. Y quiero volver a casa por mi cumpleanos, eso no puedes prohibirmelo. Igual que no le puedes obligar a que se vaya de casa. -Si es lo que quieres no lo hare. Solo quiero que seas feliz. Ahi se acaba nuestra conversacion. Tantos meses para hablar de ello, y me he dado cuenta de que no hemos resuelto nada. Todo sigue igual. Mi padre sigue creyendo que lo mio con Marc, no es mas que un arrebato de nina pequena. Despues de siete meses, volvere a mi casa. Solo por unos dias, pero para mi sera el comienzo de una nueva vida. Sabre si todo sigue igual, o si el estar lejos ha valido la pena. 2 Hace meses que sueno con este momento, y por fin ha llegado. Tengo la maleta preparada, y estoy lista para volver a casa. Manana es mi cumpleanos, y espero que sea un dia inolvidable, Hace dias que no concilio el sueno. Me pregunto como sera volver a casa. Si estara el alli, si nos saludaremos. Tengo tantas preguntas. -?Estas lista hija? -pregunta mi padre. -Si. Ya voy. Me monto en el coche. Estoy a tan solo veinte minutos de ti. Tengo miedo de mi reaccion al verte, pero no puedo negar que me muero por hacerlo. En poco mas de veinte minutos, estoy subiendo las escaleras de mi casa. Mi padre abre la puerta, y el corazon me da un vuelco. Entro. Todo esta como siempre, el mismo olor, las mismas cosas. Todo sigue igual. -Voy a bajar un momento. -Vale. Yo voy a colocar las cosas. Entro en mi habitacion, dejo la maleta. Paso por el pasillo, y me paro en su puerta. La rozo con los dedos, toco el pomo, estoy a punto de abrir la puerta, cuando mi padre me dice: -No esta. -?Se ha ido? -No. Esta trabajando. Yo tambien tengo que irme. Vendre por la noche. Espero que... -Puedes estar tranquilo papa de verdad. -Sabiendo que estas aqui es imposible estar tranquilo. -Se acerca a mi y me besa en la mejilla. -Nos vemos luego. ?De verdad piensa que despues de siete meses sin vernos, el se va a tirar a mis brazos? Mi padre ha visto demasiadas peliculas. Ni siquiera se si sere capaz de saludarle. En cuanto que recojo todo, llamo a mis amigas. Me muero de ganas por verlas. Hemos estado en contacto todos estos meses, pero echo de menos abrazarlas. Quedamos en casa para cenar, y contarnos todo.

  • La familia Martin de David Foenkinos

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    Me costaba escribir; no avanzaba. Habia pasado anos imaginando muchas historias y nutriendome muy pocas veces de la realidad. Estaba entonces con una novela relacionada con los talleres de escritura. La trama transcurria durante un fin de semana dedicado a las palabras. Pero quien no tenia palabras era yo. No sentia interes alguno por mis personajes, me aburrian tanto que me daban mareos. Pense que cualquier relato real seria mas interesante. Cualquier existencia que no fuese ficticia. Cuando iba a firmar libros, muchos lectores acudian para decirme: <>. Seguro que era cierto. Podia bajar a la calle, parar a la primera persona que pasara, pedirle que me proporcionase algunos elementos biograficos y estaba casi seguro de que iba a motivarme mas que una nueva invencion. Asi fue como empezo todo. Me dije en serio: <>. 2 Debajo de mi casa hay una agencia de viajes; paso a diario delante de esa extrana oficina sumida en la penumbra. Una de las empleadas sale a menudo a fumar delante del local y se queda ahi quieta, mirando el movil. A veces me he preguntado en que estaria pensando; creo firmemente que los desconocidos tambien tienen una vida. Asi que sali de casa diciendome: <>. Pero la desconocida no estaba. Y yo habia estado a una voluta de humo de convertirme en su biografo. A pocos metros vi entonces a una senora mayor que cruzaba la calle tirando de un carrito morado. Me absorbio la mirada. Esa mujer no lo sabia, pero acababa de entrar en el territorio de la novela. Acababa de convertirse en el tema principal de mi nuevo libro (si aceptaba mi propuesta, claro). Yo podria haber esperado a que llegara la inspiracion u otra persona que me atrajera mas. Pero no, tenia que ser <>. No habia mas alternativa. Tenia la esperanza de que esa casualidad organizada me condujera a una historia emocionante o hacia uno de esos destinos que permiten comprender alguna de las apuestas esenciales de la vida. A decir verdad, lo esperaba todo de esa mujer. 3 Me acerque, disculpandome por molestarla. Me dirigi a ella con la cortesia melosa de los que quieren venderte algo. Aflojo el paso, sorprendida seguramente de que alguien se le acercase asi. Explique que vivia en el barrio y que era escritor. Cuando paras a alguien que va andando hay que ir al grano. Suele decirse que las personas de edad son desconfiadas, pero la mujer me dirigio en el acto una amplia sonrisa. Me senti lo bastante a gusto como para exponerle mis planes. --Pues vera: me gustaria escribir un libro sobre usted. --?Como dice? --Ya se que puede sonar un poco raro... Pero es como un reto que me he puesto a mi mismo. Vivo justo ahi --dije senalando mi edificio--. Le ahorro los detalles, pero se me ha ocurrido que me gustaria escribir sobre la primera persona con quien me cruzase. --No entiendo. --?Podriamos ir a tomarnos un cafe para que le explique la situacion? --?Ahora? --Si. --No puedo. Tengo que subir a casa a meter algunas cosas en el congelador. --Ah, si, claro, me hago cargo --conteste, preguntandome si ese primer contacto no estaba tomando un giro de lo mas patetico. Me habia animado mucho seguir mi impulso, pero resulta que ya habia llegado al extremo de escribir sobre la necesidad de no volver a congelar los productos descongelados. Pocos anos despues de haber recibido el premio Renaudot, notaba como me bajaba por la espalda el escalofrio del declive. Le propuse esperarla en el cafe que estaba al final de la calle, pero prefirio que la acompanase. Al pedirme que fuera con ella me estaba brindando, ya de entrada, su confianza. Yo en su lugar no habria permitido nunca que un escritor se me metiese en casa con tanta facilidad. Sobre todo un escritor carente de inspiracion. 4 Pocos minutos despues estaba sentado a solas en el salon de la senora, mientras ella trajinaba en la cocina. De forma totalmente inesperada, me embargo una intensa emocion. Mis dos abuelas llevaban muchos anos muertas y hacia mucho que no me encontraba asi metido en el decorado de la vejez. Habia tantas cosas en comun: el hule, el reloj ruidoso, los marcos dorados rodeando la cara de los nietos... Con el corazon oprimido, me acorde de cuando iba a visitarlas. No nos deciamos nada, pero me gustaban nuestras conversaciones. Mi protagonista volvio trayendo una bandeja con una taza y unas pastas. No se le ocurrio poner algo para ella. Para tranquilizarla, le conte mi trayectoria en pocas palabras, pero no parecia preocupada. La idea de que pudiera ser un hombre peligroso, un impostor o un manipulador no se le habia pasado por la cabeza. Mas adelante le pregunte a que se habia debido ese exceso de confianza. <>, me contesto, dejandome un tanto perplejo. A mi, la mayoria de los escritores me parecen libidinosos o depresivos. A veces, ambas cosas. Asi que, para esta mujer, tenia la cara adecuada para mi trabajo. Que ganas tenia de descubrir mi nuevo argumento de novela. ?Quien era? Lo primero era saber como se llamaba: --Tricot --me desvelo. --?Tricot, como de tricotar? --Si, eso es. --?Y el nombre? --Madeleine. Asi que me hallaba en presencia de Madeleine Tricot. Un nombre que me dejo dubitativo unos segundos. Nunca habria sido capaz de inventarlo. A veces me he pasado semanas buscando el nombre o el apellido de un personaje, completamente convencido de la influencia de la sonoridad en un destino. Era algo que me ayudaba incluso a entender algunos caracteres. Una Nathalie no podia portarse como una Sabine. Sopesaba los pros y los contras de cada denominacion. Y resulta que, sin tener que cavilar, tenia una Madeleine Tricot. Esa es la ventaja de la realidad: se ahorra tiempo. En cambio, hay un inconveniente de envergadura: la falta de alternativas. Habia escrito ya una novela sobre una abuela y la problematica de la vejez. ?Iba a tener que someterme otra vez a ese tema? La verdad era que no me entusiasmaba, pero tenia que aceptar todas las consecuencias del proyecto. ?Que interes tendria la cosa si empezaba a distorsionar la realidad? Tras pensarlo, se me ocurrio que no me habia encontrado con Madeleine por casualidad: los escritores tienen con su tema predilecto una relacion no muy distante de la cadena perpetua.[1] 5 Madeleine llevaba cuarenta y dos anos viviendo en el barrio. A lo mejor ya me habia cruzado con ella, aca o alla, pero su cara no me sonaba de nada. Dicho lo cual, yo todavia era relativamente nuevo por alli, pero me gustaba pasarme horas recorriendo las calles para pensar. Soy de esos para quienes escribir esta emparentado con una forma de anexionar un territorio. Madeleine debia de saberse la historia de muchos de los moradores del barrio. Debia de haber visto crecer ninos y morir vecinos, debia de saber detras de que comercio nuevo se ocultaba una libreria desaparecida. Seguramente pasarse la vida entera en el mismo perimetro conlleva cierto placer. Lo que yo veia como una carcel geografica era un mundo de referencias, de evidencias, de protecciones. Mi aficion inmoderada por la huida me impulsaba muchas veces a mudarme (tambien soy de esa clase de gente que nunca se quita el abrigo en el restaurante). A decir verdad, me gustaba alejarme del decorado de mis recuerdos, al contrario que Madeleine, que seguramente iba pisando a diario por las huellas de su pasado. Cuando pasaba delante de la escuela de sus hijas, quiza volvia a verlas corriendo hacia ella y echarse en sus brazos gritando: <>. Aunque aun no fueramos intimos, nuestra charla habia arrancado de forma muy fluida. Al cabo de unos minutos, a los dos se nos habia olvidado, me parece, el contexto de nuestro encuentro. Lo cual confirma algo evidente: a la gente le gusta hablar de si misma. Un ser humano es un condensado de autoficcion. Notaba que Madeleine estaba radiante al pensar que le interesaba a alguien. ?Por donde ibamos a empezar? Lo ultimo que queria yo era guiarla por la jerarquia de sus recuerdos. Acabo por preguntarme: --?Tengo que empezar por hablarle de mi infancia? --Bueno. Pero no es obligatorio. Podemos empezar por otras epocas de su vida. --?...? Parecio un poco perdida. Era preferible que la guiase por el laberinto del pasado. Pero, en el momento en que iba a empezar a entrevistarla, giro la cabeza hacia un marco pequenito. --Podriamos hablar de Rene, mi marido --dijo--. Hace mucho que murio... Asi que le gustara que hablemos primero de el. --Ah, de acuerdo --conteste, tomando nota de paso de que, ademas de a los lectores vivos, tambien iba a tener que contentar a los muertos. 6 Entonces Madeleine inspiro hondo, como si fuera a bucear a pulmon libre y los recuerdos, precisamente, estuviesen ocultos bajo el agua. Y el relato empezo. Habia conocido a Rene a finales de la decada de 1960, en el baile del 14 de julio en un cuartelillo de bomberos. A una amiga y a ella se les habia metido en la cabeza buscarse a un guaperas para bailar. Pero fue una silueta mas bien enclenque la que se le acerco. De entrada a Madeleine la conmovio ese hombre; se le notaba que no solia acercarse a hablar con desconocidas. Lo cual era cierto. Algo excepcional habria sentido, en el cuerpo o en el corazon, para tener la osadia de lanzarse asi. Rene le conto mas adelante las razones de su turbacion. Segun el, Madeleine era clavada a la actriz Michele Alfa. Igual que me ocurria a mi, Madeleine no la conocia. Hay que senalar que no hizo demasiadas peliculas despues de la guerra. Al descubrir su cara en una revista, la joven se quedo sorprendida: el parecido era remoto. En el mejor de los casos, podia decirse que se daban un aire. Pero, para Rene, Madeleine era casi la doble de esa actriz poco conocida. Esa emocion tenia origen en una dimension distinta. Aquello lo habia remitido a un episodio aterrador de su infancia, durante la guerra. Su madre pertenecia a una red de la Resistencia. Una vez que la perseguia la milicia, escondio al nino en un cine.[2] Muerto de miedo, Rene se aferro, por decirlo de alguna manera, a las caras de la pantalla. La de Michele Alfa se habia convertido en una inolvidable fuerza protectora y reconfortante. Y resulta que, algo mas de veinte anos despues, volvia a encontrar una de sus expresiones en la mirada de una mujer con la que se habia cruzado en el baile de los bomberos. Madeleine le pregunto el titulo de la pelicula. La aventura esta en la esquina, le contesto Rene. Disimule mi pasmo: era un curioso guino a mi proyecto. Madeleine tenia por entonces treinta y tres anos. Todas sus amigas estaban ya casadas y con hijos. Se planteaba si no le habria llegado el momento de <>. Aclaro que usaba esa palabra refiriendose al libro de Simone de Beauvoir Memorias de una joven formal, publicado unos anos antes. Aunque no pretendia faltarle al respeto a su marido, preferia decirme la verdad: por entonces habia hecho mas caso al cuchicheo de la razon que al de la pasion. Le gustaba mucho que la quisiera un hombre reconfortante y seguro de lo que sentia; tanto que hasta le resultaba posible olvidarse de lo que sentia de verdad. Con el tiempo, la delicadeza de Rene acabo triunfando. No quedaba ya la menor duda. Madeleine lo habia querido. Pero nunca habia notado por el los estragos de su primer amor. * Callo un instante, sin duda con reticencias ante la perspectiva de recordar esa historia que parecia dolorosa. <>, pense. Por supuesto, me intrigaba esa referencia a una pasion tragica, con toda verosimilitud. Para mi novela, me parecia una pista que habia que tomarse en serio. Las confidencias que ya me estaba haciendo Madeleine eran tan espontaneas que no queria forzarla pidiendole que desarrollase aquello que acababa de esbozar. Ya volveria a salir mas adelante. Y, aunque no puedo desvelar ahora mismo lo que iba a saber mas adelante, si que puedo anunciar que esa historia, por su naturaleza intensa, va a ocupar un lugar determinante en el relato. * Por ahora, sigamos con Rene. Despues de conocerse en el baile, se prometieron volver a verse muy pronto. A los pocos meses ya estaban casados y, a los pocos anos, eran padres. Stephanie nacio en 1974 y Valerie, en 1975. Por entonces era bastante inusual convertirse en madre casi a los cuarenta. Madeleine lo habia ido retrasando mas que nada por razones profesionales. Aunque habia disfrutado de la maternidad, le habian sentado muy mal las consecuencias que habia tenido para su carrera. Bajo su punto de vista, era una injusticia que les imponia a las mujeres una sociedad de hombres. <>, dijo entonces con lo que aun sonaba a amargura. Pero parecia bastante inutil echarselo en cara a un muerto. Seguramente, Rene no habia caido en la cuenta de lo frustrada que se sentia su mujer. Estaba orgulloso de su trayectoria en la RATP, el consorcio de transportes de Paris. De simple conductor de metro habia acabado en uno de los mayores puestos de responsabilidad del consorcio. Para el era una segunda familia, hasta tal punto que la jubilacion le cayo como una condena a muerte. Madeleine se encontro con un marido completamente desvalido. <>, repitio tres veces, cada vez mas bajo. Hacia ya veinte anos que se habia ido, pero nuestra conversacion otorgaba al pasado el brillo de una emocion muy reciente. Rene se levantaba por las mananas como un combatiente sin guerra. Su mujer lo animaba a volver a estudiar, a dedicarse a algun voluntariado, pero el rechazaba toda proposicion. A decir verdad, le habia herido profundamente la forma en que todos sus antiguos companeros se habian ido desentendiendo de el. Se dio cuenta de la absoluta vacuidad de las relaciones que habia trabado y, a partir de ahi, todo le parecio absurdo. Un cancer de colon acompano esa decadencia; una forma de poder ponerle nombre a un estado difuso. El dia del entierro, apenas un ano despues de la jubilacion, acudieron muchos directivos y empleados de la RATP. Madeleine los miro uno por uno sin decir nada. Algunos pronunciaron unas palabras durante la ceremonia, elogiaron a un hombre recto y cordial, pero el no estaba alli para oir esos tardios testimonios de una amistad indeleble. A su mujer le parecio un comportamiento francamente patetico, pero no dijo nada. Cedio mas bien al recuerdo de lo bonito que habia habido entre ellos, esa forma de apacible entendimiento. Habian llevado a cabo tantas cosas juntos, habian tenido alegrias y penas, y ahora todo se habia acabado. De que manera tan viva hablo Madeleine de Rene (casi se podia creer que iba a aparecer en el salon para unirse a nosotros). Desde mi punto de vista, era la posteridad mas hermosa; seguir existiendo en un corazon. Me pregunte como era posible sobrevivir al amor de una vida. Pasar cuarenta o cincuenta anos con una persona, tener a veces la sensacion de que es tu propio reflejo en el espejo, y luego un dia ya no queda nada. Al estirar la mano tocas el aire, notas movimientos raros en la cama o dices palabras que se convierten en conversaciones huerfanas. No vives solo, sino con una ausencia.

  • Sin reglas de Isabel Arranz

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    Luz Pavones, una famosa presentadora de television, aparece brutalmente asesinada en su camerino del teatro donde representaba una exitosa obra. Lola Vergara es la inspectora jefa de la Brigada de Homicidios que esta al cargo de una investigacion con muchos sospechosos, dada la naturaleza desagradable, lenguaraz y soberbia de la victima. Ademas Lola vive una situacion familiar extenuante, una madre que pide constante atencion, un hijo adolescente y un marido con el que solo coincide en la cama (y durmiendo). Sin embargo, ella puede con eso y mas gracias a su valvula de escape: el humor y sus cuatro amigas. Pero. ?como sobrevivir cuando todo se complica y su vida privada salta por los aires?

  • No lo llames sexo… ?O si? de Noelia Amarillo

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    Me gusta el sexo. Mucho. Pero no por el extasis que conlleva, o al menos no solo por eso, sino porque cuando estoy perdido entre el placer, el deseo y la necesidad es el unico momento en que puedo dejar de
    pensar en lo que hice. En el dano que provoque. En el precio que me tocara pagar cuando me atrapen.

  • Una bala al corazon de Sophie Saint Rose

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    Shelby no era como las demas mujeres, era dura y fria y no estaba acostumbrada a expresar sus sentimientos. Y la mision de proteger a Jared Michaelson no se la esperaba en absoluto. Y lo que sentia a su lado tampoco.

  • Pasiones en Bayeux de Beatriz Sobrino De Mingo

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    Diandra es una joven licenciada en arte, una mujer apasionada y valiente, que conoce a la perfeccion secretos y debilidades de otras personas, pero desconoce los suyos propios. Su viaje a Paris nos sumerge a traves de su experiencia, en el gran misterio que encierra su existencia. Otros viven su vida privando asi a Diandra de su felicidad, y disfrutan de algo que solo a ella le pertenece. A traves de museos, sufrimiento y confusion sera conocedora de la unica verdad, la suya, la que dara finalmente sentido a su vida en este mundo. Mediante un sobrecogedor recorrido por la historia de otros descubrira un gran enigma guardado por siglos.

  • Intrusion, Tana French de Tana French

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    La brigada de homicidios de Dublin dista mucho de ser lo que habia sonado la detective Antoinette Conway. El unico que parece alegrarse de su presencia es su companero, Steve Moran. El resto de su trabajo es una acumulacion de casos ingratos, novatadas hirientes y acoso laboral. Antoinette es una detective fiera y con la piel muy dura, pero esta llegando a su limite. El nuevo caso que le asignan parece sencillo: otra pelea de novios que acaba mal. Aislinn Murray es rubia y guapa. Y ha aparecido tan impecablemente arreglada como muerta en medio de su salon propio de un catalogo de muebles, al lado de una mesa dispuesta para una cena romantica. Nada tiene todo esto de llamativo. Excepto que Antoinette esta segura de haberla visto antes en alguna parte. Y porque, al final, su asesinato sera bien poco de los de manual. Porque otros detectives intentaran presionar a la pareja protagonista para que arresten al novio de la victima lo antes posible. Porque al fondo de la calle donde vive Antoinette, acecha una figura en la sombra. Y porque la amiga de la victima parecia olerse que Aislinn estaba en peligro. Todo lo que van averiguando sobre ella la aleja cada vez mas de la munequita de papel cuche que aparentaba ser. Antoinette sabe que el acoso laboral la ha vuelto paranoica, pero no es capaz de saber hasta que punto: ?es este caso un paso mas en la campana para echarla de la brigada o fluyen corrientes mas oscuras bajo su superficie reluciente?

  • Calle Este de Philippe Sands

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    En las paginas de este libro excepcional se entretejen dos hilos: por un lado, el rescate de la historia del abuelo materno del autor a partir de un viaje de este para dar una conferencia en la ciudad de Lviv, que fue polaca y actualmente forma parte de Ucrania. Por el otro, la peripecia de dos abogados judios y un acusado aleman en el juicio de Nuremberg, cuyas vidas tambien confluyen en esa ciudad invadida por los nazis. Los dos judios estudiaron alli y salvaron sus vidas porque emigraron a tiempo -uno a Inglaterra, el otro a Estados Unidos-, y el acusado -tambien brillante abogado y asesor juridico de Hitler- fue gobernador durante la ocupacion. Y asi, a partir de las sutiles conexiones entre estos cuatro personajes -el abuelo, los dos abogados judios que participan en Nuremberg, uno con el equipo de juristas britanico y el otro con el americano, y el nazi, un hombre culto que acabo abrazando la barbarie-, emerge el pasado, la Shoa, la Historia con mayusculas y las pequenas historias intimas. Y frente al horror surge la sed de justicia -la lucha de los dos abogados por introducir en el juicio el concepto de <>- y la voluntad de entender lo sucedido, que lleva al autor a entrevistarse con el hijo del criminal nazi. El resultado: un libro que demuestra que no todo estaba dicho sobre la Segunda Guerra Mundial y el genocidio; un libro que es al mismo tiempo un bellisimo texto literario con tintes detectivescos y de thriller judicial, un relato historico sobresaliente sobre el Holocausto y los ideales de unos hombres que luchan por un mundo mejor y una meditacion sobre la barbarie, la culpa y el deseo de justicia. Pocas veces esta tan justificado aplicar a una obra el calificativo de imprescindible.

  • Ensayo sobre el jukebox de Peter Handke

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    En la serie de cinco “ensayos” que ha venido publicando desde 1989, Peter Handke (1942) ha explorado y desarrollado nuevos caminos en el campo de la creacion literaria, en unos peculiarisimos textos que combinan el recuerdo, la autobiografia y la reflexion, al tiempo que alumbran una nueva mirada sobre la cotidianidad. En “Ensayo sobre el jukebox” (1990), la vision de unos de estos aparatos en un establecimiento viajando por Espana desencadena en el narrador una mezcla de sentimientos y reflexiones que le sirven como pretexto para volver acerca de las connotaciones, relaciones, experiencias y vivencias relacionadas con el, asi como sobre el tiempo en que era un objeto familiar en establecimientos publicos de esparcimiento.

  • Los peligros de fumar en la cama de Mariana Enriquez

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    A mi abuela no le gustaba la lluvia y antes de que cayeran las primeras gotas, cuando el cielo se oscurecia, salia al patio del fondo con botellas y las enterraba hasta la mitad, todo el pico bajo tierra. Yo la seguia y le preguntaba abuela por que no te gusta la lluvia por que no te gusta. Pero ella, nada, evasiva, con la palita en la mano, frunciendo la nariz para oler la humedad en el aire. Si finalmente llovia, fuera garua o tormenta, cerraba puertas y ventanas y subia el volumen del televisor hasta tapar el ruido de las gotas y el viento -- el techo de su casa era de chapa--; y si el aguacero coincidia con su serie favorita, Combate, no habia quien pudiera sacarle una palabra porque estaba perdidamente enamorada de Vic Morrow. Yo adoraba la lluvia porque ablandaba la tierra seca y permitia que se desatara mi mania excavatoria. !Que de pozos! Usaba la misma pala que la abuela, una muy chica, del tamano que usaria un nino para jugar en la playa, pero de metal y madera, no de plastico. La tierra del fondo albergaba pedacitos de botellas de vidrio color verde, con los bordes tan lisos que ya no cortaban; piedras suaves que parecian cantos rodados o pequenas rocas de playa, ?por que estarian en el fondo de mi casa? Alguien debia haberlas sepultado. Una vez encontre una piedra ovalada, del tamano y color de una cucaracha pero sin patas ni antenas. De un lado era lisa, del otro unas muescas formaban los claros rasgos de una cara sonriente. Se la mostre a mi papa, enloquecida porque creia encontrarme ante una reliquia, y me dijo que las marcas formaban un rostro de casualidad. Mi papa nunca se entusiasmaba. Tambien encontre dados negros, con los puntos blancos ya casi invisibles. Encontre restos de vidrios esmerilados verde manzana y turquesa. Mi abuela se acordo de que habian sido parte de una puerta vieja. Tambien jugaba con lombrices y las cortaba en pedacitos bien chiquitos. No me divertia ver el cuerpo dividido retorciendose un poco para al final seguir adelante. Me parecia que si picaba bien la lombriz, como una cebolla, sin dejar contacto alguno entre los anillos, no iba a poder reconstruirse. Nunca me gustaron los bichos. Encontre los huesos despues de una tormenta que convirtio el cuadrado de tierra del fondo en un charco de barro. Los guarde en el balde que usaba para llevar los tesoros hasta la pileta del patio, donde los lavaba. Se los mostre a papa. Dijo que eran huesos de pollo, o a lo mejor de bifes de lomo, o de alguna mascota muerta que debian haber enterrado hacia mucho. Perros o gatos. Insistia con lo de los pollos porque antes, en el fondo, cuando el era chico, mi abuela tenia un gallinero. Parecia una explicacion posible hasta que mi abuela se entero de los huesitos y empezo a arrancarse los pelos y a gritar <>. Pero el escandalo no duro mucho bajo la mirada de papa: el admitia las <> (asi las llamaba) de la abuela siempre y cuando no se desbordara. Ella le conocia el gesto de desaprobacion y se tranquilizo a la fuerza. Me pidio los huesitos y se los di. Despues me pidio que me fuera a la habitacion a dormir. Yo me enoje un poco porque no entendia la causa de la penitencia. Pero mas tarde, esa misma noche, me llamo y me conto todo. Era la hermana numero diez u once, mi abuela no estaba demasiado segura, en aquel entonces no se les prestaba tanta atencion a los chicos. Se habia muerto a los pocos meses de nacida, entre fiebres y diarrea. Como era angelita, la sentaron sobre una mesa adornada con flores, envuelta en un trapo rosa, apoyada en un almohadon. Le hicieron alitas de carton para que subiera al cielo mas rapido, y no le llenaron la boca de petalos de flores rojas porque a la mama, mi bisabuela, le impresionaba, le parecia sangre. Hubo baile y canto toda la noche, y hasta hubo que echar a un tio borracho y reanimar a mi bisabuela, que se desmayo por el llanto y el calor. Una rezadora india canto trisagios, y lo unico que les cobro fueron unas empanadas. --?Eso fue aca, abuela? --No, en Salavino, en Santiago. !Hacia un calor! --Entonces no son los huesos de la nena, si se murio alla. --Si que son. Yo me los traje cuando vinimos para aca. No la quise dejar porque lloraba todas las noches, pobrecita. Si lloraba con nosotros cerquita, en la casa, !lo que iba a llorar sola, abandonada! Asi que me la traje. Ya era huesitos nomas, la puse en una bolsa y la enterre aca en los fondos. Ni tu abuelo sabia. Ni tu bisabuela, nadie. Es que nomas yo la escuchaba llorar. Tu bisabuelo tambien, pero se hacia el tonto. --?Y aca llora la nena? --Cuando llueve nomas. Despues le pregunte a mi papa si la historia de la nena angelita era cierta, y el dijo que la abuela ya estaba muy grande y desvariaba. Muy convencido no parecia, o a lo mejor le resultaba incomoda la conversacion. Despues la abuela se murio, la casa se vendio, yo me fui a vivir sola sin marido ni hijos, mi papa se quedo con un departamento de Balvanera, y me olvide de la angelita. Hasta que aparecio al lado de la cama, en mi departamento, diez anos despues, llorando, una noche de tormenta. La angelita no parece un fantasma. Ni flota ni esta palida ni lleva vestido blanco. Esta a medio pudrir y no habla. La primera vez que aparecio crei que sonaba y trate de despertarme de la pesadilla; cuando no pude y empece a entender que era real grite y llore y me tape con las sabanas, los ojos cerrados fuerte y las manos tapando los oidos para no escucharla, porque en ese momento no sabia que era muda. Pero cuando sali de ahi abajo, unas cuantas horas despues, la angelita seguia ahi con los restos de una manta vieja puesta sobre los hombros como un poncho. Senalaba con el dedo hacia fuera, hacia la ventana y la calle, y asi me di cuenta de que era de dia. Es raro ver un muerto de dia. Le pregunte que queria pero como respuesta siguio senalando como en una pelicula de terror. Me levante y sali corriendo hacia la cocina, a buscar los guantes que usaba para lavar los platos. La angelita me siguio. Apenas una primera muestra de su personalidad demandante. No me amedrento. Con los guantes puestos la agarre del cogotito y aprete. No es muy coherente intentar ahorcar a un muerto, pero no se puede estar desesperado y ser razonable al mismo tiempo. No le provoque ni una tos, nada mas yo quede con restos de carne en descomposicion entre los dedos enguantados y a ella le quedo la traquea a la vista.

  • La Cabana_ Donde la Tragedia Se de Wm. Paul Young

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    Cuando la imaginacion de un escritor y la pasion de un teologo se fecundan entre si, el resultado es una novela del orden de La cabana. Este libro puede ser para nuestra generacion lo que El viaje del peregrino fue para la de John Bunyan, su autor. !Asi de bueno es! Eugene Peterson, profesor emerito de teologia espiritual, Regent College, Vancouver, B.C. Mientras leia La cabana me di cuenta de que las preguntas que se despliegan en esta cautivadora novela eran preguntas que yo llevaba muy dentro de mi. Lo maravilloso de este libro no es que ofrezca faciles respuestas a preguntas abrumadoras, sino que te invite a acercarte a un Dios de misericordia y amor, en el que encontramos esperanza y sanacion. Jim Palmer, autor de Divine Nobodies (Nadies divinos) La cabana es una invitacion unica en su genero a viajar al corazon de Dios mismo. En medio de mis lagrimas y exclamaciones de jubilo, fui realmente transformado por la amorosa piedad con la que Wm. Paul Young levanto el velo que tan a menudo me separaba de Dios y de mi mismo. Con cada pagina, los complicados sies y noes que distorsionan una relacion hasta convertirla en religion eran arrasados, conforme yo comprendia al Padre, el Hijo y el Espiritu por primera vez en mi vida. Patrick M. Roddy, ganador del Emmy como productor de ABC News Envuelta en creativa brillantez, La cabana es espiritualmente profunda, teologicamente iluminadora y vitalmente impactante. La recomiendo al maximo. Por cierto, estamos regalando ejemplares de la novela que es de dar gusto. Steve Berger, pastor de Grace Chapel Leipers Fork !Por fin una novela sobre el encuentro de un hombre con Dios, poseedora de integridad literaria y audacia espiritual! La cabana traspasa los cliches tanto de la religion como de la mala literatura para revelar algo bello y rotundo sobre la danza integral de la vida con lo divino. Esta historia se lee como una plegaria: como el mejor tipo de plegaria, llena de sudor y maravilla y transparencia y sorpresa. Cuando la lei, me senti en comunion con Dios. Si este ano lees una obra de ficcion, que sea esta. Mike Morrell, zoecarnate.com Una excepcional pieza literaria que te lleva directamente al corazon y naturaleza de Dios en medio del angustiante sufrimiento humano. Esta increible historia te retara a considerar la persona y el plan de Dios en terminos mas amplios de los que sonaste jamas. David Gregory, autor de Dinner with a Perfect Stranger (Cena con un perfecto desconocido) La cabana cambiara para siempre tu manera de pensar en Dios. Kathie Lee Gifford, coanimadora de Today Show (Programa de hoy) de la NBC Pense de verdad que este libro era un libro mas. Creanme, amigos: !no lo es! Cuando aparecen los carros alegoricos, por lo general los dejo ir. Pero en el caso de La cabana no solo me he subido al carro, sino que ademas no dejo de pedirle al conductor que se detenga para recoger a todos mis amigos. No recuerdo cuando fue la ultima vez que un libro, y mucho menos una obra de ficcion, tuvo tal impacto sanador en mi vida. Drew Marshall, conductora de radio, The Drew Marshall Show Si Dios es todopoderoso y esta lleno de amor, ?por que no hace algo con el dolor y el mal en nuestro mundo? Este libro responde esa antiquisima pregunta con sorprendente creatividad y asombrosa claridad. Con mucho, uno de los mejores libros que yo haya leido en mi vida. James Ryle, autor de Hippo In the Garden (Hipopotamos en el jardin) Seductor, con giros que desafian nuestras expectativas mientras nos ensenan eficaces lecciones teologicas sin condescendencia. Yo estaba llorando para la pagina 100. No podras leerlo sin involucrar tu corazon. Gayle E. Erwin, autora de The Jesus Style (El estilo de Jesus) Este libro va mas alla de ser la novela bien escrita llena de suspenso que es, y que te obliga a dar vuelta a la pagina. Desde la muerte de nuestro hijo Jason, el Senor nos ha guiado hasta un reducido numero de esos libros que cambian la vida, y este es el primero de la lista. Cuando llegues a la ultima pagina, habras cambiado. Dale Lang (rockcanada.org), padre de un estudiante muerto en el tiroteo de Columbine La cabana es una hermosa historia de como Dios sale a nuestro encuentro en medio de nuestras penas, atrapados por las desilusiones, traicionados por nuestros propios supuestos. El nunca nos deja donde nos encontro, a menos que insistamos. Wes Yoder, Ambassador Speakers Bureau La creatividad e imaginacion de La cabana te cautivaran, y antes de darte cuenta estaras experimentando a Dios como nunca. Las intuiciones de Wm. Paul Young no solo son cautivadoras, sino tambien biblicamente ciertas y fieles. No te pierdas esta transformadora historia de gracia. Greg Albrecht, director de Plain Truth Magazine (Revista La Pura Verdad) !Su libro es una obra maestra! Hay lagrimas en mis ojos y un nudo en mi garganta. Solo puedo pensar en quienes deberian leer sus palabras, y estoy convencida de que cada persona que lea este libro tambien conoce a otras necesitadas de sus palabras.

  • Los drusos de Belgrado de Rabee Jaber

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    En 1860, el Imperio otomano dominaba todo el Mediterraneo oriental, desde Tunez hasta Bosnia. Los pueblos musulmanes y cristianos de uno y otro lado del Bosforo convivian bajo un mismo e insostenible poder, que pronto llegaria a su fin.
    Una manana de ese ano, Hanna Yaqub, un joven cristiano vendedor de huevos de Beirut, se despide de su esposa y de su hija, para salir a recorrer la ciudad con su cesta.

  • Perdido en tu piel (Un amor para siempre) de Isabel Acuna

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    Michael Donelly y Lori Stuart, se encuentran despues de siete anos de tomar rumbos separados. Sobre ellos pesa una noche que le cambio la vida a Lori y de la cual Mike no recuerda nada. Inmersos en un proyecto laboral, Mike no entiende la animosidad de la que considera su amiga. Lori teme volver a caer en la profunda atraccion que sintio por el.

  • Quiero que conozcas a alguien, Estefania Yepes Sanchez de Estefania Yepes Sanchez

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    Su historia empezo un verano. Aquellos besos robados fueron el sustento y su amor, la perdicion. Sin embargo, el destino quiso que se alejara de ella sin dejar ninguna huella tras sus pasos. Ahora han transcurrido veintiseis anos desde que sucedio y Elsa, joven, entusiasta y sonadora, continua sin conocer el verdadero origen de su pasado. No obstante, las casualidades haran que se cruce en su camino Luca, un enigmatico joven que pondra en jaque aquello que ella habia creido real hasta el momento. Despues de sentirse abrumada por la magnitud de sus descubrimientos, Elsa decide alejarse de su vida para intentar poner orden a lo que siente por Bosco, su mejor amigo, y lo que supone la aparicion repentina de Luca en su vida, mientras trata de descifrar si es cierto todo lo que su madre siempre le habia contado. ?Podrias olvidar tu pasado y empezar de cero?

  • Blanca Navidad en las Highlands de Alma Fernandez

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    Y la afortunada ganadora del premio a la excelencia que ha resultado seleccionada para el programa de intercambio en la ciudad de Glasgow es Valentina de la Renta. Si, de la Renta, esa soy yo. Y no porque fuera sobrina del afamado disenador, sino porque ese era el apellido de mi padre, Gonzalo, un portento de los negocios, dueno del concesionario de lujo mas importante de nuestra ciudad. Como no podia ser de otra manera dada su trayectoria y posicion, su unico retono, es decir, yo, acudia a la universidad mas prestigiosa que jamas hubo por aquellos lares. "Los Nogales" se llamaba, un lugar donde los cachorros de lo mas granado a nivel social competiamos entre nosotros para ver quien podia llevarse el gato al agua, logrando un curriculum cum laude del que poder alardear. ?Me convertia todo esto en una pija redomada? Pues mas bien no. Mi corazon se identificaba mas con el de una chica sencilla a la que la vida habia situado en un lugar asi de selecto. --Valentina, hija, no te creas mas que los demas solo por la posicion que ostenta tu padre, que torres mas altas han caido. Mi madre solia decirme eso dia si y dia tambien. Lucrecia era su nombre y habia llegado en su momento a Espana con una mano delante y otra detras, procedente de Mexico. Eso si, lo que traia bajo el brazo era un titulo en Economia que avalaba su brillantez. A mi padre no le paso desapercibida una chica asi, culta, luchadora y guapa, arrolladoramente guapa. Todos decian que yo me parecia a ella y asi lo esperaba. Aunque fuera en el blanco de los ojos me fascinaba pensar en mis similitudes con la mujer que tuvo a bien traerme a este mundo de locos que se habia convertido en una jauria en la que la gente se mataba por llegar mas alto que el resto. Con los meses mi padre fue quedandose prendado de aquella mujer. Bueno, y ella se quedo prendada igualmente, y no solo prendada sino tambien prenada. No, no penseis mal, mi madre no era ninguna trepa y el hecho de quedarse embarazada no fue fruto de ninguna artimana por su parte, sino de la pasion que ambos rezumaban por la punta de las orejas. La noticia, sin embargo, si cayo como un jarro de agua fria a mis abuelos paternos, Vicente y Aurora. El fue quien puso en marcha el negocio que anos despues heredaria su padre y consideraron que mi madre era una enredadora de mucho cuidado que se habia valido de sus armas de mujer para meterse a mi padre en el bolsillo. Por no decir en otro lado... Y como el rosario de la aurora precisamente fue como salieron todos, por lo que mi padre y mi madre se distanciaron por completo de aquellos dos seres despotas y elitistas para iniciar una vida en comun en la que la felicidad fue la nota dominante. Eso de que detras de un gran hombre hay una gran mujer debio decirse al hilo de la existencia de mis progenitores; pues si mi padre heredo un negocio prospero, la vision empresarial de mi madre hizo que en pocos anos estuvieran quintuplicando beneficios. Con todo y con eso a mi madre no se le caian los anillos y a menudo, incluso en las reuniones sociales mas esnob y exclusivas, la buena de ella hablaba con orgullo de sus origenes humildes y de la importancia de hacerse a uno mismo. En momentos asi, teniamos que ir volando por un babero, pues a mi padre se le caia la baba ante una mujer que habia dado sobradas muestras de como podian escalarse peldanos en la vida sin necesidad de pisar a nadie. A la hora de educarme, yo siempre valore las dos caras de la moneda. Pese a acudir desde el minuto uno a la escuela mas prestigiosa y trilingue de la zona, tambien supe lo que era acudir de la mano de mi madre a los comedores sociales para dar de comer a aquellos a los que la vida no habia favorecido como a nosotros. --Tienes que saber que no todos los ninos tienen la misma suerte que tu, Valentina. --Esa era una de las frases que mi madre se encargo de que quedara grabada a fuego en mi memoria desde mi mas tierna infancia. --Pero si yo nunca te gano jugando al parchis...--me quejaba yo a mis cinco o seis anitos cuando no sabia interpretar todavia la magnitud de sus palabras. --No estoy hablando de juegos, sino de la vida, mi nina. Tienes mucho que aprender todavia... --Pues yo lo que quiero aprender es como ganarte al parchis--insistia. No obstante, no habia ensenanza por parte de aquella gran mujer que yo no terminara absorbiendo como si de una esponjita se tratase. Y eso incluia su increible sentido del humor, porque mi madre si no corria, volaba. Era una mujer unica. De hecho, uno de mis mejores recuerdos de la ninez lo constituyen aquellos cientos de ocasiones en los que el sonido de la risa de mi padre envolvia todas las estancias de nuestra lujosa casa, merced a las indudables gracias que tenia mi madre y que no dudaba en poner en marcha en cualquier momento. No he comentado todavia que mi nacimiento fue un poco complicado y que, tras el, mis padres recibieron el varapalo de que no podrian tener mas hijos. Enamorados como estaban y con ganas de formar una familia numerosa, lo asumieron con entereza, pese a la tristeza que la noticia les causo. Tal hecho propicio que ambos se volcaran al cien por cien con la que estaba llamada a convertirse en su unica hija, servidora, que ademas heredaria en su dia el negocio familiar. No, no es que la idea de vender cochazos de lujo me fascinara, pero tampoco iba a tirar por la borda la labor de mi padre durante tantos anos. Cuando llego la hora de elegir carrera universitaria yo no tuve ningun genero de duda; queria ser economista, como mi madre. A ella, que ya lo venia sospechando, la noticia le toco la fibra sensible y fueron no pocas las ensenanzas que recibi de primera mano de una mujer que donde ponia el ojo ponia la bala. Estudiaria en "Los Nogales" una universidad que aunaba un amplio ramillete de carreras y que me proporcionaria una vision moderna y global de los estudios, desde un prisma eminentemente practico. En ella tuve la suerte de compartir aquellos intensos anos universitarios, que dicen que son los mejores de la vida, con Alexander, un chico al que conoci al segundo dia de estar alli y que me acompano hasta el comienzo de ese ultimo curso que yo hacia ese ano. Fueron tres bonitos anos de relacion en los que yo crei conocer el amor en mayusculas y que se fueron al traste el dia en que mi novio, entre lagrimas, me vino a decir poco mas o menos que no era yo, que era el... Y que hasta ahi habiamos llegado. En el anterior curso Alexander habia cambiado de amistades, algo que me preocupo porque vi que las elegidas no eran trigo limpio. Asi se lo hice notar desde el principio, pero el se dedico a hacer oidos sordos o a decirme que siempre estaba con la misma cantinela y que le rayaba. --Esto no va a acabar bien, mi vida, te lo digo yo, que las mujeres tenemos mucho ojo para estas cosas. --Claro y los hombres estamos ciegos, lo mismo es de hacernos... bueno tu ya sabes, de darle a la zambomba, como decian antes. El dia que Alexander me dio aquella contestacion tome conciencia de que nuestra relacion habia dado un giro de ciento ochenta grados. Por favor, pero si el habia sido hasta entonces la correccion personificada, ?como demonios era posible aquello? De ahi para delante, como los de Alicante, llego un momento en el que conclui que no lo conocia. Alexander parecia necesitar un exorcista, de las burradas que comenzo a decir al lado de unos amigos de lo mas radicales que le metieron un punado de ideas en la cabeza incompatibles con la vida en comun. Una de esas ideas versaba sobre que las chicas eramos unas controladoras que habiamos nacido, poco mas o menos, que para joderles la vida. E, imbuido de aquel pensamiento, mi novio empezo a cuestionarse nuestra relacion hasta el punto de que senti que, de ser amantes, amigos y todo aquello que pueda sonarse en una pareja, pasamos a ser poco mas que follamigos. El dia que por fin lo vomito todo yo lo estaba esperando con la escopeta cargada (no literalmente, aunque ganas no me faltaban). Si no llega a dejarme el, lo hubiera hecho yo, pues ya estaba hasta el mismisimo mono de sus soplapolleces y de las de los memos de sus amigos. --Menudo marron te has quitado de encima--me comento Alba cuando, un rato despues, cai sobre sus hombros llorando.

  • No me importa tu nombre de Erika Fiorucci

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  • Otono lluvioso de Claudio Hernandez

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    El sheriff Burt se ve mezclado de nuevo, en una serie de crimenes espantosos, que parecen ser obra de un imitador del asesino apodado Jack pies de pluma, quien dejo un reguero de chicas muertas en el frio invierno. Peter todavia distante de su amor platonico Ann, aunque recuperada la amista de su hermano Denny, se ve involucrado otra vez en una espiral de asesinatos de chicas jovenes de la escuela secundaria News Academy. Burt decide cerrar el centro, durante el otono lluvioso, pero los cadaveres aparecen en cualquier parte. Peter esta vez no esta solo. Ethan y Charlotte, pertenecientes al FBI, se unen a la investigacion, pero se producen serios enfrentamientos contra Burt y Peter.
    Peter ahora ve los recuerdos de las chicas muertas. Lo ultimo que quedo grabado en sus retinas. Pero ademas descubre que puede ver mas alla, con solo tocar un objeto, y lo que mas le desconcierta, puede ver a traves de los ojos del asesino, ayudado por las difuntas. Pero lejos de avanzar, ni uno ni otro consiguen dar un paso, al contrario, retroceden y se estacan.
    Sin embargo, la ultima victima y tras encontrar un boton que pertenece al asesino, toda la investigacion da un giro. Con una precision de relojeria, deben llegar al final en una trepidante carrera que les llevara a un final inesperado para todos.

  • Emilia Pardo Bazan de Isabel Burdiel

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    Isabel Burdiel restituye la figura de la novelista espanola por excelencia, personalidad clave del siglo XIX.

  • Las intrigas de la fama 1 de Mercedes Franco

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    Carolina Mosquera, es una actriz de 23 anos que incursiona en el mundo de la actuacion televisiva. Ella tendra que demostrar de que esta hecha al entrar en un ambiente lleno de apariencias, hipocresia y falsedad.

  • Seducido (Trilogia Deseo 2) – J. Kenner de J. Kenner

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    Erotismo, sensualidad e intensas emociones se funden para volver a emocionarnos en esta segunda entrega de la trilogia <>, de la aclamada autora de best sellers J. Kenner.

  • Promesas incumplidas de Javier Moscoso

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    Promesas incumplidas es una historia sobre la ambicion, ligada a la promesa igualitaria y al desengano que marco el Romanticismo. De la mano de Javier Moscoso, uno de los mejores ensayistas espanoles contemporaneos.

  • Deuda de familia de Nadia Noor

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    En 1899, Rafael Vega pierde en un torneo de poquer las escrituras de su casa y de su hacienda. Abrumado por la culpa y sin nada con lo que mantener a su familia, decide quitarse la vida dejando desamparadas a sus dos hijas junto a su mujer. El mismo dia del funeral, el ganador pide ejecutar las escrituras o recibir a cambio el dinero equivalente a su deuda, obligando a la viuda a tomar una pronta decision.
    Robert Conde, un hombre que consigue amasar grandes cantidades de dinero que invierte en la compraventa de tierras, conocera a Natalia, la hija menor de los Vega, y le propondra un trato distinto a su madre: casarse con su hija a cambio de devolverle las escrituras.
    Tras la decision, descubrira un tormentoso secreto sobre su prometida: ella ama a un joven militar con quien intentara escapar. A pesar de todo, truncara sus planes y, tras las dificultades, la arrastrara a su hacienda en contra de su voluntad.
    ?Conseguira doblegar la voluntad de Natalia? O, por el contrario, ?vivira un matrimonio con un oscuro secreto que amenazara con salir a la luz cuando ya sea demasiado tarde?

  • Como llegue a conocer a los peces de Ota Pavel

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    Lo mejor para cualquier pescador es empezar con los peces siendo aun crio. Que lo inicie en los misterios de la pesca su padre, su tio o un balsero. En nuestro caso fue el balsero Karel Prosek, de la aldea de Luh, en la municipalidad de Branov, que con el tiempo se convirtio en nuestro tio. Fue el quien enseno a pescar no solo a mis hermanos Hugo y Jirka y a mi, sino tambien a nuestro astuto padre. El tio Prosek seguramente nacio en el rio Berounka como genio de las aguas y llego a Luh con una crecida. Tenia un hermoso mostacho, como el de un dragon, una voz sonora y una buena planta. Era capaz de cualquier cosa: arar y sembrar, ordenar las vacas, cocinar patatas revueltas, encontrar setas fuera de temporada, barquear durante una crecida, trenzar cestos, cazar corzos, rescatar a gente y a animales transidos de frio, romperle los morros a los idiotas, reir. Durante las crecidas barqueo un par de veces a la comadrona Flybertova con su indispensable maletin. Y tambien sabia de peces. Los ensartaba desde la barca en las noches de luna con un tridente llamado <>, interponia nasas en su camino, echaba el palangre y, en publico, los pescaba con cana, como un senorito. Todo esto sucedia aun en tiempos del Imperio Austrohungaro, cuando en el castillo de Krivoklat todavia senoreaba el principe Max Egon Furstenberg, comiendo gulash al estilo del cazador y sorbiendo cerveza de Rakovnik. A Prosek, puesto que era el mejor pescador de la region, le estaba permitido capturar presas con cualquiera de las artes posibles a lo largo de todo el rio. Tan solo debia llevar a palacio las anguilas, con su carne semejante a las flores de loto. Disponia para ellas de un morral que su esposa Karolina le habia tejido de canamazo. Las transportaba vivas por la orilla del Berounka hasta el castillo. Sus puertas se abrian solas ante el, como ante un paladin. Vertia las anguilas en una tina de madera embreada llena de agua y de cuando en cuando recibia una pieza de oro con la imagen del emperador. La pieza entera se asemejaba al sol. Despues de que el principe se marchara en carruaje tras cuatro colinas lejanas y tras cuatro rios lejanos, prohibieron a Prosek capturar presas con cualquiera de las artes posibles, asegurandole que le bastaba con una sola, a saber: la cana. Prosek tenia una cana de bambu larga, ambarina. Un rebenque sin carrete. Avanzaba a contracorriente para que los peces no lo advirtieran, chasqueando de cuando en cuando el rebenque y sus bigotes de dragon, razon por la que a esa arte se la denominaba <>. [1] Por aquella epoca llegamos nosotros en nuestro vehiculo: nuestro padre Leo, nuestra madre Herma, mis hermanos Hugo y Jiri y yo. Esta era toda nuestra familia. Atisbamos a Prosek desde los chopos de la orilla opuesta del rio. Se movia por las resbaladizas rocas como una nutria pescadora. La veleta de la cana volaba con precision hasta los lugares senalados. ?Y los peces? Era como si saltaran fuera del agua por si mismos. Plateados bagres con el rojo timon de la aleta en el trasero y elegantes comizas con bigote. Panzudos cachuelos de los remansos y leuciscos de los torrentes. Se deslizaban hacia el interior de la red: se acabo la libertad, habia llegado su amo y senor, el rey de los furtivos. Mi padre exclamo entusiasta: --!Herma! !Menudo concierto! !Como Kubelik! [2] Y, de golpe, crecieron como setas en mi cabeza, a lo largo de toda la orilla, filas de butacas en las que se aposentaban caballeros con bombachos ingleses a cuadros y damas vestidas con crinolinas rosas, suspirando y aplaudiendo con cada pez: --Messieurs, mesdames, esto es autentico arte. Prosek apreso en su red al ultimo de los peces, encendio un pitillo e hizo una reverencia. La platea desaparecio y el vadeo el rio, poco profundo, hasta mi padre. Se cayeron en gracia al instante, porque papa era tambien una buena pieza. Sabia partirle los morros a los idiotas igual de bien que Prosek. Y todo lo que no sabia se lo enseno Prosek. A papa le caia bien el patan de Prosek, ya que de toda la vida habia asegurado que los finolis no valian una mierda. Acordo con Prosek que iriamos con el de veraneo a la cabana del balsero, a ninguna otra parte. El lucio negro Tendria yo unos seis anos. Mis hermanos no me admitian demasiado en su compania. No era digno de ellos. Observaba sus diversiones desde la distancia. La mayor parte del tiempo lo unico que hacia era chuparme el dedo a orillas del rio Berounka. Lo que mas les gustaba a Hugo y Jirka era ir hasta un islote a atrapar con las manos peces ocultos entre las algas verdes. Hugo era apuesto y delicado. Jirka era un forzudo y un bribon dispuesto a medirse con quien se le pusiera delante. En el islote crecian unas largas algas verdes, fascinantes, parecidas a los cabellos del genio de las aguas del rio, Oskar. Los cabellos ondeaban en la corriente, como si yaciera ahogado en la arena dorada. De vez en cuando en las algas crecian florecillas, ya no recuerdo de que color, quiza de un blanco rosado, como las de las novias. Habia poca profundidad y en las algas pastaban, como en un prado, los copepodos y las cochinillas. Las comizas y el resto de los peces solian acudir a chapotear en busca de bichos, mascando como gorrinos. Era entonces cuando mis hermanos se metian en calzoncillos para, hundiendo las manos entre las algas, palpar a tientas hasta echar mano al frio cuerpo de un pez. El pez se quedaba pasmado, despues salia pitando, mi hermano reaccionaba y saltaba en su busca, erraba el blanco, salpicaba el agua, mi hermano chillaba. Como un rodeo. En una ocasion se toparon entre las algas con un pez gigantesco; al principio pensaron que era un tronco flotante. Se trataba, en cambio, de un lucio negro: se habia adentrado hasta alli tras los pececillos y no podia salir. Cuando arranco como un torpedo, el agua volo en todas direcciones. Hugo vociferaba: --!No te quedes ahi mirando y ven a ayudarnos! De golpe les parecia bueno. Pero no tenia ni la mas minima gana de meterme alli. Avance despacio entre las algas. El lucio giro, se dirigio hacia mi y se detuvo. Vi como boqueaba mientras me observaba con ojos despiadados, las fauces entreabiertas, llenas de dientes. Queria devorarme. Empece a alargar los brazos. Se puso en marcha. Salto. Salvo sin esfuerzo el tablazo y desaparecio en las profundidades. Jirka me dijo: --!Idiota! !Lo tenias al alcance de la mano! !No tenias mas que estrujarlo por el pescuezo! En realidad todos suspiramos aliviados de que se hubiera largado. Mis hermanos tampoco habrian intentado agarrarlo. Y esta anecdota fue una especie de predestinacion, como si aquel enorme lucio fuera nuestra parca. ?Pescaria alguno de nosotros alguna vez en su vida un pez grande de verdad? Tal vez no nos hubiera sido concedido, al no haber sido valientes entonces. Mi primer pez Prosek regresaba de la taberna Anamo algo achispado y canturreando cancioncillas castrenses. Conocia una infinidad de ellas, ya que durante la guerra habia librado mil batallas en Serbia. En el costado le quedo de recuerdo metralla sin extraer que, sin embargo, dejaba de fastidiarlo tan pronto como se echaba para el coleto un par de copazos. Al llegar a casa en la barca, le dio un beso en el hocico a nuestro pastor alsaciano, Holan, y se sento al pie de una fragante acacia. Yo estaba entonces en la balsadera: mis hermanos, de nuevo, me habian dejado atras; preferian llevar consigo a Dasa, la hija de Beda Peroutka, que pasaba de mi olimpicamente. Tio Prosek me miro con sus ojos verdes: --!Ven aca, mequetrefe! Arrastre de mala gana los pies hasta el; no es que me tuviera en gran estima. Al que mas queria era a Jirka, que era un granuja muy de su gusto. Yo era el menor, el nino de mama. Prosek, escudrinandome inquisitivo, se saco del bolsillo, mugriento, un pepinillo: --Toma. Sustitui el dedo de la boca por el pepinillo. Prosek me seguia observando. Despues saco una botella plana y me ordeno: --Pega un lingotazo. No quedaba ni gota en su interior, pero fingi la mayor de las felicidades. El inexistente alcohol nos amisto. Se puso en pie y me hizo senas para que lo siguiera hasta el granero. Saco una larga vara de avellano y dijo: --Te tallare una cana. La tengo preparada para ti hace ya tiempo. Saco del bolsillo un cuchillo afilado e hizo tris por aqui y tras por alla. Yo contemplaba sus manos callosas, a las que les faltaba un dedo que el mismo se habia sajado al cortar mimbre para los cestos. Contemplaba su rostro, crispado en una mueca por el dolor: de nuevo lo mortificaba la metralla en el costado, pero el alcohol para aliviarlo se le habia acabado. Termino la cana. Entonces yo aun no sabia que aquella seria mi mas preciada cana. Hoy lo se. Era la cana de mi infancia, a la que no se podrian equiparar productos posteriores de fabricacion americana o japonesa. Amarro a ella el sedal, del que prendio un canon de ganso y un anzuelo. Despues anadio: --Junto a la isla suele haber percas solitarias. Ve alli, mequetrefe, y despeinales las grenas. Yo te espero aqui. Se acocho en un ovillo y Holan le puso la cabeza en el regazo. Alcance la isla por la vereda. Era algo antes del mediodia, el sol arreciaba. Enganche una lombriz y eche la cana. No picaba nada, tan solo las azuladas libelulas se posaban en los nenufares y en algun lugar remoto del recodo se daban un banquete, mascando, los bagres. El canon blanquecino flotaba sobre la superficie, inmovil como un barco blanco en calma chicha. Para mis adentros, le ice las velas y ordene al capitan que navegara, que lo remolcara por la superficie un pez multicolor. Pero el canon ni se inmuto, a mi se me cerraban los ojos y, solamente de vez en cuando, entreabria uno de ellos para comprobar si mi barquichuela blanca ya habia zarpado. De repente la veleta se sacudio, generandose a su alrededor un circulo. Una y otra vez, como si fueran senales procedentes de las insondables profundidades de las aguas. Alguien jugueteaba y hacia travesuras con el barquito, como si arrancaran el motor tirando de la correa. De modo que no era un velero, sino una lancha motora blanca. Entonces la veleta comenzo a encabritarse, haciendo el pino, patas arriba, como un ganso medio zambullido en el agua. Para entonces ya me habia aferrado a la cana con las manos crispadas. Seguro que era una de esas percas con melena que habitaban aquellos andurriales en soledad. Entretanto la veleta hizo !chof! y se esfumo. Sin embargo, se podia ver, bajo la superficie, que habia tomado rumbo a los nenufares. Frene. La cana se arqueo y yo senti por primera vez en mi vida el delicioso tironeo del pez. Tras un tira y afloja por ambas partes, emergio una hirsuta bocaza: se trataba de una perca, grande como un gorro rojo a cuadros pero de color aceitunado y con franjas transversales oscuras. Alzaba sus aletas rojizas como estandartes en la batalla y, por su joroba, se parecia a un toro. En vez de ojos tenia monedas doradas y sobre su dorso se erguia una lanza erizada. Aquello no era un pez, era un dragon, un paladin armado hasta los dientes con plumaje rojo en el casco. La arrastre hasta la hierba y me tendi sobre ella para que no huyera. Ambos eramos dos chavales peleones. Luego, victorioso, lo lleve hasta la balsadera. Me habia pinchado con su lanza, por lo que del dedo me manaba un reguerillo de sangre. Se me ocurrio que a partir de aquel dia el tio Prosek me querria tanto como a Jirka. Prosek, sentado en una banqueta, bebia vermut de cabra, leche, para depurar el alcohol. Me elogio: --Eres un hacha. Desollo la perca y clavo la cabeza en el porton del granero. Para que todos vieran que en Luh junto a Branov habia nacido otro pescador. Cogi un taburete para ordenar y me sente bajo el trofeo durante dias. Cuando pasaba alguien por la balsadera, yo carraspeaba y moqueaba para que se fijaran en la perca. Coseche una buena dosis de gloria. Vino hasta Dasa, la hija de Beda Peroutka. Me dio un beso en la mejilla y declaro: --Eres un verdadero machote. Una noche, sin embargo, mi trofeo desaparecio sin saber como. Es posible que se lo zampara la gata Andelka. Pero es mas probable que lo quitara del porton mi amado tio Prosek, quien, hasta el gorro de mi pavoneo, volvia a aborrecerme.

  • Inmemorian de Ismael Santiago Rubio

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    Ano 2093. Fisher Dantakis, presidente de Inmemorian, anuncia mediante una rueda de prensa a nivel mundial, que abarata los servicios de grabado y contacto con las consciencias de los que ya no estan. La vida de Marc cambia por completo cuando decide cargar la consciencia de su tio Sebastian en la domotica de su apartamento, y esta le confiesa que no fallecio de muerte natural, sino que fue asesinado.Con la ayuda de Ron Blake, un detective anclado en el pasado, investigaran el caso en una epoca donde la realidad virtual y la inteligencia artificial nos permiten viajar mas alla de la muerte.

  • El enigma del Salon Victoria de Antonio Puente Mayor

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    1899. Seis respetables caballeros despiertan una manana en el salon de un hotel tras una noche de francachela. Para su sorpresa, junto a ellos aparece el cadaver, desnudo y pintado de dorado, de una joven prostituta que habia intervenido en la fiesta.

  • Tras la muerte de don Juan de Sylvia Townsend Warner

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    “Tras la muerte de don Juan” aborda un tema espanol, la fi-
    ?gura de don Juan, a partir de la opera de Mozart, “Don Giovanni”, en el punto en que el autor del libreto, Lorenzo Da Ponte, dejo la historia: su muerte.
    Escrita al mismo tiempo en que la escritora estaba implicada en el apoyo a la Republica espanola, publicando articulos y relatos sobre la guerra, y realizando una intensa labor de activismo politico, puede considerarse, en palabras de su autora, “una parabola [?] o una alegoria [?] de la quimica politica de la guerra espanola, con el don Juan [?] convirtiendose en el fascista del texto”.

  • Relatos de amor para jueves con lluvia de Alfonso Reyes

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    El amor duele. A veces tanto, que abre puertas a la locura, a la muerte, incluso… al crimen.
    De amor, y solo de amor, tratan estos 13 relatos.

  • Para siempre contigo de Maria Ferrer Payeras

    https://gigalibros.com/para-siempre-contigo.html

    Un intenso y apasionado amor de verano en Mallorca no acabara como Amanda espera… pero la vuelta a la rutina le traera nuevas sorpresas.

  • Rosy & John (Un caso del comandante Camille Verhoeven 3) de Pierre Lemaitre

    https://gigalibros.com/rosy-038-john-un-caso-del-comandante-camille-verhoeven-3.html

    Despues de Irene y Alex, llega la tercera entrega de la serie del comisario Camille Verhoeben, por el autor ganador de un premio Goncourt, de dos Dagger Awards, del Premio de Novela Negra Europea y del Permio Best Novel Valencia Negra, con mas de medio millon de lectores.

  • Coleccion Seduciendo al Vampiro de Mercedes Franco

    https://gigalibros.com/coleccion-seduciendo-al-vampiro.html

    Libro 1

    Esta nueva serie paranormal de vampiros, te producira una intensa montana rusa de emociones que no vas a poder parar de leerla.

  • Un rey sin redencion (Principes 3) de Virginia Camacho

    https://gigalibros.com/un-rey-sin-redencion-principes-3.html

    Aidan Swafford, en apariencia, es un hombre feliz y despreocupado, un cantante mundialmente reconocido que lo tiene todo; a las mujeres, el dinero, un par de escandalos... Pero todos desconocen que vive preso de la mas profunda melancolia, y que esa sonrisa que a todos proyecta no es mas que una mascara para ocultar que poco a poco su esperanza se ha ido extinguiendo, que se ha ido quedando sin motivos.
    ?Que sera de el cuando al fin cumpla la promesa de vengar la muerte de sus padres? ?Sera el amor, el verdadero amor, el que lo traiga de vuelta a la luz?
    Tal vez este rey, como todos lo llaman, que se siente tan lleno de pecados, si tenga redencion.

  • Asuntos Internos de Pablo Ramirez Perona

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    En el paramo, una geografia cerrada, Dona Olga domina su negocio con mano de hierro. Cualquier esparcimiento cabe, cualquier asunto nutre el negocio.

  • Sirens 3 de Lena Valenti

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    Historia y mundo creado por Lena Valenti y Valen Bailon.

  • Alguien esta mintiendo de Karen M. Mcmanus

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    Todo el mundo tiene secretos, ?verdad? Pero, ?que serian capaces de hacer para protegerlos?

  • Besos al cielo de Hd Cruz

    https://gigalibros.com/besos-al-cielo.html

    Este es un libro que nace tanto para los que hemos perdido un hijo como para quienes aun los teneis a vuestro lado. Para los primeros porque encontraran entre sus paginas una ayuda inapreciable que llega de la mano de aquellos que hemos perdido un hijo, los que conocemos y “vivimos” con este inhumano dolor. Reflejada en sentimientos, pautas y formas de seguir “viviendo” despues de que dejen de estar a nuestro lado. Los que sois afortunados y no los habeis perdido, para que recordeis que la vida es efimera, que amar a los que les damos la vida debe de ser lo prioritario en sus vidas. Nada es comparable al amor ilimitado que les tenemos, y nada debe ser mas importante que ellos. Los que teneis amigos que han perdido un hijo, para saber como poder “ayudarles” de una forma leve, pero eficaz. Las posesiones materiales, el poder o una posicion privilegiada no llenan los huecos del corazon y aun menos los del alma. Sobre todo, cuando lo peor sucede. Testimonios envueltos y llenos de amor, y de un dolor inhumano, de los padres que expondran sus experiencias. Respuestas, sentimientos y experiencia despues de largos anos sin mi hijo, y publicaciones, poemas y un corazon roto entre las paginas de un libro.